Por Susanne Koelbl
Der Spiegel
Durante 40 años, James L. Jones sirvió en las Fuerzas Armadas antes de colgar su uniforme y convertirse en el asesor de seguridad nacional de Washington. Pero en el futuro, el Presidente estadounidense Barack Obama tendrá que arreglárselas sin su consejo experto: Jones renunció.
La decisión de Jones no constituyó una gran sorpresa, ya que el comandante de la OTAN ya había señalado su intención de dejar el puesto a fines de este año y sólo la adelantó algunas semanas. Y Obama ya anunció que será su vice, Tom Donilon, un civil opuesto al envío masivo de tropas a Afganistán, quien lo reemplace.
En una entrevista con Spiegel Online poco antes de su renuncia, Jones brindó un informe de avance sobre la guerra contra el terrorismo y explicó los próximos pasos importantes en la estrategia de Estados Unidos.
-Recientemente usted advirtió a los alemanes sobre una amenaza terrorista específica. ¿Cuán grave es?
-Al Qaeda podría estar ahora centrándose en Europa, aunque no en un lugar específico. Queríamos asegurar que nuestros gobiernos actúen en forma concertada y que nuestras poblaciones entiendan plenamente cuál es el nivel de amenaza que pensamos que hay. Lo que sabemos se considera información creíble.
-La principal fuente de esta advertencia es un miembro alemán de 36 años del radical Movimiento Islámico de Uzbekistán, Ahmed Sidiqqi, quien fue entrenado en Pakistán y ahora está bajo custodia estadounidense en Afganistán. ¿Por qué sigue siendo Pakistán el principal campo de cultivo del terrorismo?
-Hemos estado trabajando muy estrechamente con el gobierno paquistaní desde hace ya largo tiempo. En algunos casos, los paquistaníes han respondido bastante bien. Sus operaciones en el valle de Swat y en Waziristán del Sur, por ejemplo, fueron oportunas y muy efectivas. Al mismo tiempo, ha habido un mensaje muy constante de que Pakistán necesita hacer más en contra del terrorismo, especialmente cuando saben dónde está y cuando funcionarios tienen información sobre lo que están haciendo los terroristas. Para que los paquistaníes sean socios de largo plazo tienen que tomar un compromiso que le muestre al mundo que los observa que son serios respecto de las formas del terrorismo.
- Si la cooperación con el Ejército paquistaní fracasa, ¿hay una posibilidad de que Pakistán se convierta en el próximo blanco militar de Estados Unidos?
-Voy a asumir el punto de vista optimista de que las personas racionales hacen cosas racionales, y de que (con la ayuda de amigos y aliados y objetivos comunes) Pakistán evitará, u ojalá evitará, esa desafortunada eventualidad. Pero la esperanza no es una estrategia, de manera que tenemos que ser conscientes del hecho de que hay cosas que podrían pasar y que alterarían la relación si no somos cuidadosos.
-¿Por cuánto tiempo se necesitarán para la guerra en Afganistán las tropas internacionales de la OTAN?
-El Presidente Hamid Karzai afirmó en la conferencia de Londres que le gustaría estar en “pleno control” de todo su país para 2014, una meta a la que la comunidad internacional también adherirá. Esperamos ver el inicio de esa transición entre la cumbre de la OTAN de noviembre de este año en Lisboa y el próximo mes de julio. Pero debiera ser una transición con la que la comunidad mundial pueda estar cómoda y confiada, no sólo EEUU. Y que los afganos puedan ver que su ejército, su policía y sus instrumentos de gobernabilidad van gradualmente imponiéndose.
-¿No ha fracasado en gran medida la OTAN como una alianza eficaz en Afganistán?
-No pienso así; hay muchos países de la OTAN que han enviado allí sus soldados y recursos. Están haciendo mucho y el capítulo final todavía no se ha escrito. Debiéramos esperar y ver cómo funciona el período de transición. En lo que respecta al nuevo concepto estratégico de la OTAN (que será analizado en Lisboa en noviembre), si incluye una OTAN más proactiva en áreas donde Al Qaeda está haciendo avances, entonces consideraré que la OTAN del futuro es una alianza por el bien de nuestra seguridad colectiva.
-¿Entregará Estados Unidos sus bases militares en Afganistán y se retirará cuando hayan logrado sus objetivos?
-Tenemos toda la intención de honrar nuestro compromiso de largo plazo en Afganistán y también en Pakistán. No siempre tendremos 100.000 estadounidenses en terreno con equipo completo de combate como los tenemos hoy. Queremos que los afganos asuman la responsabilidad eventual, pero esto incluye programas económicos, programas de estabilidad y programas de gobernabilidad, todos de largo plazo.
-Aún así, vuestra presencia militar en la región ¿no es una provocación para países vecinos como China e Irán?
-Primero, interesa a todos los países que comparten una frontera con Afganistán que éste sea un estado razonablemente estable. En el caso de Rusia y China, apoyan nuestros esfuerzos. Hablamos bastante con China, están muy preocupados por Afganistán, por el tráfico de drogas, por ejemplo, que cruza sus fronteras. Pero yo pensaría que Irán, como otro ejemplo, también se beneficiaría de un Afganistán estable.
-Los estadounidenses siempre han visto a Afganistán como una guerra por necesidad. ¿Piensa usted que eso todavía es válido hoy?
-Si era válido entonces, es probablemente válido ahora. Hicimos el compromiso con el pueblo de Afganistán de que trataríamos de brindarles una mejor vida, un mejor futuro, una mejor oportunidad. Pero, al final del día, no podemos querer esas cosas más que los afganos mismos. Por lo que aquí hay una cierta dualidad de propósitos, donde ahora los afganos, después de casi 10 años, tienen que poder mostrar que también son capaces de ponerse a la altura y asumir mayores responsabilidades por su futuro.
-Viendo la situación global de seguridad de hoy, ¿ve ustedes mayores posibilidades para la paz o ve más guerras?
-Estamos viviendo un tiempo muy histórico y tuvimos un momento que definió un siglo...
- ...los ataques del 11 de septiembre.
-Ahora comprendemos mejor las diversas amenazas que enfrentamos: la amenaza del cambio climático, de nuestras fuentes energéticas, la amenaza que plantea el terrorismo, un mundo donde los que tienen y los que no tienen está más tajantemente definido que antes. Los países pobres se están esforzando por ascender al mundo globalizado y, creo yo, las naciones desarrolladas están comenzando a entender que, si no encaran seriamente sus asuntos, estos países podrían ser los Afganistanes y Pakistanes del futuro.
-¿Cuál es el enfoque de EEUU sobre este desafío?
-Pienso que en gran medida estamos en una encrucijada y que uno de los grandes desafíos es (dado que hay una China ascendente, así como otros países) de qué manera seguir competitivos y cómo nos reorganizamos para enfrentar las nuevas realidades. Necesitamos un espíritu de comunidad globalizado que posea un sentido coherente de cómo debiera ser el mundo en 20 años más. Si hacemos eso, nuestros hijos tendrán una mejor vida. Si lo hacemos mal, definitivamente no será divertido para ellos.
-Ustedes han emprendido acciones contra los operadores de la plataforma Internet WikiLeaks, el sitio web que divulgó documentos clasificados sobre la guerra en Afganistán, los que fueron analizados y publicados por medios como Spiegel, The New York Times y The Guardian. ¿De qué manera amenaza este sitio web a la seguridad nacional de EEUU?
- Sobreviviremos a esto, pero obviamente que para tener allí soluciones exitosas hay una necesidad de conservar por un tiempo secretos importantes. En muchos casos los secretos protegen vidas de personas que, de lo contrario, estarían en riesgo. Hay un momento y un lugar precisos para todas las cosas y éste no fue, por cierto, el momento o el lugar preciso para estas revelaciones; y ponen en riesgo las vidas de personas.
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