COLUMNA-OPINIÓN DEL EDITOR-KRADIARIO
LA DERROTA DE BACHELET EN EL PRIMER TIEMPO DEBE SERVIR PARA GANAR LA SEGUNDA PARTE DEL PARTIDO
Por Walter Krohne
La Presidenta Michelle Bachelet terminó el primer tiempo de
su Gobierno con una derrota importante que la ha obligado a cambiar o enrocar a
una serie de “jugadores” de su equipo, en el marco de los preparativos para comenzar
una segunda fracción. A pesar de la mencionada falta
de liderazgo, se ha podido apreciar en estos días que no todo lo ocurrido es su
culpa. Hubo de todo: déficit de buenos
consejos y de advertencias en momentos de peligro inminente, especialmente frente al tema de la probidad.
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Faltó la iniciativa esperada del equipo político, los
ministros más cercanos. Hubo mucho abuso frente a la clara mayoría parlamentaria de la coalición, intentando La
Moneda de imponer proyectos de Ley, mal
redactados y confusos, en el marco de una posición demasiado izquierdista o populista cuando Chile muestra
la existencia de una manifiesta tendencia democrática y más cercana a una socialdemocracia, muy lejos de la izquierda extrema, del comunismo o de la derecha fascista.
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Por esta causa comenzó así a desarrollarse rápidamente después de marzo
de 2014 un clima de inseguridad y de falta de credibilidad que se expandió
rápidamente en todo el país, como lo demostraron las encuestas, llegando el
momento en que el clima político global no daba ni el alto ni el ancho. Los
chilenos han demostrado que quieren reformas pero reformas moderadas sin profundos cambios
estructurales.
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Bajo este clima el pueblo de Chile ha sufrido en los últimos
meses las consecuencias por el empeoramiento de la situación económica con una proyección de crecimiento de un 2,7% (según el
último informe de hoy del Banco Central), un encarecimiento del costo de vida y
la baja en la creación de puestos de trabajo, que es la herramienta base en un
sistema neoliberal para disminuir la desigualdad, además de ser una de las
promesas fundamentales planteadas por la Presidenta Bachelet en su programa de
Gobierno.
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Pero lo más grave ha sido el verdadero desprecio a la
probidad que ha dominado el escenario político y que afecta a sectores parlamentarios,
a los partidos, a empresas privadas, a las instituciones estatales y a
funcionarios de Gobierno. El país entero se ha vuelto “poco confiable o no
creíble”, lo que ocurre igualmente con la figura de la Presidenta.
La guinda de
la torta fue el caso Caval en el que está comprometido el hijo mayor de la
Presidenta Sebastián Dávalos. Según la ex jefa de Gabinete del renunciado Sebastián Dávalos a la Dirección del Área
Sociocultural de la Presidencia, Erika
Silva, las consecuencias públicas producidas por el negocio inmobiliario de Natalia Campagnon, esposa de Dávalos, y otros personeros,
se
produjeron debido a una reacción tardía de parte de las autoridades que
en febrero permanecían en La Moneda. La misma Presidenta reconoció en una
entrevista de televisión que “fui aconsejada a no regresar a Santiago desde
Caburgua”, donde ella se encontraba de vacaciones en el momento de estallar el escándalo de su hijo.
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Todo esto parece ser parte de un reality show o una teleserie que no lo fue. La cruda
realidad se vivió en la misma Moneda, cayendo una a una las figuras que
acompañaron por muchos años a la Mandataria tras haber formado un afiatado
equipo con al menos diez años de trabajo conjunto:
Rodrigo Peñailillo, Álvaro Elizalde y el ministro de Haciendo Alberto Arenas.
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Sin embargo, se supone que ahora las cosas tendrían que
cambiar tras el nombramiento de un nuevo
cuadro de funcionarios que acompañarán por
tiempo indeterminado a la Presidenta en su difícil gestión
gubernamental. Hay ya algunas críticas en torno a los nuevos nombramientos ministeriales,
que ya se escuchan en los pasillos del Palacio:
- Las vinculaciones del nuevo ministro secretario de la Presidencia, el PPD Jorge Insunza, con la empresa de Enrique Correa en Imaginaccion en 2011 donde trabajo como lobbista. El principal negocio de esta empresa está enfocado a influir o a hacer lobby en la tramitación de algunos proyectos de ley para favorecer a algunos de sus clientes. Justamente el papel del nuevo ministro en el Gobierno será el de nexo entre La Moneda y el Congreso. Algunos críticos temen que pueda existir algún tipo de influencia externa que afecten u obstaculicen sus tareas.
- Al nuevo ministro de Desarrollo Social, el comunista Marcos Barraza, se le vincula con la bancarrota originada por el Partido Comunista en la Universiodad Arcis.
- A José Antonio Gómez como flamante ministro de Defensa, se le crítica por sus dichos en el 2013 favorables a una solución desde Chile a la mediterraneidad boliviana.
- La Presidenta de la FECH, Valentina Saavedra, calificó de “una mala señal” el que el ministro Nicolás Eyzaguirre continúe en Educación. Dijo que la confirmación del titular de Educación en la cartera demuestra que la Presidenta Michelle Bachelet “ha decidido no escuchar a los estudiantes y profesores y eso refuerza la necesidad de salir a marchar a las calles".
Desde luego que todo esto está inserto en un cuadro
de excesivo dramatismo. Lo importante es que la Presidenta tiene ahora la
oportunidad de continuar con su programa de Gobierno en un ambiente más cómodo, distendido y dialogante, como ya lo ha declarado el DC Jorge Burgos tras asumir
la cartera del Interior. Lo mismo ocurriría
con el flamante ministro de Hacienda Rodrigo Valdés quien es considerado “una persona de gran capacidad, que cuenta con las condiciones
para cumplir la tarea que viene”, como afirmó el senador DC Andrés Zaldívar, y
que se le conoce como personero que generará niveles de acuerdo y
reconocimiento distintos, y que al mismo tiempo ha dado señales de "un cambio de énfasis”, como opinó el
diputado Pepe Auth.
El problema son los temas que se ha impuesto la Presidenta: Reforma Laboral, reforma educacional, aborto terapéutico y una nueva Constitución. Todos parecen no llegarle a fondo a la gente que preferiría asegurarse la agenda de la probidad, un avance concreto en la solución del problema de la criminalidad, una profunda reforma de la salud, una solución al problema del transporte público de Santiago, una reforma por etapas de la educación, un mejoramiento de las pensiones, un control de precios especialmente en el sector alimentos, mayor protección a la Tercera Edad y también un control de precios de los medicamentos que hoy el chileno debe comprar un 40% más barato en la vecina ciudad argentina de Mendoza. ¡Es una cuestión de prioridades!
Estimado,
ResponderBorrarDespués de lo excelentemente expuesto, me entra la duda si la sra. Bachelet vaya a "ganar el segundo tiempo", tiene demasiada presión de los partidos que ni aunque tenga la mayor disposición, logrará hacer los cambios sola.
atte ... El Seguidor del Gurú