POPULISMO-KRADIARIO
URGE UN ACUERDO REALISTA, AUNQUE SEA MODESTO
Cuando la ex candidata presidencial Evelyn Matthei descargó
sus fuegos contra las fiscalías y el poder judicial, culminó una insólita
arremetida contra los tres poderes tradicionales. Respecto del Poder Judicial,
Evelyn Matthei aseguró que no le tenía confianza. Aunque los antecedentes que
esgrimió no han sido probados, fueron suficientes para muchos chilenos que han
visto desmoronarse los restantes poderes tradicionales: el Legislativo por el
financiamiento “trucho” de las campañas y el Ejecutivo por el negociado de
Caval, descrito como “doloroso” por la Presidenta Bachelet.
Hoy día, como nunca antes, todo está manchado por el signo
de la desconfianza. A partir del Festival de la Canción de Viña del Mar, los
políticos se han convertido en el plato principal de los humoristas. El paso
siguiente era, obviamente, la televisión y “Vértigo”, de canal 13, dejó que
Yerko Puchento abriera las compuertas al escarnio.
Aunque no a todos nos gusten los excesos en el lenguaje, es
evidente que los humoristas han sabido captar el estado de ánimo generalizado.
La pregunta que brota de inmediato es: ¿Y ahora, qué?
Cada vez más se asoma el temor al surgimiento de un líder
populista, es decir, irresponsable por naturaleza. Ya ocurrió en Chile en el
pasado, pero el panorama que ofrecen hoy los países del vecindario es
preocupante por la facilidad con que se acogen las ofertas demagógicas. También
hay signos negativos en todo el mundo, pero la mayoría de las democracias más
consolidadas de Europa han superado con éxito sus crisis. Sin embargo, Rusia,
una nación de escasa cultura democrática, nos muestra la consolidación de un
poder unipersonal que a veces cobra la vida de quienes se oponen con demasiada
fuerza.
Cuando todas las instituciones- los empresarios, las
iglesias, los políticos y la mayoría de las instituciones- están
justificadamente bajo ataque, se plantea una vez más la interrogante de qué nos
espera o, si se prefiere, cómo saldremos de esta compleja coyuntura.
Mientras un sector –liderado hoy por Evelyn Matthei- se
solaza en la denuncia exagerada hasta la caricatura, hay quienes creemos que lo
que corresponde es despejar el terreno y concordar un nuevo proyecto país,
sustentado en bases éticas sólidas.
No debería ser difícil ponerse de acuerdo. Cada candidato,
en su momento, ha esbozado sus ideales y aunque obviamente hay diferencias,
predominan el sentido común y el patriotismo clásico.
Tal vez ha llegado la hora de hacer frente a los grandes
desafíos y consolidar un proyecto de consenso aunque sea modesto.
Es urgente.
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