POLÍTICA-ESTADO-OPINIÓN-KRADIARIO
CRISIS DE DOMINACIÓN
OLIGÁRQUICA Y ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Por Rafael Luis Gumucio Rivas

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La
historia, lo sabemos, no se repite: la teoría circular del “eterno retorno” es
sólo una posición filosófica, sin ninguna prueba que la avale en los hechos,
sin embargo, se pueden comparar procesos político-sociales que, en fondo,
tienen una textura histórica similar, por ejemplo, la Constitución de 1925
surge del quiebre de dominación oligárquica que había comenzado en el
Centenario de la república, y que se radicalizó en 1920, con la candidatura a
la presidencia de Arturo Alessandri Palma. No es casualidad el que los
militares revolucionarios de 1925 hubieran visualizado la Asamblea
Constituyente, pero la astucia de Alessandri y la espada del inspector del
ejército, Mariano Navarrete, lograron burlar este ideal democrático mediante el
ardid de proponer un texto constitucional, redactado por el propio Presidente,
para ser plebiscitado.
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Pienso,
basándome en este precedente histórico, que la forma para lograr que un
plebiscito permita convocar a una Asamblea Constituyente exige, necesariamente,
una radicalización de la crisis de dominación oligárquica que, a mi modo de
ver, hasta ahora se expresa de manera larvaria por una fuerte desconfianza en
las instituciones del Estado - Parlamento, Ejecutivo, partidos políticos, poder
judicial e, incluso, la iglesia católica, preferencialmente – y en el sistema
electoral – considérese que hoy la Presidenta representa el 20% del universo
electoral y los parlamentarios apenas el 8%; si estos datos no representan una
crisis de representación y legitimidad, no hay donde perderse.
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En
un artículo anterior traté de caracterizar el quiebre político actual en Chile
como el paso de una monarquía oligárquica a lo que se podría llamar “una
república virtuosa”: todos los grandes procesos de quiebre conllevan una ética
que, en caso de las movilizaciones sociales, que se radicalizaron en 2011,
especialmente las estudiantiles, regionales y ecológicas, contienen un fuerte
fundamento de la ética de la convicción weberiana. Principios como “educación gratuita, pública,
laica y universal, derecho inalienable a la salud y a una vivienda digna vienen
a constituir las ideas-fuerza que relacionan la tradición republicana y el
cambio. Estas características explican la convocatoria y masividad de estas
manifestaciones ciudadanas, de ahí que la calle se convierta en el actor
fundamental del cambio político.
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En
nuestro país, la república murió en 1973 y, lo que vino a partir de esa fecha
fue una monarquía oligárquica, con dos modalidades: dictadura autoritaria y
democracia duopólica, al fin y al cabo quien termina mandando es el finado
Jaime Guzmán con sus famosas trampas, candados y “jaulas de hierro”, tan bien
descritas por el cientista político y constitucionalista Fernando Atria.
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Creo
que al definir la Constituyente como una refundación republicana de Chile, que
recupere y supere la larga lucha del laicismo y el Estado docente, de los
ideales de “pan, techo y abrigo”, y “gobernar es educar”, de Pedro Aguirre
Cerda y, en la actualidad, de reemplazar una sociedad absolutista de mercado
por una sociedad de derechos y participación popular, es lo que da sentido
ético y moral a lucha por la Asamblea Constituyente.
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