SÍNODO
Coordinados por el otrora poderoso cardenal Sodano y el alemán Müller
Coordinados por el otrora poderoso cardenal Sodano y el alemán Müller
Los conservadores se alinean para frenar el Sínodo
Defienden posturas apegadas más a la doctrina que al
principio de la misericordia
Por José Manuel Vidal
Es indiscutible que impactó la fuerza de la palabra
evangélica al inicio del Sínodo de la Familia en Roma con participación del Papa Francisco, cardenales y obispos de todo el mundo y a modo de intercambiar
experiencia, un matrimonio australiano que lleva 57 años juntos, expuso sobre
los secretos para tener una relación unida.
"Esa atracción que sentimos primero y continuamos
teniendo, la fuerza de unión entre nosotros era básicamente sexual. Las
pequeñas cosas que hicimos uno para el otro, las notas de amor y las llamadas
telefónicas, la forma en que planeamos nuestro día alrededor de la otra y las
cosas que compartimos eran expresiones exteriores de nuestro anhelo de tener
intimidad con otros", detallaron Ron y Mavis Pirola.
La mayoría de los padres
sinodales e invitados quedaron gratamente sorprendidos tanto por la homilía de
inauguración del Papa Francisco cuando señala, por ejemplo, “no frustrar el
sueño de Dios”, como por la contundente alocución del relator general del
Sínodo, cardenal Peter Ërdo.
También ha sido gratificante escuchar intervenciones en la
línea de lo ya expresado por el Papa en temas relativos a la Familia y sus
dificultades en este nuevo siglo y los apoyos a uno de los puntos cruciales
cual es la realidad eclesial de los separados y vueltos a casar. Ya se escuchó
en el aula sinodal una palabra de avanzada y libre expuesta por el P. Adolfo
Nicolás, general de los jesuitas: «Puede
haber más amor cristiano en una unión canónicamente irregular que en una pareja
casada por la Iglesia».
Considerando que hay un buen ambiente de escucha y de
esfuerzo por expresar con libertad los diversos puntos de vista sobre
cuestiones que afectan directamente a las familias, no se puede dejar fuera de
lo que acontece hoy en Roma, un punto de quiebre que existe y que en cualquier
momento puede aflorar con inusitada fuerza y no poca coordinación extra e intra
sala sinodal. Es la voz del sector más conservador de la Iglesia que tiene, todavía,
un buen margen de acción para frenar algunas importantes decisiones que sí
quiere una mayoría de obispos participantes en sintonía con el pueblo de Dios
esparcido por todo el mundo.
Voces autorizadas y conocedoras, por años, de la compleja
estructura vaticana conservadora y sus nexos con prelados hoy fuera del
circuito sinodal, coinciden en que estas voces emergerán en momentos clave de
las resoluciones o acuerdos finales del Sínodo. Además, es correcto decir que
no se han cerrado del todo las heridas que han dejado los diversos
enfrentamientos entre sectores curiales durante todo el tiempo del cardenal
Ratzinger en el trono de Pedro y que, detonaron, finalmente su dramática
dimisión al papado.
Teniendo en cuenta que no participan del Sínodo cardenales marcadamente
conservadores y que por esta razón miran con distancia, por ejemplo, la
exhortación Evangelii gaudium, como es el caso de Tarcisio Bertone, Giovanni
Battista Re, Camilo Ruini, Stanislaw Dziwisz, Julián Herranz, Antonio Rouco,
Giacomo Biffi, Juan Luis Cipriani y otros, su palabra e influencia sí tienen
cierto eco hoy en diversas instancias vaticanas afines a continuar con un
moralismo duro y desafiante.
Despejando el factor externo del Sínodo, nos encontramos con
una serie de nombres que sí están en pleno ejercicio en diferentes círculos de
poder del vaticano. Son estos personajes los que coordinados por el otrora
poderoso cardenal Angelo Sodano, hoy se
aprestan a dar una batalla al interior del Sínodo, defendiendo posturas
apegadas rígidamente más a la doctrina que al principio de la misericordia
pedido por el propio líder mundial de la Iglesia Católica que es Francisco.
Tal es así que influyentes cardenales como Gerhard Ludwig
Müller, que acaba de conceder tribuna mediática al obispo Bernard Fellay de
la Fraternidad S. Pío X en que critica abiertamente al cardenal Walter Kasper
por su postura de comprensión evangélica respecto a la comunión para los
separados y vueltos a casar, se suman los nombres de Raymond Leo Burke, George Pell, André Leonard de Bruselas, Carlo
Cafarra de Bolonia, Velasio de Paolis, Walter,
Brandmüller y obispos como George
Ganswein, Celso Morga Iruzubieta, Jaime Silva, Carlos Aguiar (Celam) y más de
algún otro latinoamericano. Todos, apuestan a que no puede pasar el capítulo
“divorciados vueltos a casar” y, bajo ninguna circunstancia, otro punto crucial
y meditado largamente por el Papa Francisco; la revisión del celibato
obligatorio por una decisión, en conciencia, opcional…¿Podrá más el poder de la
estructura que la misericordia?
Esa pregunta tendrá respuesta la próxima semana cuando vaya
concluyendo este Sínodo que pretende ser una luz de esperanza para millones de
católicos y personas de buena voluntad que sí buscan y creen en la
transparencia y verdad del Evangelio de Jesús, pero toman distancia ante las
reiteradas muestras de una Iglesia más castigadora que misionera y que debe
estar al servicio de una auténtica pastoral no excluyente y sin fronteras
restrictivas.
“El sueño de Dios
siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos
«frustrar» el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El
Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar
generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad…”. (Papa Francisco -
Homilía en inauguración del Sínodo de la Familia).
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