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lunes, 20 de octubre de 2014

RELACIONES EXTERIORES

LA POLÉMICA ENTREVISTA DEL EMBAJADOR

Por Walter Krohne

El caso del embajador chileno en Uruguay, Eduardo Contreras, quien tuvo expresiones poco diplomáticas en una entrevista periodística, comprometiendo al Gobierno en sus relaciones internas de la Nueva Mayoría, especialmente con la DC, y también frente a la oposición, terminó de la peor forma posible.
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Por primera vez en muchos años un caso como este se resuelve con una simpleza increible bastando solamente  con una declaración pública del afectado quien reconoció haber cometido un grave error, para que su historial como diplomático quedara  en cero y libre de faltas  y pudiera comenzar de nuevo; en otras palabras "borrón y cuenta nueva".

¿Tan simple era este caso como para optar por una solución también simple?

En hechos similares, a diplomáticos como Contreras se les pidió de inmediato la renuncia o de ellos mismos surgió la buena idea de renunciar sin más al cargo, especialmente porque con su actitud estaban comprometiendo más de lo necesario al gobierno de turno.

El último de ellos fue muy similar al de Contreras, Miguel Otero, también como consecuencia de una entrevista periodística (en el diario Clarín de Buenos Aires) cuando era embajador de Chile en Argentina en 2010. Sus polémicas declaraciones sobre temas sensibles fueron en esa ocasión sobre el gobierno militar al decir que "la mayor parte de Chile no sintió la dictadura. Al contrario, se sintió aliviada", agregando que "ante usted no podía comprar nada importado, tenía que pagar lo que se producía en Chile, caro y malo. De la noche a la mañana usted empezó a encontrar lo que no había. Ganó el pueblo", dijo Otero. Presentó su renuncia de inmediato. 
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Sin embargo, en el caso de Eduardo Contreras no se le pidió la renuncia ni tampoco él manifestó intenciones de hacerlo. Prefirió hasta "humillarse" ante Chile al ser obligado a dar explicaciones públicas; incomodó seriamente a la Presidenta y al canciller Heraldo Muñoz, un destacado y reconocido internacionalista; y originó una polémica política que no terminó con la decisión de la Presidenta de mantenerlo en el cargo, sino que continuará al menos toda esta semana. El y Muñoz han sido ya citados a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados mañana para que entreguen toda la información sobre lo sucedido en el tenso último fin de semana. Para más remate volverá a Uruguay como un embajador desacreditado por sus dichos. Allá dijo que no había dado la entrevista, que lo habían tergiversado y el medio La Diaria tuvo que salir a desmentirlo… Él ya está en una situación mala como representante del Estado de Chile ante el pueblo de Uruguay, como dijo el senador Jorge Pizarro.

Todo indica que en esto la Presidente Michelle Bachellet fue mal aconsejada o ella no vio las consecuencias que este caso puede llegar a tener, especialmente cuando asegura que las “instituciones funcionan” quedando demostrado ahora que esta afirmación está lejos de ser verdadera en Chile, porque tampoco los funcionarios funcionan. Ha quedado sentado un pésimo precedente que puede arrastrar a muchos otros embajadores o funcionarios del Estado que no cumplen con su labor eficientemente o “meten la pata”, como es el caso que abordamos, y que seguramente van a poder seguir ejerciendo sus funciones al recibir un “perdonazo” de la primera autoridad del país por razones personales o, en este caso, se supone que fue para no afectar las relaciones con el Partido Comunista.

Entre los puntos más graves  en la declaración del embajador en la entrevista al medio “La Diaria” de Montevideo, el  representante de Chile señaló abiertamente que detrás de los ataques con bombas ocurridos recientemente en Chile estaba la "derecha empresarial" y la ultraderecha o que  "no era igual la relación Partido Comunista-Democracia Cristiana en Uruguay que en Chile. Entre otras cosas, porque la directiva demócrata cristiana de 1973 apoyó el golpe. Eso es algo que pesa mucho en la sociedad chilena, aunque es cierto que con posterioridad estos mismos dirigentes lucharon contra la dictadura". 
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Pero más grave aún fue la explicación del embajador para soslayar las críticas cuando dijo que “ingenuamente pensé que se trataba de una conversación preliminar e informal con la periodista del medio para más adelante tener una entrevista más formal. No era así y por ello pido disculpas". Antes la periodista de La Diaria que lo entrevistó ya había desmentido esta versión de Contreras.
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No cabe la menor duda que aquí hubo presiones abiertas de los comunistas y de otros sectores de Nueva Mayoría para que se mantuviera a Contreras en el cargo lo que finalmente se logró. Esto no le hace bien al país y permite reflotar otra vez la idea que los embajadores deben ser de carrera y  sin pertenencia a partido político alguno para representar solamente y en la forma más eficiente los intereses de Chile en el exterior. Sin embargo, a pesar de todo lo que se ha hablado y escrito en esta materia, a los "amiguitos" de siempre no se les puede dejar sin un cargo representativo importante para agradecerle favores  políticos. 

Sin embargo el presidente del PC diputado Guillermo Teillier, declaró ayer en el programa de TVN Estado Nacional que "estamos satisfechos con la decisión. En realidad nosotros dejamos en manos de la Presidenta y del canciller la resolución sobre el tema, no fuimos en ningún momento a pedirle a ninguna autoridad que lo mantuvieran. aunque una destitución les parecía exagerada".

Quizá la declaración más clara, franca y que refleja un interés real por el país fue la de la Presidenta del Senado Isabel Allende: "En lo personal hubiera preferido que hubiera renunciado, que le hubiera nacido a él, pero respeto la decisión de la Presidenta, nunca más un embajador puede hablar de la forma en que aquí ocurrió. Ojalá que esta medida no deje precedentes".

Una encuesta de Chilevisión del programa Tolerancia Cero dio anoche como resultado que un 89% de los televidentes participantes estaba en  desacuerdo con la decisión presidencial de confirmr al embajador en su cargo.

1 comentario:

  1. Eduardo Contreras, como persona o como político puede comentar y decir lo que quiera, pero como diplomático, como representante del Gobierno de Chile en un país amigo, no puede darse el lujo de hacer declaraciones con tanta ligereza a un medio de comunicación. Ya es mayorcito para dárselas de "ingenuo" y echarle la culpa a la periodista que lo entrevistó. Debería tener la decencia de renunciar.

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