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viernes, 17 de octubre de 2014

Música de fin de semana 


INVITACIÓN A LA MEJOR MÚSICA DEL MUNDO
Por Yuri Henríquez

Estamos ofreciendo una selección en dos discos compactos que contiene un grupo seleccionado de gratas melodías de varios de los más grandes compositores de todos los tiempos. Nos impulsa el entusiasta deseo de motivar a los lectores para que tengan un  dichoso reencuentro con la música clásica.
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Entrégese con el alma abierta y confiada, pues en ella hallará un mensaje de alegría, de serenidad y de plenitud espiritual.
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Se denominan “clásicas”, en su sentido más puro, las creaciones que se distinguen por su profundidad de contenido y su esplendor formal. Como puede apreciar, esos son los atributos que han hecho que las producciones de los músicos célebres ocupen un lugar fundamental en la historia cultural de la humanidad.
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En esta aproximación al universo de la gran música hemos dado preferencia a un repertorio caracterizado por el predominio de bellas y originales melodías, y, además, orquestado o en versión, al menos, de grupos instrumentales, dejando para una opción futura la de conformar un programa exclusivamente de solistas (pianista, violinistas, etc.).
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Se abre esta selección con el brillante, señorial y jubiloso primer movimiento de Eine kleine Nachtmusik de Mozart (literalmente, “una pequeña música nocturna”, es decir una serenata), obra da camera, o sea para un pequeño grupo instrumental,  que en aquellos tiempos se concebía  para ser interpretada en salones privados ante un reducido público elegante y culto. Pertenece a la etapa más madura del autor (KV, o sea Köchel Verzeichnis, ‘catálogo de Köchel’, Nº 525).
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¡Qué fácil, qué grato es escuchar la música de Mozart! Grande entre los grandes, el travieso muchacho que ya a los 4 años de edad, como jugando, improvisaba al piano pequeñas joyas nunca antes imaginadas en un infante, fue el más mimado y el más amado de todos los compositores, durante su corta vida y después, por siempre, por todos los seres humanos.
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Pero no nos es posible, en este breve comentario, analizar en detalle todas las obras del álbum. Lo ideal sería hacer una descripción del contexto histórico y biográfico de donde provienen, para permitir una comprensión mucho más profunda del mensaje musical y del mundo en que se originaron. Eso  no impide que cada uno de nosotros se adentre por su cuenta en ese universo, fuente inagotable de goce estético y de reencuentro con el acervo cultural del que somos herederos.
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Las selecciones, en su gran mayoría, han sido extraídas de producciones de mayor envergadura (conciertos, suites, óperas). Notables excepciones son, por ejemplo, el “Romance Nº2” opus 50 de Beethoven y la pieza denominada “introducción y rondó caprichoso” de Saint-Saëns, ambas magistrales en su género, para violín y orquesta, constante cada  una de un solo movimiento. Caso diferente es el del tema denominado “La trucha”, en su origen cuarto movimiento de un quinteto de Schubert, que debe su título al hecho de que el famoso autor vienés lo usó para crear una de sus canciones más famosas, con letra del poeta “casi homónimo”, Schubart.
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En el presente programa hallarás los más diversos estilos musicales para que te solaces en la apreciación de numerosas formas interpretativas, melódicas, armónicas, etc.. Ejemplo de una genial orquestación se halla en “La mañana” de Grieg. El músico noruego logra una riqueza asombrosa de delicados tonos y matices para ilustrar el tema como si fuera un hermoso cuadro.
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En contraposición, la “Cabalgata de la Valquiria” de Wagner, también descriptiva, es una pieza de inusitada fuerza,  realmente arrolladora, en que todo es grandioso, empezando por una orquesta compuesta por más de 100 músicos. Como es costumbre en Wagner, el colorido armónico que el temperamental autor logra con las cuerdas sigue siendo una de sus “marcas de fábrica”. Otra orquestación magnífica en el género descriptivo es la del compositor checo Smetana en “El (río) Moldava”, que forma parte de su suite “Mi patria”.
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Del gran Beethoven se incluye además el tercer movimiento de su concierto de piano Nº 3. Obra maciza como toda su creación, contiene los usuales rasgos de la simbiosis clasicismo-romanticismo que la caracterizan. Este hombre huraño y solitario, que impregnó su producción musical de una fuerza épica en su lucha por vencer al Destino, tuvo el mérito de llevar a una altura desconocida hasta entonces su voz de rebelión y autodeterminación, superando los marcos arquitectónicos, netamente clásicos, heredados de un Bach, un Haendel, un  Vivaldi, un Haydn, Tal vez Mozart (a quien Beethoven y Schubert mucho admiraron) haya sido el nexo para que ello ocurriera, porque el joven Wolfgang, con maestría incomparable,  comenzó creando piezas cortesanas, formales y elegantes, necesarias para su subsistencia, al tiempo que fraguaba creaciones mucho más personales, de peso creciente, como Die Zauberflöte, “La flauta mágica”, y sus últimas sinfonías, hasta llegar al monumental Réquiem que marcó su paso a la eternidad.

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