3-12-2013-KRADIARIO-Nº881
CUIDADO CON LAS FALSAS PROMESAS QUE DESATAN LA IRA CIUDADANA
Por Walter Krohne
El futuro de Chile se ve difícil, gane quien gane. Anoche la
candidata presidencial de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, admitió en una entrevista con Canal 13 que
los compromisos que hacen los candidatos como ella “no siempre se pueden cumplir a cabalidad” porque
a raíz del binominal muchas veces no son
elegidos todos (los parlamentarios) que
la gente quiere, aunque debe reconocerse que en esta pasada electoral de la primera vuelta la coalición de
centroizquierda se vio muy favorecida
con varios doblajes, especialmente de diputados.
En estas condiciones, la candidata y ex presidenta tendría asegurada la aprobación de dos de sus
tres reformas substanciales como son la educacional y la tributaria, por contar
con una mayoría tanto en el Senado como en la Cámara y para las cuales le basta solamente una
mayoría simple.
.
Aparte de esto están las reformas constitucionales o una Carta
Fundamental completamente nueva y para la cual “no tengo esta mayoría”, dijo tajantemente, ya que en la Cámara necesitaría 80 diputados para este tipo de acuerdos y
sólo tiene 68; y en el Senado requiere de 25 y solo cuenta con 21.
.
Es decir, bajo estas condiciones tendría dificultades serias
para reformar la Constitución como se
desprende de lo que ella explicó anoche, porque a través del sistema
institucional como el actual con las
fuertes presiones de la derecha, especialmente la conservadora UDI, le sería
muy difícil llegar a buen puerto. El camino más viable que le quedaría a Bachelet sería la Asamblea Constituyente, que el actual
oficialismo lo define como “un veneno” que podría arrastrar a la sociedad chilena poco
menos que a una “dictadura socialista o comunista”.
.
Esta visión se aparta naturalmente de toda realidad, al menos
en el caso de Chile, que indudablemente puede ser un país en crisis desde el punto de
vista de la desigualdad económica y social o desde la educacional, pero no así en cuanto a la solidez de sus
instituciones estatales y políticas que no permitirían sistemas como los
aplicados en otros países sudamericanos o caribeños, donde prácticamente el
poder está en un solo partido como es el
caso del Partido Socialista Unido de Venezuela,
y que además han tenido desarrollos históricos completamente diferentes
al chileno. Chile es una democracia con muchas fallas, pero una democracia al fin de cuentas con un amplio abanico de partidos que van de la extrema izquierda a la extrema derecha.
La Asamblea Constituyente parece ser la vía más clara y acertada para realizar una
reforma constitucional integral. Esto
porque en una instancia como esta tendrían o podrían estar representados, así
por lo menos se espera, todos los sectores de la sociedad chilena que
expondrían sus propios problemas frente a la Constitución, lo que sería
imposible llevar a cabo a través de la actual institucionalidad parlamentaria.
.
Hay que diferenciar entre una Constitución totalmente nueva
que reemplace a la de Pinochet de 1980 o un esfuerzo solamente reformista de la
Carta Fundamental, al estilo del que hizo el Presidente Ricardo Lagos Escobar en
2005, que dejaría una larga estela de frustración
después de todo lo que ha ofrecido la candidata.
.
Chile además, y es su actual realidad y también su destino,
debe luchar contra la desafección política que esta democracia ha ido
desarrollando con el tiempo apoyado en un sistema electoral binominal que aparece como lo más antidemocrático que se
haya inventado. Hasta ahora hemos tenido
la más grande de las sorpresas y desilusiones con este sistema que debe ser “abolido”
lo antes posible y si no se hace es por culpa de los políticos de siempre, los
mismos que acompañan a Bachelet como
parlamentarios y que no fueron a votar a la Cámara para eliminar el binominal de una vez por todas cuando era el momento de
hacerlo hace un par de semanas. ¡Horror!
.
La desafección de los ciudadanos hacia la política no es un
fenómeno nuevo, pero si es nuevo el
cariz que toma en la actualidad. El indicador más claro es justamente el de la creciente
abstención que se registra en las elecciones.
.
Si los ciudadanos no van a sufragar en la segunda vuelta puede pasar cualquier cosa
electoralmente hablando, pero si concurren a las urnas y Bachelet gana y luego no
cumple con los cambios prometidos y menos sus políticos, puede vislumbrarse desde ya un verdadero desastre nacional ,
porque el pueblo puede ser muy pasivo cuando tiene aún esperanzas, pero cuando
las pierde o se siente engañado puede convertirse en un verdadero energúmeno.
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