¡CÓMO NOS HAN METIDO EL DEDO EN LA BOCA!
Por Walter Krohne
A medida que los años pasan van quedando al descubierto graves errores cometidos por los Gobiernos anteriores. Son lastres que nos van complicando la vida como fueron las reformas políticas y la implantación de un modelo económico completamente injustos decididos unilateralmente por la dictadura conjuntamente con algunos civiles “avivados” que les sirvieron a los militares de “asesores”. Nunca hubo ningún tipo de consulta seria a los chilenos que simplemente no fueron tomados en cuenta. Claro está que esa era una época dura donde los modelos se ordenaban desde arriba y nadie podía chistar.
Pero aparte de esos tiempos de horrores reales, lo más horroroso es que hechos semejantes hayan ocurrido también en democracia con temas que hoy nos conducen a meditar y profundizar sobre los políticos y encontramos finalmente la explicación del por qué la política es rechazada como también sus representantes en un país que tiene una historia "politiquera" por excelencia.
En las últimas semanas hemos conocido con sorpresa mayores detalles de decisiones tomadas por gobiernos concertacionistas que, en vez de facilitarnos la vida, nos la han complicado. Las últimas fiestas patrias dejaron a la vista uno de alto calibre, por decir lo menos, como son los contratos draconianos que se firmaron con las empresas concesionarias de autopistas. Resulta que estas concesionarias, que ganan dinero a destajo, pueden permitirle a sus ejecutivos vivir como “príncipes orientales” porque no tienen casi obligaciones, pero si muchos derechos.
En dos puntos ha quedado claro que algo huele mal en la gestión de dichos contratos, porque hoy sabemos que estas empresas, en caso de una congestión casi “catastrófica” como la ocurrida el 15 de septiembre, no tienen obligación de levantar las barreras para dejar pasar sin cobro a los vehículos, aunque si deben hacerlo cuando el Ministerio de Obras Públicas se los exija, claro que con una condición y riesgo para el Estado como puede ser una demanda millonaria para cobrar subidas indemnizaciones. En otras palabras, en la cosa práctica, no hay subida de barreras como existe en casi todos los países civilizados del mundo en caso de emergencias.
Pero no sólo eso, las autopistas cobran lo que se les da la gana y cada vez que uno las ocupa el paso por los pórticos marca precios más altos. En Algarrobo hay una autopista que une ese balneario con la ruta 78 a San Antonio-Santiago, que va por la parte alta. que cobra por menos de 20 kilóimetros sobre 2.000 pesos. Cuando se inauguró hace unos cinco o seis años costaba menos de la mitad. Es decir, estamos hablando de cien pesos por kilómetro. La alta tarifa impide a los lugareños utilizar esta vía como una forma de descongestionar la ruta costera que en fines de semana largo se producen complicados atochamientos que retrasan todo el flujo vehicular. El problema es que esa autopista se construyó justamente para descongestionar, objetivo que no se ha podido cumplir por la tarifa demasiado alta para los usuarios de esas localidades.
Pero estas concesionarias, como decíamos hacen lo que se les da la gana. La mayoría son españolas y cobran en Chile lo que no pueden cobrar en España. Cuando se pregunta por modificaciones de contratos, la respuesta ya es sabida: son la practica inmodificables salvo que hubiese un acuerdo entre las dos partes, lo que en las actuales condiciones aparece imposible. Me acuerdo que desde el tiempo del ministro Bitar, en el gobierno de Michelle Bachelet, se nos prometió que iban a hacer efectivo el tag en las autopistas interurbanas y fuera de Santiago como las rutas sur y norte, la 68 a Viña del Mar y Valparaíso y la 78 a San Antonio. Estas gestioners no han tenido éxito porque las concesionarias no están completamente convencidas por estimar que el sistema de transferencia del dinero sería demasiado engorroso. Algunos intentos se han hecho, los que están en "marcha blanca" y esto es reciente, pero la primera vez que se habló de esto fue hace ya unos seis años.
Sin embargo este es un tema que no se agota, porque cuando uno viaja desde Santiago a Casablanca debe pagar dos peajes en la ruta 68 y luego un tercer peaje para entrar o pasar por las cercanías de la ciudad de los viñedos. El problema histórico es que todo esto está en los contratos que los políticos y funcionarios del Estado firmaron con las concesionarias, también en nuestro nombre. Había que cortar cintas para mostrar un país "moderno y desarrollado" porque había que ganar las elecciones que venían por delante y lo más facil era dejar todo en manos de los usuarios para que no se notara mucho. Es decir, son autopistas que nos están costando un ojo de la cara a todos, como dicen.
Lo peor es que pasan los años, aumenta el parque automotor y estas empresas concesionarias no realizan los trabajos de ampliación y modernización a los cuales, creo yo, habrán sido comprometidas por los contratos, al menos es lo que suponemos todos, porque de lo contrario, con la ayuda de nuestros políticos, nos habrían metido el dedo en la boca todas las veces que quisieron.
En otra oportunidad hablamos de los bancos, de las casas comerciales, de las isapres, de los créditos estudiantiles usureros, las colusiones...., ay ya me cansé escribiendo esta larga y horrorosa lista.
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