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viernes, 19 de octubre de 2012

LA REALIDAD Y LOS CAMBIOS QUE HA PERCIBIDO LA CLASE MEDIA EN CHILE 

Por Jessika Krohne
A menudo escuchamos en la tele anuncios del vocero de gobierno o del mismo presidente sobre entrega de subsidios o bonos estatales para  las personas más vulnerables del país y que corresponden normalmente al quintil más pobre de la población. En ese quintil claramente no entra la clase C2 y C3, es decir la clase media. Sin embargo muchas personas que se incluyen en la clase media deben pensar en este momento que no les vendría nada de mal en su presupuesto familiar, recibir de vez en cuando una pequeña "recompensa" por parte del estado para amortiguar el aumento del costo de la vida y el aumento de los productos en general, pero dada sus situaciones económico-financieras, por ingresos que superan  ciertos niveles mínimos para obtener estos beneficios, quedan marginados de cualquier subsidio estatal.

La OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico)  publicó en diciembre de 2010 que Chile tiene la tercera “clase media” más numerosa de Latinoamérica, después de Uruguay y México, que se estima en un 49,12%. Estos hogares perciben un ingreso per cápita que equivale al 50% y 150% de la media nacional de los ingresos.
¿Qué significa pertenecer a una clase media? ¿Cómo viven, dónde trabajan, qué tipo de salud tienen y qué educación reciben?

El Mercurio del 26 de agosto pasado titula que el promedio de las familias de clase media está compuesto por 3,5 integrantes y tiene un ingreso de entre 500.000 y 2.000.000 de pesos mensuales.
La mayoría de las personas que se encuentran en los estratos medios se desempeña en el sector de la construcción y transporte (22,8%), seguido de agricultura (16,3%).
Con respecto a la casa propia, Chile es un país que otorga las mayores oportunidades de acceso al crédito para comprar una vivienda, por lo que mucha gente puede aspirar a ser propietario, donde se incluyen también personas de la clase media.
Si bien, los ingresos per cápita pueden haber aumentado el último tiempo, es muy difícil vivir en Chile, ya que todo se ha encarecido enormemente lo que ha disminuido notablemente la calidad de vida, ya que los sueldos no han subido al ritmo en que lo han hecho los bienes y servicios.

Un ejemplo claro es la educación, donde un colegio privado tiene un costo promedio de 260.000 pesos mensuales y a eso hay que sumarle los gastos de salud, transporte, comida y vestimenta.

La alimentación ha subido mucho de precio y el kilo de los diferentes tipos de fruta y verduras ha llegado a precios nunca antes visto. La carne y el pescado se han convertido en un alimento de lujo.
La bencina está cada vez más cara, lo que lleva inevitablemente a un alza en el transporte.

También las viviendas han subido mucho, y en algunas comunas las propiedades han aumentado su precio en 150% o más.
Sin embargo, la gente no deja de consumir y para ello utiliza múltiples tarjetas de crédito para adquirir productos que sin este medio de pago no los podría obtener, lo que ha llevado a la población a un elevado endeudamiento, especialmente en la clase media.
Esa es la realidad en que vive mucha gente en Chile. Esta es la realidad de la clase media chilena.

Cuando yo era chica oía muchas veces que las próximas guerras  se iban a producir  por causas como crisis alimenticias o déficits de agua y lo que en aquellos tiempos me parecía  ciencia ficción, hoy parece acercarse cada vez más a una realidad inevitable.
¿Qué saca un país con tener minas de oro o de plata, si los verdaderos alimentos de supervivencia como la fruta, verdura o la carne se están convirtiendo en un bien de lujo y algo muy difícil de conseguir para muchos?

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