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viernes, 4 de febrero de 2011

¿Por qué teme Israel la caída de Mubarak?

Por Miguel Ángel Benedicto
Revista Ateneo


Israel muestra un apoyo sin fisuras al autoritarismo de Mubarak por miedo a que caiga una de la piezas que apoya su seguridad en el tablero de Oriente Medio. Sin embargo, Estados Unidos parece dispuesto a dejar caer al rais egipcio y apuesta, de momento, por el no intervencionismo. Obama tiene suficientes resortes para poder influir en el devenir egipcio, Israel lo sabe y se siente traicionado.

El presidente israelí ha sido contundente en su apoyo a su homólogo egipcio. Simon Peres mostró su respeto por Mubarak, sobre todo, por mantener la paz en Oriente Próximo. Peres al igual que Benjamin Netanyahu han alertado de la posibilidad de que el islamismo radical se haga con el poder en Egipto. El primer ministro israelí cree que el país podría terminar con un régimen radical de características parecidas al de Irán.

Esta teoría del mal menor esbozada por ambos dirigentes israelíes llega poco después de que el país hebreo pidiera a EE UU, China, Rusia y varios países europeos que bajen el tono de sus críticas al régimen de Mubarak. Tel Aviv ha tratado de convencer a sus aliados de que es necesario mantener en el poder al rais, que ha garantizado el cumplimiento del acuerdo de paz firmado entre Egipto e Israel con los Acuerdos de Camp David en 1978. Netanyahu también dijo que esperaba que el tratado de paz entre su país y Egipto, firmado hace tres décadas, se mantenga sea cual sea lo que pase.

Miedo a los Hermanos Musulmanes

Es comprensible el miedo de Israel a la caída de Mubarak porque el principal partido de la oposición en Egipto son los islamistas Hermanos Musulmanes, que no dejan de proclamar que si llegan algún día al poder someterán a referéndum los Acuerdos de Camp David de 1978 para tumbarlos.

Por otro lado, EE UU han pedido al rais egipcio que no utilice la violencia contra las manifestaciones populares y que ponga en marcha reformas democráticas. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, instó al gobierno egipcio a iniciar un proceso de diálogo con la oposición para garantizar una transición a "una democracia real". Desde Europa se ha pedido también a Mubarak contención con los manifestantes y la introducción de reformas. Los 27 han hecho un llamamiento al diálogo y a elecciones libres y justas.

Una bala por la espalda del Tío Sam

Todo esto es visto por la opinión pública israelí como una traición sobre todo del aliado estadounidense. "Una bala por la espalda del Tío Sam", rezan algunos titulares de la prensa israelí que se ven como su país puede quedar aislado si cae Mubarak. El efecto dominó podría alcanzar también a Jordania, su otro aliado en la zona, ya que Turquía, con quien tradicionalmente estaba muy unido, mantiene malas relaciones con Tel Aviv tras el asalto al Mavi Marmara.

Además, en Líbano el gobierno está en manos de Hezbollah, uno de los grandes enemigos de Israel. La caída del ejecutivo de Hariri y la llegada del candidato del Partido de Dios han golpeado al estado hebreo que libró una guerra con Hezbollah en 2006, en la que murieron 1.200 libaneses y 200 israelíes.

La inestabilidad que introduce la revuelta egipcia en el tablero de Oriente Próximo asusta a Israel. El país de los faraones es su gran aliado en la zona junto a Jordania a la hora de contener a Líbano, Siria, e Irán. La incertidumbre e inseguridad que causa a Israel la caída de la dictadura de Mubarak, no se ve compensada con la hipotética posibilidad de una democracia en Egipto.

EEUU proporciona 2.000 millones de ayuda a Egipto

En cambio, la administración Obama si parece dispuesto a dejar caer suavemente al presidente egipcio pero no parece tener una alternativa previa para sustituirlo. Veremos si Estados Unidos al final interviene o no pues Egipto es junto a Israel su gran aliado en la zona y el segundo que más dinero recibe. La ayuda estadounidense a El Cairo ronda los 2.000 millones de dólares anuales desde el año 1979 cuando se firmó Camp David.

Una gran parte, 1.300 millones, va a parar al Ejército egipcio sin que se exija a cambio ningún tipo de respeto a los derechos humanos. La ayuda "debe ser sin condiciones", espetó en 2009 el secretario de Defensa de EE UU, Robert Gates. La modernización de las fuerzas armadas egipcias ha sido gracias a la ayuda estadounidense que le proporciona aviones de combate, tanques, helicópteros Apache y misiles antiaéreos.

¿Ha renunciado EE UU a su tradición intervencionista?

Con estos datos sobre la mesa, no es de extrañar que Israel sienta como una traición la postura estadounidense sobre la revuelta egipcia. Los resortes a la hora de influir en la política egipcia por parte de Estados Unidos son más que notables. ¿Habrá renunciado EE UU a su tradición intervencionista? ¿Dejará Obama al simple devenir de los acontecimientos la transición en Egipto?

En su discurso de El Cairo, el presidente estadounidense abogó por la libertad y la democracia. ¿Pesarán más estos valores que la seguridad y la estabilidad que, a corto plazo, supone la autocracia de Mubarak? No hay que olvidar que las dictaduras terminan germinando las semillas del islamismo radical que ocupa los espacios que dejan vacíos los regímenes autoritarios. Es una lección que quizá Israel, la única democracia de la zona, no debe olvidar pese al comprensible miedo inicial que el caos egipcio le produce

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