Por Walter Krohne
La reunión de ayer entre Chile y Bolivia fue una más de la serie histórica de encuentros esporádicos en los que no se trata solamente el problema marítimo boliviano, sino también otros temas muy delicados como las aguas del río Sillala, el río Lauca, asuntos económicos y también políticos a nivel regional. Pero la de ayer fue anunciada con bombos y platillos, siendo calificada como una reunión histórica porque con ella se iniciaba una nueva serie de contactos, esta vez a nivel presidencial, que se ocupará fundamentalmente de abordar a fondo el tema del mar que aspira Bolivia.
Ambas partes pretenden que sea una serie modernizada y más activa que las anteriores, aunque en el fondo parece que seguirá el mismo desarrollo burocrático y lento que hemos visto hasta ahora.
Hay algunos puntos que en esta larga historia del mar han ido quedando en claro, como que Chile no tiene interés de constituir un enclave en su territorio para Bolivia, como lo dijo claramente ayer en La Paz el canciller chileno, Alfredo Moreno, anulando de plano el supuesto ofrecimiento de la ex Presidenta Michelle Bachelet. Según el ex vicecanciller de Bolivia, Hugo Fernández, durante su gestión se trató con el gobierno de Bachelet (2006-2010) la posibilidad de obtener un enclave en territorio chileno. Se habló de "un territorio insignificante para Chile, pero importante para Bolivia", puntualizó Fernández en un diario boliviano. Moreno dijo extrañado al respecto que esa supuesta fórmula “no fue nunca conocida públicamente antes” en Chile.
La historia a veces nos ha enseñado que la relación con los enclaves es difícil y puede ser complicada desde el punto de vista político, porque tarde o temprano los problemas internos de estos territorios enclavados se transmiten a la población del territorio nacional-extranjero que los rodean, lo que en el caso que nos ocupa sería un enclave boliviano en territorio chileno como fue Kosovo en territorio serbio.
Los enclaves son a veces influenciados políticamente desde afuera y terminan en conflictos difíciles e innecesarios. En geografía política, un enclave es una parte de territorio que está completamente rodeado por un territorio extranjero. Si otro país tiene soberanía sobre él, puede ser llamado "exclave", como sería el caso con Bolivia y así fue también hasta la década de los noventa Berlín Occidental (hoy capital de Alemania) que pertenecía a Alemania Occidental (capitalista), aunque estaba rodeado por el territorio alemán oriental (socialista).
Desde este punto de vista está muy bien que Moreno haya dejado las cosas en claro: No hay enclave. En segundo lugar, está el tema de la soberanía ¿puede ser soberana la solución marítima para Bolivia? Es una interrogante que muchas veces se la han planteado los gobiernos chilenos, el actual y los pasados, y también algunos políticos como el senador UDI Pablo Longueira.
El Presidente Sebastián Piñera lo ha dicho con mucha claridad: Sería una solución sin soberanía. Si no es enclave, puede ser un callejón junto a la frontera con Perú, pero no soberano para Bolivia. Esto significa que los bolivianos tendrían playas, pero serían todas prestadas. Esta sería la pura realidad. Y por allí vamos mal, porque el presidente Evo Morales ha dicho que la solución marítima para su país debe ser soberana.
El ex Canciller boliviano Marcelo Ostria Trigo sintetizó mucho mejor la actual situación al concluir que “por el momento, una solución como la que espera el pueblo boliviano no está cerca. Debemos perseverar y buscar estrategias y planes políticos internacionales. Este no es un emprendimiento del Gobierno boliviano sino un emprendimiento nacional”.
Es por esta razón que insistimos en que el camino de las largas reuniones “en serie” para abordar esta delicada materia no parece ser la más adecuada y directa mientras no existen fórmulas concretas que deben salir de alguna de las dos partes. No habrá enclave, no habrá solución con soberanía… ¿qué va quedando entonces? El corredor fronterizo aparece como el paso más viable, aunque con toda seguridad Perú, que ha presentado una demanda contra Chile en el Tribunal de La Haya también por un problema marítimo, va a querer intervenir y opinar, porque estaría en su derecho de hacerlo.
Ya lo dijo el Gobierno boliviano en 2009: La demanda en La Haya puede poner un cerrojo a una eventual salida de Bolivia al Pacífico por un corredor al norte de la ciudad chilena de Arica, que fue peruana y cuyas aguas son motivo de la disputa de Lima con Santiago. Allí está justamente el punto clave que impediría resolver más rápidamente la cuestión de la salida de Bolivia al Pacífico, que perdió en una guerra que libró junto con Perú frente a Chile hace 134 años.
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