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viernes, 12 de noviembre de 2010

Encuesta Cerc: Drástica caída de la Iglesia Católica por acusaciones de abusos sexuales

Por Gustavo Villarrubia, Juan Andrés Guzmán y Mónica González
CIPER 
Cardenal en el Tedeum Bicentenario

 Un fuerte daño ha sufrido la imagen de la Iglesia Católica, de sus obispos y de sus sacerdotes, según registra un estudio realizado por el Latinobarómetro Cerc y que midió la opinión de los chilenos en mayo de este año. Uno de los guarismos más amargos es el siguiente: cuando se le pregunta a los encuestados qué tipo de influencia tiene la Iglesia Católica en Chile, el 34 por ciento responde que es beneficiosa y el 30 por ciento la califica de perjudicial.

La cifras emergen justo en los últimos días de la administración de Francisco Javier Errázuriz, cuyo reemplazante a la cabeza del Arzobispado de Santiago designado por el Vaticano se debe conocer en los próximos días. Un final sombrío para el sacerdote que gobernó durante los últimos 9 años la Iglesia Católica en el país ya que el estudio indica que la institución proyecta menos confianza que cuando él fue nombrado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 2001.

Según consigna de la encuesta CERC, en 2002 el 47 por ciento de los chilenos consideraba que la influencia de la Iglesia era benéfica para el país y solo un 18 por ciento la evaluaba como perjudicial.

La principal explicación de esta drástica caída, sostiene el estudio, tiene que ver con las acusaciones contra sacerdotes por abusos sexuales, entre las que sobresale el escándalo provocado por las revelaciones en torno a Fernando Karadima. Los investigadores del CERC, de reconocida identidad católica, afirman que estos casos “han conmovido a la opinión pública, lo cual se expresa en opiniones críticas en todos los grupos sociales, creyentes y no creyentes”.

Entre las principales conclusiones del estudio resaltan: “La inmensa mayoría de los chilenos cree que las acusaciones de abusos sexuales son verdaderas (76%). Hay unanimidad en el país en el sentido de que las acusaciones son graves (96%). Existe insatisfacción en la forma que la Iglesia está actuando ante las acusaciones sobre abusos contra menores.”

El estudio acota que la confianza en la Iglesia mejora en la encuesta de septiembre de 2010, “lo que demuestra que la medición de mayo estuvo fuertemente influida por el caso Karadima”. Este hecho viene a demostrar el peso que las denuncias en contra de este polémico sacerdote han tenido en la opinión pública y lo importante que puede ser para la imagen de la Iglesia la forma en que se cierre este capítulo ante todo el país.

La investigación en terreno de Cerc concluye que “las acusaciones y la demora en resolver las acusaciones por parte de la Iglesia han afectado la imagen de ésta, pues disminuye el porcentaje de chilenos que cree que tiene una influencia beneficiosa en el país, se duplica el porcentaje que cree que tiene una influencia perjudicial (30%), cae al 24% quienes creen que no tiene influencia y sube al 12% los que no responden”.

Esta dilación en una respuesta a las acusaciones, también ha dañado la confianza de los chilenos en la Iglesia Católica y sus hombres, la cual se ha desplomado en poco más de un año. De hecho, en abril de 2009 la confianza en esta institución llegaba a un 53% y hoy se sitúa en un 34%. Mientras que la confianza en los obispos en el mismo período cayó de 45% a 27%. Entre los sacerdotes la baja experimentada es de 42% a 29 por ciento.
 
La violencia hacer caer también a la Iglesia en México
(aporte de Krohne Archiv)
 
La Iglesia Católica de México no se encuentra en quiebra técnica pese a que sus finanzas se han visto afectadas por la reducción en la captación de limosnas y por la realización de menos celebraciones eucarísticas y el cambio de horario de éstas, lo cual ha sido a causa del incremento de la inseguridad en el país, principalmente en el norte de la República.

Víctor René Rodríguez Gómez (foto izquierda), obispo auxiliar de Texcoco y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aparte de la pérdida de imagen, culpó también a  la violencia que vive México, fenómeno que ha tocado a las escuelas, a los lugares de espectáculos, a las fiestas patronales y la Iglesia no está excenta de esto.

Esto, explicó, toda vez que se han visto alterados los horarios de las celebraciones eucarísticas vespertinas y de la noche, sobre todo en los estados del norte, eso provoca menos participación de fieles en las ceremonias religiosas, resultando afectados los ingresos económicos.

Insistió que no se puede hablar de quiebra y enfatizó que los ministros católicos están acostumbrados a trabajar, en diferentes condiciones ya sea al lado de un árbol, abajo de una lona o en grandes catedrales. El problema que más interesa, subrayó, es el de la seguridad de la gente, aunque reconoció que la Iglesia y sus ministros cargan la misma cruz que los fieles que padecen por la violencia en México.

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