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LA VISITA DE MANDELA A ARGENTINA
Por Clarín de Buenos Aires

Las crónicas de la época relatan
con precisión el
recorrido del líder sudafricano. Mandela llegó a Ezeiza el miércoles 22 de
julio por la tarde; allí fue recibido por el canciller Guido Di Tella con ramos
de flores y un gesto de protocolo que hoy parece antiguo: una salva de 21 cañonazos.
Antes había estado en Brasil,
donde llamó a mejorar el "intercambio cultural y comercial" de Sudáfrica con América del Sur.
Su rol
de personalidad relatan con precisión el recorrido del líder sudafricano que se
tradujo, al día siguiente, en una hoja de ruta con múltiples actividades.
Algunas clásicas, como la colocación de una ofrenda floral en el monumento a
San Martín en Retiro. Otras se convirtieron en episodios inolvidables:
Mandela fue al Congreso de la Nación y en el Senado, fue aplaudido durante cinco minutos.
Mandela, además, se reunió con el jefe de Gobierno porteño, Fernando De la Rúa,
quien lo galardonó como Ciudadano
Ilustre de la Ciudad. Pasado el mediodía fue a la Casa Rosada,
donde -con el presidente Carlos Menem como
anfitrión- participó
de un acto en el salón Blanco y luego mantuvo una reunión bilateral. Las fotos
de ese momento fueron
tomadas sin flash, por un pedido especial del personal de
Ceremonial. El líder sudafricano sufría de un problema
ocular, a causa
de los trabajos forzados en las canteras durante su reclusión de 27 años.
Su última actividad oficial en la Argentina fue el viernes 24, en Ushuaia.
Allí, Mandela participó de la Cumbre
del Mercosur. Cansado por el frenético ritmo de su agenda,
convirtió su discurso en una auténtica
masterclass, repleta de vivencias y enseñanzas. Ante los
presidentes de los países miembros del bloque regional, dijo que si la
democracia no resuelve los problemas de la gente, "se convierte en una cáscara
vacía". Y pidió "no perder nunca la humildad".
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