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UN LONGUEIRA QUE VOLVERÁ
Por Walter Krohne
Pablo Longueira fue un líder destacado de la
extrema derecha chilena que deja la política, al menos por ahora, tras una
serie de conflictos y problemas personales que ha tenido que enfrentar en su entorno
y que algún día se conocerán con más detalles.
Por esta razón el ministro del
Interior, Andrés Chadwick, un estrecho amigo de él, afirmó sin tartamudeos que la decisión de Longueira era una acción no improvisada y que pretendía
dar una señal de lo que se avecinaba en el seno de la UDI con
un posible recambio generacional
de sus dirigentes.
Descartó a su vez que el ex candidato presidencial de la
Alianza, que se vio obligado a retirarse de esta carrera tras sufrir una fuerte depresión, vaya a reconsiderar
su determinación como se lo pidiera públicamente el propio
Presidente Sebastián Piñera.
“Esto no es una acción improvisada de él, obviamente
que una decisión así, y en el estado que él se encuentra, de una recuperación
de una larga y dura enfermedad, es
algo que se piensa y se reflexiona y se comparte tanto con la familia como con
las personas amigas”. Agregó que
él mismo había participado en reflexiones profundas con Longueira en su casa para
intercambiar opiniones sobre lo que estaba decidiendo.
Ciertamente las frases o expresiones "de despedirse de la política" o que "no le gusta
la política" o que "me dedicaría a otras cosas y no a la política", se le han
escuchado a Longueira numerosas veces durante su trayectoria, pero siempre
había, al menos hasta ahora, continuado con nuevas
ideas y planteamientos para darle un nuevo impulso a la derecha que él
representaba.
Lo que se ha dicho de un cambio generacional no tiene
mucha validez, porque el mismo era un dirigente joven, ya que los más veteranos,
como Jovino Novoa se han ido separando de las responsabilidades políticas más
importantes. No era el caso de Longueira, quien con 55 años de edad podría
haber desempeñado un importante papel frente a un partido que el mismo lucho para
reformar y transformarlo en una representación
de una derecha moderna y progresista,
como dijo en un documernto en noviembre de 2010.
Visionero fue, no hay lugar a dudas, porque en el
mismo documento dijo que “debemos tomar conciencia, de aquí en adelante, lo que
hizo o no hizo el Gobierno de Piñera será el parámetro de lo que hace o no hace
la derecha; será nuestra imagen para las próximas décadas para importantes
sectores de nuestra sociedad, que confiaron en nosotros durante muchos años, y
que no pertenecían a nuestro mundo político, como también para aquellos que, en la última elección,
a pesar de que había votado siempre por la Concertación, nos dieron su voto de confianza
para que hubiese alternancia, aunque ellos no se sientan identificados con la
derecha”.
Efectivamente está pasando lo que él escribió hace
cuatro años, ocho meses después que asumió la Presidencia Sebastián Piñera: La
derecha es responsable ahora de lo que Piñera hizo o no hizo en su Gobierno. Y es muy
probable que el próximo 15 de diciembre el electorado que concurra a las urnas
le pase la cuenta, justa o injustamente, da lo mismo, porque la política es así,
el pueblo tiene la palabra y corre el riesgo de equivocarse o no.
Pero Longueira sufrió una enfermedad que no siempre es
gatillada por la política sino más bien por problemas anexos o cercanos que le
obstaculizaban en su actividad central que era la política y su candidatura presidencial.
No tuvo otro camino que renunciar como abanderado de la derecha el 17 de julio
pasado y ayer a la actividad política, lo que a pesar de todo lo que se ha
comentado es difícil creerlo o llegar a pensarlo hacia el futuro, porque un avezado
político, un animal político, como era Longueira, es difícil que pueda llegar a
alcanzar la felicidad personal y la tranquilidad de su alma con este tipo de renuncias.
Es como si a un periodista, hablamos de un periodista de verdad, fuera empujado a
dejar su profesión para dedicarse a los negocios privados.
Es cierto que no es la primera vez que
este trastorno del estado de ánimo se hace presente en el ex senador, ex ministro
y ex presidenciable. En el 2003 el mundo político se tambaleaba y sufría
una de sus peores crisis con el caso Spiniak, que vinculó a diversos
parlamentarios de la Alianza con delitos de prostitución y abuso de menores.
Las denuncias implicaron a personeros cercanos a Pablo Longueira, y
en donde el ex candidato tuvo un papel clave en la defensa de los
imputados. El tiempo le daría la razón y las
denuncias fueron desestimadas, sin embargo, el líder gremialista no saldría
ileso de esta crisis. Luego de ello fue invadido por un fuerte cuadro depresivo
que lo dejó muy mal anímicamente y la pesada carga que debió soportar lo
devastó psicológicamente, según declaró a Radio Cooperativa el senador Hernán
Larraín: “Estuvo mucho tiempo fuera de combate, varios meses, pero luego
volvió, se recuperó y siguió su carrera política en el Senado y en el gobierno
de forma normal y exitosa”.
La diputada de la UDI Andrea Molina es cercana al ex
Ministro de Economía y ha estado junto a él y su familia en estos momentos difíciles. Describió la situación como dramática, porque como dijo, “la
verdad es que sigue siendo un momento muy duro, la familia está muy preocupada
y nosotros también pero sabemos que esto tiene una evolución, esto es algo que
muchos chilenos viven y que también pone un tema sobre la mesa pues este tipo
de enfermedades pueden invalidar a una persona”.
Molina siente que todo lo vivido por
Longueira tras el diagnóstico de cáncer de su hijo le terminó pasando la
cuenta. “Sucedió en momentos en que él asumió un ministerio y quiso mostrarse y
hacer el mejor trabajo posible y luego vino la candidatura que sólo él podría haber ganado. Nadie más que él era capaz de hacerlo y lo hizo, pero sin duda
alguna lo pillamos en un momento complejo de su vida y creo que él no tenía
plena conciencia sobre la condición en que estaba, por la sobre exigencia que
tuvo y sobre todo en el plano emocional”, según la diputada.
Longueira se despidió diciendo:
"Siento que he cumplido una etapa y mis horizontes están más bien por el
sector privado y de alguna forma retomar una actividad distinta a la que he
tenido en estos 35 años. Pero estoy
pensando cómo me reinvento desde el sector privado y colaboro desde ahí a
construir una sociedad más justa y mejor", dejando abierta la puerta de un posible retorno.
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