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jueves, 5 de diciembre de 2013

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UN LONGUEIRA QUE VOLVERÁ

Por Walter Krohne

Pablo Longueira fue un líder destacado de la extrema derecha chilena que deja la política, al menos por ahora, tras una serie de conflictos y problemas personales que ha tenido que enfrentar en su entorno y que algún día se conocerán con más detalles. 

Por esta razón el ministro del Interior, Andrés Chadwick, un estrecho amigo de él, afirmó sin tartamudeos  que la decisión de Longueira era una acción no improvisada y que pretendía dar una señal de lo que se avecinaba en el seno de la UDI con un posible recambio generacional de sus dirigentes.

Descartó a su vez que el ex candidato presidencial de la Alianza, que se vio obligado a retirarse de esta carrera tras sufrir una fuerte depresión, vaya a reconsiderar su determinación como se lo pidiera públicamente el propio Presidente Sebastián Piñera.

“Esto no es una acción improvisada de él, obviamente que una decisión así, y en el estado que él se encuentra, de una recuperación de una larga y dura enfermedad, es algo que se piensa y se reflexiona y se comparte tanto con la familia como con las personas amigas”.  Agregó que él mismo había participado en reflexiones profundas con Longueira en su casa para intercambiar opiniones sobre lo que estaba decidiendo.

Ciertamente las frases o expresiones  "de despedirse de la política" o que "no le gusta la política" o que "me dedicaría a otras cosas y no a la política",  se le han escuchado a Longueira numerosas veces durante su trayectoria, pero siempre había, al menos  hasta ahora, continuado con  nuevas ideas y planteamientos para darle un nuevo impulso a la derecha que él representaba.

Lo que se ha dicho de un cambio generacional no tiene mucha validez, porque el mismo era un dirigente joven, ya que los más veteranos, como Jovino Novoa se han ido separando de las responsabilidades políticas más importantes. No era el caso de Longueira, quien con 55 años de edad podría haber desempeñado un importante papel  frente a un partido que el mismo lucho para reformar  y transformarlo en una representación de  una derecha moderna y progresista, como dijo en un documernto en noviembre de 2010. 

Visionero fue, no hay lugar a dudas, porque en el mismo documento dijo que “debemos tomar conciencia, de aquí en adelante, lo que hizo o no hizo el Gobierno de Piñera será el parámetro de lo que hace o no hace la derecha; será nuestra imagen para las próximas décadas para importantes sectores de nuestra sociedad, que confiaron en nosotros durante muchos años, y que no pertenecían a nuestro mundo político,  como también para aquellos que, en la última elección, a pesar de que había votado siempre por la  Concertación, nos dieron su voto de confianza para que hubiese alternancia, aunque ellos no se sientan identificados con la derecha”.

Efectivamente está pasando lo que él escribió hace cuatro años, ocho meses después que asumió la Presidencia Sebastián Piñera: La derecha es responsable ahora de lo que Piñera hizo o no hizo en su Gobierno. Y es muy probable que el próximo 15 de diciembre el electorado que concurra a las urnas le pase la cuenta, justa o injustamente, da lo mismo,  porque la política es así, el pueblo tiene la palabra y corre el riesgo de equivocarse o no.

Pero Longueira sufrió una enfermedad que no siempre es gatillada por la política sino más bien por problemas anexos o cercanos que le obstaculizaban en su actividad central que era la política y su candidatura presidencial. No tuvo otro camino que renunciar como abanderado de la derecha el 17 de julio pasado y ayer a la actividad política, lo que a pesar de todo lo que se ha comentado es difícil creerlo o llegar a pensarlo hacia el futuro, porque un avezado político, un animal político, como era Longueira, es difícil que pueda llegar a alcanzar la felicidad personal y la tranquilidad de su alma con este tipo de renuncias. Es como si a un periodista, hablamos de un periodista de verdad, fuera empujado a dejar su profesión para dedicarse a los negocios privados.

Es cierto que no es la primera vez que este trastorno del estado de ánimo se hace presente en el ex senador, ex ministro y ex presidenciable. En el 2003 el mundo político se tambaleaba y sufría una de sus peores crisis con el caso Spiniak, que vinculó a diversos parlamentarios de la Alianza con delitos de prostitución y abuso de menores. Las denuncias implicaron a personeros cercanos a Pablo Longueira, y en donde el ex candidato tuvo un papel clave en la defensa de los imputados. El tiempo le daría la razón y las denuncias fueron desestimadas, sin embargo, el líder gremialista no saldría ileso de esta crisis. Luego de ello fue invadido por un fuerte cuadro depresivo que lo dejó muy mal anímicamente y la pesada carga que debió soportar lo devastó psicológicamente, según declaró a Radio Cooperativa el senador Hernán Larraín: “Estuvo mucho tiempo fuera de combate, varios meses, pero luego volvió, se recuperó y siguió su carrera política en el Senado y en el gobierno de forma normal y exitosa”.

La diputada de la UDI Andrea Molina es cercana al ex Ministro de Economía y ha estado junto a él y su familia en estos momentos difíciles. Describió la situación como dramática, porque como dijo,  “la verdad es que sigue siendo un momento muy duro, la familia está muy preocupada y nosotros también pero sabemos que esto tiene una evolución, esto es algo que muchos chilenos viven y que también pone un tema sobre la mesa pues este tipo de enfermedades pueden invalidar a una persona”.

Molina siente que todo lo vivido por Longueira tras el diagnóstico de cáncer de su hijo le terminó pasando la cuenta. “Sucedió en momentos en que él asumió un ministerio y quiso mostrarse y hacer el mejor trabajo posible y luego vino la candidatura que sólo él podría haber ganado.  Nadie más que él era capaz de hacerlo y lo hizo, pero sin duda alguna lo pillamos en un momento complejo de su vida y creo que él no tenía plena conciencia sobre la condición en que estaba, por la sobre exigencia que tuvo y sobre todo en el plano emocional”, según la diputada.

Longueira se despidió diciendo: "Siento que he cumplido una etapa y mis horizontes están más bien por el sector privado y de alguna forma retomar una actividad distinta a la que he tenido en estos 35 años. Pero  estoy pensando cómo me reinvento desde el sector privado y colaboro desde ahí a construir una sociedad más justa y mejor", dejando abierta la puerta de un posible retorno.

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