2-12-2013-KRADIARIO
Nº 881
LOS ISLOTES DESHABITADOS QUE AGITAN EL MAR DE CHINA ORIENTAL
La tensión que caracteriza las
relaciones entre China y Japón ha alcanzado un nivel sensible en los últimos
días, hasta el punto que podría desembocar en un roce armado imprevisto. El
conflicto territorial y marítimo latente entre los dos países se agravó este
fin de semana después de que China anunciara una nueva "zona de identificación
de defensa aérea" sobre unas islas que se disputan ambos en el Mar de
China Oriental (cinco islas deshabitadas y tres arrecifes). La medida provocó las críticas de Estados Unidos y Japón.
El sábado por la mañana, China
hizo públicas las nuevas coordenadas de la zona de defensa aérea, que incluye
las aguas donde se encuentran las islas en disputa, llamadas Senkaku en Japón y
Diaoyu en China. La decisión crea una extensa área de superposición entre las
zonas de defensa aérea de China y Japón, y anuncia una nueva fase
potencialmente más peligrosa del enfrentamiento territorial sobre estas islas
deshabitadas, que son controladas por Japón, pero reclamadas por China y
Taiwán.
"El riesgo de tener un
conflicto importante por un incidente en el aire o en el ámbito marítimo ha
subido este fin de semana y seguirá escalando", asegura Ting Wai, profesor
de estudios gubernamentales e internacionales en la Universidad Baptista de
Hong Kong. "El paso es provocador, y, sin duda, plantea la posibilidad de
conflicto".
Pocas horas después de que China
revelara la nueva zona, el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y
el Secretario de Defensa, Chuck Hagel, criticaron la acción de Pekín y
advirtieron que apoyarían a Japón militarmente en cualquier confrontación que
surgiera. "Consideramos este desarrollo un intento de desestabilización
para alterar el status quo en la región", dijo Hagel en un comunicado el
sábado, según el periódico The Wall Street Journal. "Esta acción
unilateral aumenta el riesgo de malentendidos y errores de cálculo".
El Ministerio de Defensa chino ha
presentado protestas a las embajadas de Japón y Estados Unidos en Pekín. Ha
dicho que los comentarios de Japón son "totalmente infundados e
inaceptables" y los de Estados Unidos, "erróneos", según la
agencia oficial china Xinhua.
El primer ministro japonés,
Shinzo Abe, ha afirmado hoy que la declaración de la zona china es inaplicable.
"Las medidas adoptadas por los chinos no tienen validez alguna en Japón, y
exigimos a China que revoque cualquier medida que pueda infringir la libertad
de vuelo en el espacio aéreo internacional", ha dicho en una sesión del
parlamento, según la agencia Kyodo News.
Abe ha asegurado que las medidas
imponen unilateralmente las reglas establecidas por el ejército chino en todos
los vuelos en la zona y violan la libertad de volar sobre el mar abierto, un
principio general bajo el derecho internacional.
Seúl ha calificado la decisión
china de "lamentable'', ya que el área se superpone con su propia zona de
defensa aérea e incorpora una roca disputada, sumergida y controlada por Corea
del Sur, conocida como Ieodo, que también ha sido durante mucho tiempo fuente
de tensiones diplomáticas con Pekín. "Me gustaría decir una vez más que el
control territorial de Ieodo no ha cambiado'', ha señalado Kim Min Seok,
portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, informa France Presse.
En el anuncio, China dijo que los
aviones que entren en el área deben informar de los planes de vuelo e
identificarse. Añadió que el ejército tomaría "medidas de emergencia
defensivas" si aviones que entran en la zona no cumplen con sus normas.
Pero la implementación de la zona
es lo que realmente preocupa a algunos expertos. "La defensa aérea de la
zona está en una zona aérea internacional y tiene que estar regulado por la ley
internacional", explica Tetsuo Kotani, un especialista en seguridad
militar del Instituto Japonés de Asuntos Internacionales. "El desafío chino
puede llegar a ser muy peligroso".
Estas fricciones contrastan con
una incipiente recuperación en el comercio, con un aumento de las exportaciones
japonesas a China del 21,3 % en octubre comparado con un año antes, y añaden
presión a Abe, cuyo Gobierno va a presentar su primera estrategia de seguridad
nacional de la posguerra el mes que viene. "(Estos sucesos) van a tener
efectos negativos en las relaciones políticas, y, por extensión, harán que sea
más difícil continuar mejorando las relaciones económicas", dice Kotani.
La disputa sobre este
archipiélago situado en aguas ricas en petróleo, gas natural y pescado, en el
suroeste de Japón, está creciendo a medida que China y Japón buscan un papel
más importante en la región, mediante la mejora de las relaciones con naciones
del sureste asiático. Desde que asumió el cargo hace casi un año, Abe ha
encabezado un movimiento para reforzar la capacidad de defensa japonesa. Ha
citado las amenazas de la creciente presencia marítima y militar de China en la
región. Japón ha tenido una zona aérea similar desde la década de 1960.
Desde la llegada al poder del
presidente chino, Xi Jinping, Pekín también se ha mostrado más firme en sus
reivindicaciones territoriales, lo que ha generado un aumento de las tensiones
con muchos de sus vecinos, entre ellos, Filipinas.
Estados Unidos no toma partido en
la disputa territorial, pero es un aliado -comprometido por tratado- de Japón y
reconoce el gobierno, pero no la soberanía, de Tokio en las islas en discusión.
El origen de estas tensiones se
remonta a 1971, cuando China reclamó la soberanía, en un periodo en el que las
islas, originalmente japonesas, estaban siendo administradas por Estados Unidos
(1945-1972). La tensión estalló el año pasado cuando el entonces primer
ministro japonés, Yoshihiko Noda, nacionalizó tres de las cinco islas del
archipiélago (en septiembre de 2012 el gobierno nipón compró al empresario japonés Kunioki Kurihara tres de las islas deshabitadas), en lo que según algunos expertos fue un torpe intento de evitar
que cayeran en manos de Shintaro Ishihara, un derechista que fue gobernador de
Tokio hasta finales del año pasado.
La nacionalización provocó
protestas a gran escala en China. Pekín insistió en que la medida era una
conspiración antichina para fortalecer la posición japonesa y decidió
deshacerse de cualquier tipo de pretensiones japonesas del control exclusivo de
las aguas y los cielos alrededor de las islas. Las incursiones de buques de
vigilancia llegaron primero. Este es un segundo paso a la reacción de la compra
de las islas del pasado otoño, según Ting Wai. "China ha estado
consistentemente haciendo valer su influencia, y siente que tiene algo que
demostrar", afirma.
La historia sobre la soberanía de las islas se remonta a 1895 cuando Japón las anexó a su territorio argumentando que se trataba de un archipiélago que no había sido reclamado. China dice que el territorio les ha pertenecido durante siglos y que Tokio se las apropió como un primer paso a su posterior invasión a China continental, informó el diario The New York Times en EE UU.
La historia sobre la soberanía de las islas se remonta a 1895 cuando Japón las anexó a su territorio argumentando que se trataba de un archipiélago que no había sido reclamado. China dice que el territorio les ha pertenecido durante siglos y que Tokio se las apropió como un primer paso a su posterior invasión a China continental, informó el diario The New York Times en EE UU.
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