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viernes, 20 de julio de 2012

SALARIO ÍNFIMO EN UN CHILE "TOP TEN"

Por René Saffirio

Utilizando una de sus facultades exclusivas, el Presidente de la República debió ingresar esta semana al Congreso Nacional un veto para imponer su decisión en torno al salario mínimo que reciben cerca de 800.000 trabajadores y sus respectivas familias en Chile.

Optó por no dialogar, por no escuchar y por ignorar todos los antecedentes que se pusieron sobre la mesa, una mesa a la cual nunca estuvo dispuesto a sentarse.

Así las cosas se ha aprobado un salario ínfimo, porque no podemos hablar de mínimo. Un salario que a todas luces no contribuye a disminuir las vergonzosas desigualdades existentes en Chile.

Semanas atrás escribí una columna titulada “Salario Mínimo: Pan y Cebolla”. Lamentablemente ni para ello alcanza, pues el IPC de los sectores más pobres supera el aumento aprobado y, difícilmente, las familias con menos ingresos del país hoy puedan celebrar.

La estrategia del Gobierno siempre fue la amenaza, la de sembrar el terror en los Diputados, la de importar una crisis para sustentar el rechazo a un aumento a la cifra propuesta por las autoridades. Así las cosas, la idea era imponer una verdadera teleserie, incluyendo la crisis europea, las dudas sobre la desaceleración China y el lento avance de Estados Unidos.

Recordemos que hace muy poco el Gobierno propuso, para enfrentar una eventual crisis y despidos, permitir que las empresas pactaran con sus empleados media jornada de trabajo a cambio de un 50% del sueldo más un 25% con cargo a la cuenta individual del Seguro de Cesantía por un plazo máximo de siete meses. Ante el rechazo masivo, la propuesta abortó y ni siquiera ingresó al Congreso.

Frente a este escenario de pesimismo, esta semana conocimos cifras distintas; cifras que nos revelan lo contrario. Un ranking, elaborado por Ernst & Young y Oxford Economics señala que Chile avanzó cuatro lugares respecto de la medición del mes de abril, considerando el crecimiento económico, situándose entre los diez países del mundo con mejores mediciones al respecto.

Lo cierto es que hoy, los trabajadores seguirán con la soga al cuello, sin contar con los recursos mínimos para subsistir y eso, ha sido aprobado a través de un veto, pues el Congreso, en dos oportunidades distintas le dijo que no al Gobierno, en forma categórica y pública.

Recordemos, además, que diversos centros de estudio y expertos aportaron con sus propuestas y desde todo punto de vista estamos seguros que se podía hacer un mayor esfuerzo. Hay una deuda con los trabajadores que deja a Chile en un pésimo lugar en relación al salario mínimo y a las diferencias entre quienes ganan más y quienes deberán subsistir con $193.000.

Chile tiene la capacidad económica suficiente y no se ha logrado resolver las necesidades básicas de miles de familias que aún están por debajo de la línea de pobreza.

Lo que viene ahora es avanzar en el diseño de una fórmula que nos permita sortear este tipo de dificultades observadas en este debate y vencer incluso la sordera y ceguera de los Gobiernos de turno, logrando que los trabajadores y sus familias puedan superar la línea de la pobreza

Desde la Democracia Cristiana formulamos innumerables llamados al Gobierno para dialogar y ello no ocurrió. Esperamos que esto no vuelva a ocurrir con el reajuste al Sector Público que deberá discutirse en breve plazo.

De lo contrario, si el Gobierno insiste en su soberbia, no le quedará otra alternativa que gobernar por secretaría, usando el veto ante el permanente rechazo del Congreso Nacional, pues no aprobaremos normas que vulneren el sentir mayoritario de los chilenos y chilenas y, mucho menos, normas que contribuyan a aumentar las desigualdades.

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