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miércoles, 13 de abril de 2011

La guerra verbal contra Chile proveniente de Perú y Bolivia es para meditar

Por Walter Krohne

Los últimos sucesos en torno a las demandas marítimas contra Chile, de parte de Perú y Bolivia, enredadas en hechos históricos que podríamos entender sólo como “secuelas inevitables” de la Guerra del Pacífico (segunda mitad del siglo 19), han agitado innecesariamente las aguas diplomáticas, creando un preocupante nuevo ambiente hostil, de mucha desconfianza y enemistad.

Esta situación está siendo utilizada por candidatos peruanos a la Presidencia, como Ollanta Humala, o por mandatarios, como Evo Morales, que necesitan resolver cada cierto tiempo, con golpes nacionalistas, los problemas políticos internos. Lamentablemente por este camino se ha anulado o deteriorado en principio un diálogo que hasta hace tres meses o menos era aún fluido y sólido y que se basaba en agendas muy concretas y bien estudiadas.

El presidente boliviano, está detrás de una estrategia compleja y nadie sabe con certeza adónde desea llegar -- considerando que las fronteras están fijadas en el Tratado de 1904 que Chile no tiene ninguna intención de cambiar --, utiliza diversas fórmulas para hacer realidad lo que por la vía del enfrentamiento es irrealizable.

En el caso de Bolivia sólo ayudaría para el hallazgo de una solución al problema marítimo,  acogerse a la buena voluntad de sus vecinos. El tema ya ha sido aprobado por políticos chilenos, como el senador UDI Pablo Longueira y el mismo Presidente Sebastián Piñera, se ha mostrado dispuesto a otorgar al país vecino una salida al mar, aunque ha recalcado que es "imposible" que esta sea con soberanía, e instó, al mismo tiempo, al Ejecutivo boliviano a elegir entre el diálogo o el litigio.

Llevar el caso al Tribunal Internacional de La Haya, como pretende Bolivia, no tiene mucha lógica porque sería un trabajo largo y tedioso para terminar quizá en la misma situación que tenemos ahora. No creo que esta Corte, además, estaría dispuesta a abordar un tema tan complejo que sólo podría crear precedentes para que llegaran ante estos jueces países con problemas históricos similares, de los que hay muchos en el mundo. Basta con revisar las guerras registradas en Europa, Africa u otros países latinoamericanos.

Morales ha comenzado ahora a promocionar un diálogo trilateral que implique, además de Chile, también a Perú para resolver la aspiración boliviana de una salida soberana al Océano Pacífico. Para el mandatario, este diálogo no debería implicar una renuncia a la demanda multilateral en proceso de fragua. "Nunca vamos a renunciar al diálogo bilateral (La Paz-Santiago) ni trilateral" con Santiago y Lima, afirmó el mandatario durante una extensa conferencia de prensa ofrecida en el Palacio Presidencial Quemado en La Paz.

La consideración de Morales de incluir en el diálogo a Perú, que como aliado de Bolivia enfrentó a Chile en la denominada guerra del Pacífico entre 1879 y 1884, comenzó a plantearla después de que recibiera, el lunes, a cinco ex presidentes bolivianos con los que realizó un diálogo sobre todas estas temáticas.

Bolivia perdió todo su litoral, 400 km lineales de costa sobre el Pacífico, y 120.000 km2 de territorio en Atacama. A su vez Perú cedió las provincias de Iquique y Arica, que marca, esta última, la frontera con Chile, también la entrada en aguas marinas, como la Línea de la Concordia, justo por donde Bolivia aspira a fluir al Pacífico. La participación de Perú en un eventual diálogo entre La Paz y Santiago sobre la sesión de un paso marítimo propio para Bolivia es imprescindible, dice Morales,  subrayando que así lo dice el tratado chileno peruano en 1929.

En esta lucha, Morales se ve acompañado de Ollanta Humala en Perú, quien como candidato a la segunda vuelta presidencial junto con Keiko Fujimori, ha empleado igualmente argumentos ultra nacionalistas para orientar su campaña y convencer a muchos electores indecisos que en su gobierno Perú “podría llegar quizá hasta Iquique” o “nos vamos a comprar la ciudad de Arica”. No es así, pero él juega con estas acciones verbales permanentemente. Hace declaraciones en las regiones del sur peruano y demanda a Piñera a que pida perdón por lo que sucedió en la Guerra del Pacífico.

“Lo lamentable de esto es que parece que el tema de Chile va a formar parte de la campaña de segunda vuelta en Perú y no creo que eso sea bueno", declaró el senador Jorge Pizarro en Santiago. Y lo lamentable también es que en este “jueguito antichileno” comienza a tomar también “palco” Keiko Fujimori, porque la competencia electoral es muy dura y hay que recurrir a todos los medios posibles para ganar votos. En este caso,  el fin justifica los medios.

Hay que ser conciente que uno de los dos candidatos va a dirigir el Perú durante los próximos cinco años…¿qué va a ocurrir entonces con la relación fluida que han tenido Perú y Chile en los últimos años? ¿Todo era sólo basura? ¿o qué?

Para el Gobierno chileno “no hay comentarios” porque no corresponde que Chile se haga cargo de declaraciones hechas al fragor de una campaña de segunda vuelta”, como dijo hoy el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y lo repitió el Canciller, Alfredo Moreno. Lo mismo dijo también el ministro de defensa, Andrés Allamand, pero con una expresión más coloquial: “Ninguna autoridad de Gobierno va a morder el anzuelo y se va a involucrar en una disputa electoral que hoy día tiene lugar en la contienda del Perú”.

Así y todo, Piñera está complicado con este enredado asunto a dos bandas, porque debería viajar el 2 de mayo a Lima invitado por el presidente Alan García, quien propuso la formalización del llamado Bloque de Países del Pacífico, que además de Chile y Perú, lo estarían integrando Colombia y México. La Cancillería chilena ya ha dicho que Piñera tiene problemas de agenda en esa fecha y que podría permanecer en la capital peruana sólo el 28 de abril en la tarde y por algunas horas.

¿Es este y otros hechos los primeros pasos que podrían poner en entredicho el diálogo permanente al que Chile está acostumbrado a mantener con Perú y Bolivia?

Para el Canciller peruano, José Antonio García Belaunde también es muy preocupante lo que esta pasando. Lo dejó entrever hoy en Lima en un mensaje dirigido a Ollanta y Keiko:  “No alteremos las relaciones diplomáticas con el exterior ni menos con países con los que tenemos hoy relaciones óptimas”.

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