kradiario.cl

sábado, 30 de abril de 2011

Fondo Monetario y la verdad oculta

Por Roberto Mejía Alarcón
Director del diario Crónica Viva de Lima

¿Qué le espera al Perú, si persiste en mantener intocable el modelo económico vigente? ¿Los 9 millones de peruanos, que aún permanecen en estado de pobreza crítica, podrán ser redimidos en los años siguientes? Tengo mis dudas. La confesión de Dominique Strauss-Kahn, nada menos que director gerente del Fondo Monetario Internacional, me ha quitado la venda de los ojos, al afirmar que en países como el nuestro, existe una acumulación inacabable de revueltas sociales, a causa de las desigualdades y la inflación. Y eso, pese a la glorificación extrema de las ideas económicas del capitalismo neoliberal.

Sin embargo, aquí, ante un pueblo que pareciera ser insufrible, hay voces que claman ante el altar de sus creencias materialistas, que el modelo económico neoliberal, recetado precisamente por organizaciones como el FMI, no debe ser tocado. Sería un sacrilegio. El Perú se vendría abajo. Pero Strauss-Kahn y su palabra mayor, expresada antes de los problemas en el Oriente Medio y Norte de Africa, dice lo contrario.

El hombre fuerte del FMI no se ha quedado corto en sus apreciaciones. Ha manifestado también que están subiendo los precios de los alimentos, con una tendencia a empeorar, lo cual generará consecuencias devastadoras sobre lo que él llama "baja renta per cápita", algo que debe calificarse como insolvencia crítica para grandes masas sociales.

Claro está que los grandes medios de comunicación, ocupados como están en apoyar la reedición gubernamental del criminal y corrupto Alberto Fujimori, bajo el antifaz de su hija Keiko Sofía, han hecho mutis de estas declaraciones. ¿Por qué será? La respuesta cae como manzana madura. Afectaría los postulados económicos de su preferida y pondría al descubierto los afanes de los poderosos, que rezan para que los ricos sigan siendo más ricos y los pobres continúen siendo más pobres.

Es de anotar que existen estudios, según los cuales los porcentajes en el ascenso de los precios, sobre todo de los alimentos, pueden parecer pequeños para los más pudientes, realmente son elevadísimos, en términos absolutos, sobre todo en aquellos países como el Perú, donde una gran proporción de la población entrega su escasa economía a la adquisición de víveres.

De tal manera que hacen mal quienes esconden estas informaciones. Los problemas sociales, con las revueltas que tanto dolor causan, no se podrán solucionar así. Es menester, entonces, que se sepa la verdad. Nadie quiere un estado fascista o totalitario. Pero sí que el manejo de la economía se encamine por rutas alternativas. Hoy el impacto de la situación global es cada vez más complejo, debido a que los países en desarrollo, que crecieron en el 2010, enfrentan ahora una inflación incipiente, en tanto que las naciones desarrolladas, estancadas económicamente, ven amenazada la recuperación que esperaban.

Por lo demás, es sensato que se descubra el velo de la realidad, cuando el FMI, según su informe de enero último, anhelaba que el crecimiento del mundo en desarrollo se reflejara en la porción desarollada del planeta y contribuyera a la reanimación económica global, sacando del aprieto actual a la Unión Europea y a los Estados Unidos.

En estos instantes, cuando se critica con mala intención lo que podría significar un alivio para la extrema pobreza de 9 millones de peruanos en especial, es una exigencia democrática que los medios informen que con la inflación habrá un encarecimiento del dinero debido al aumento de las tasas de interés para obtener recursos financieros, con impacto negativo sobre el consumo, la producción y los mayores precios en general.

Ese es el futuro inmediato que debe precupar a los ciudadanos que pronto decidirán con su voto quién y con qué plan se debe gobernar el país.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario