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miércoles, 7 de julio de 2010

Página Editorial Latinoamericana


Diario La Nación de Buenos Aires

¿Por qué Kirchner quiere que siga Maradona?

Por Luis Majul
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El Gobierno quiere que Diego Maradona siga al frente del seleccionado. No es una conjetura. Lo escribió Aníbal Fernández en Twitter. (Se sabe que el jefe de Gabinete no dice ni hace nada que pueda contrariar a Néstor Kirchner).

La Presidenta, por su parte, fue todavía más allá: invitó en público a Maradona y los jugadores a la Casa Rosada, bajo la idea "heroica" de que se debe estar con el seleccionado que representa al país "en las buenas y en las malas". Y parece tanta la necesidad de apoyarlo que hasta se aguantó el desplante del mejor jugador del mundo de todos los tiempos, quien se dio el lujo de no atenderla, por lo menos hasta el cierre de esta nota.

El cálculo político es perfecto. Las encuestas on line indican que la mitad más uno no crucifica a Maradona después de la derrota contra Alemania. Tanto Néstor Kirchner como la jefa de Estado saben, como buenos animales políticos que son, que el director técnico del seleccionado sigue siendo, aún ahora, el ícono popular vivo más importante de la Argentina. Tampoco ignoran que uno de los lugares comunes del imaginario colectivo local es que, "El Diego", en cualquier momento, puede renacer de entre las cenizas como un ave fénix de marca registrada e industria nacional.

Por otra parte, la asociación del Gobierno con el fútbol les aporta beneficios políticos tangibles, más allá de las acusaciones de oportunistas que reciben de los medios no oficialistas y los políticos de la oposición. Un solo ejemplo: el ex presidente y el jefe de Gabinete suponen que el crecimiento en las encuestas que se produjo a partir de marzo de este año tiene mucho que ver con la publicidad oficial que satura la transmisión de los partidos del campeonato local. Y computan en su haber, no sólo la "buena onda" que emite aparecer pegado al deporte más popular y más consumido por los argentinos, sino el haber puesto de su lado a relatores y periodistas deportivos que antes criticaban al Gobierno como la mayoría de sus colegas.

Para usar el lenguaje kirchnerista, Maradona siempre resultó funcional a los planes del Gobierno. Y en el inicio del Mundial, la corporación mediática oficial se encargó de vincular los primeros cuatro triunfos del seleccionado con El Club de Buena Onda cuyos socios apoyan de manera incondicional a Cristina Fernández de Kirchner.

El kirchnerismo trasladó sus malas prácticas políticas al mundo deportivo. Es decir: los medios y periodistas que criticaron y siguen criticando a Maradona son considerados opositores o funcionales al Grupo Clarín. Y los que lo "bancan a Diego a muerte", como escribió Aníbal Fernández en su red social preferida, reciben los beneficios correspondientes por haber elegido el bando de Los Buenos. Por supuesto, en este ámbito también hay profesionales muy serios y respetables que escriben y dicen lo que piensan, más allá del beneficio que les pueda reportar.

El ex presidente, la primera mandataria y también Fernández esperan con ansiedad una señal de Maradona. ¿Y qué hará uno de los hombres más conocidos y populares del mundo, mientras se lame las heridas en su casa de Ezeiza, en compañía de su pareja y de muy pocos amigos? Los volverá a utilizar en la medida que los necesite, más allá de lo que piensa de verdad sobre Kirchner, la Presidenta e incluso el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Julio Humberto Grondona.

Maradona no es político, pero conoce muy bien cómo funcionan los políticos. Lo supo desde la época de la dictadura, cuando Jorge Rafael Videla insistió en sacarse una foto con él cuando levantó la Copa del Mundial Juvenil en Japón. Lo sufrió durante el gobierno de Carlos Menem, cuando se preocuparon en hacer público un asunto privado para desviar la atención de la corrupción imperante. Además, el ídolo se jacta de conocer muy bien las intenciones de Kirchner, aunque no lo dice en público porque sabe que no le conviene.
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Los Kirchner lo aceptaron, porque saben que pelearse con Diego es uno de los peores negocios que pueden hacer.

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