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viernes, 9 de abril de 2010

ESCANDALO DE LA UNIACC NO TIENE NOMBRE


VÍCTIMAS DE LA TORTURA SON AHORA VÍCTIMAS DEL LUCRO
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Por Walter Krohne


Hay situaciones en Chile que cuesta entender. Hace años que venimos debatiendo el tema de la universidad privada en Chile por los problemas divisionistas que plantea en la sociedad, donde preferentemente pueden estudiar quienes tienen los medios económicos para hacerlo y los que no, deben buscar otros caminos.
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El lucro es un elemento central o básico en el funcionamiento de las universidades privadas que rompe con los grandes valores universitarios y pone a los alumnos en la disyuntiva de verse obligados a aceptar las condiciones del “negocio”, lo que significa pagar por cada uno de los servicios “académicos” que reciben, o simplemente abandonar la idea de estudiar. Lo lamentable es que las universidades tradicionales que forman parte del Consejo de Rectores y que tan buenos resultados educacionales le han brindado al país en el pasado, se han ido contagiando lentamente con esta costumbre.
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El mercado es el ente invisible que lo regula todo. Es el elemento más poderoso de la nueva o vieja economía, hoy conocida como neoliberalismo, que se inclina en uno de sus postulados por el mantenimiento de un estado pequeño que conduzca brillantemente la macroeconomía y a costos no demasiado elevados. En otras palabras se desea un Estado eficiente pero que no sea caro y, dentro de lo posible, sin corrupción. Debe controlar, si, debe controlar y mucho, para dejarle a la empresa privada el desarrollo económico, la generación de empleos y el manejo del motor mismo de la economía, para usar un lenguaje de ex alumnos de la Universidad de Chicago.
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Lamentablemente esto no ocurre en Chile. Un solo ejemplo reciente confirma todo lo que hemos dicho: La Universidad de las Comunicaciones (Uniacc) percibió del Ministerio de Educación en 2009 $ 5.000.259.908 para dictar un programa especial de Comunicación, Gestión y Nuevas Tecnologías a quienes fueron víctimas de la presión política y de la tortura durante la dictadura de Pinochet (se trata de la denominada beca Valech que es un beneficio establecido por la Comisión que presidió Monseñor Sergio Valech -Ley N° 19.992 de 2008).
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Este programa terminó en un gran escándalo que ahora seguramente se investigará a nivel de otras instituciones, como son los tribunales de justicia, aparte de la Contraloría. Para “atender” a los 27.000 beneficiarios de la Ley 19.992, la Uniacc comenzó a captar “clientes potenciales” en todo el país y matriculando a una cantidad importante de alumnos, sin considerar que algunos no supieran leer ni escribir y no tuvieran educación básica, que son requisitos indispensables para ingresar a estudiar a una universidad en Chile. ¿Fue todo esto controlado por el Ministerio de Educación?
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El objetivo de las becas Valech consiste en recompensar a las víctimas con la posibilidad de poder completar sus estudios superiores, pero para este grupo la Uniacc no contempló una carrera universitaria o título académico, sino un programa especial destinado en el fondo "a ganar dinero sin mayores esfuerzos", porque, según dijeron los afectados en el programa “Esto no Tiene Nombre” de TV 24 Horas, ni siquiera se cumplió lo que se les había ofrecido, un curso especial con diversas asignaturas de 12 horas cada una, como lenguaje, computación, tecnologías aplicadas a las matemáticas y desarrollo personal y con clases que se iban a extender durante cuatro trimestres.
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El negocio era redondo, porque el Ministerio de Educación pagó $9.300.000 por cada alumno, es decir un arancel excesivo si se le compara con lo que cuesta un año de medicina en la Universidad de Chile, un poco más de 4 millones, o derecho, un poco menos de 3 millones de pesos. Sin embargo lo más importante para la universidad fue que era dinero seguro donde el peligro de morosidad de los alumnos no existía.
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Cuando terminó el curso, uno de los alumnos, Carlos Villanueva, que es analfabeto, demostró lo poco o nada que había aprendido: ni siquiera sabía como encender el computador, como quedó demostrado en cámara. ¿Y qué aprendió?, le preguntó el periodista de 24 Horas y su respuesta fue: "Aprendí a escribir mi nombre".
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La verdad es que no puedo continuar escribiendo porque todo lo veo como una gran miseria humana. El ministro de educación, Joaquín Lavín, calificó de horroroso lo ocurrido en Uniacc y agregó que el país puede tener la seguridad de que si hubo algún funcionario del Ministerio involucrado, éste perderá su empleo.
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Comentamos entonces: Los supuestos implicados del Ministerio son “pajaritos” chicos…y qué pasará con los pájaros más grandes, es decir los hombres con ideas "brillantes", como por ejemplo ¿cómo poder lucrar más y con menos complicaciones? ¿Tendrán ellos alguna sanción o ocurrirá lo mismo que con los constructores de los edificios que se cayeron en el terremoto? No nos olvidemos que Lavin también es un empresario.

1 comentario:

  1. Si, el sr. Lavin es Empresario, pero ahora es Ministro de la República y si quieren seguir gobernando después de los 4 años tendrá que demostrar que es ético, no como varios chupasangre que habían antes. Ahora, si nos defrauda ¿ Por quién votaremos en 4 años mas ?

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