Los líderes de los grupos
parlamentarios alemanes socialdemócrata, Rolf Mützenich, y conservador, Friedrich
Merz, fijaron este martes
como fecha para celebrar nuevas elecciones generales el 23 de febrero de 2025, acuerdo que debe ser confirmado ahora por el presidente alemán Frank-Walter
Steinmeier.
En una comparecencia ante la prensa, Mützenich
precisó el calendario, según el cual, el 11 de diciembre el canciller alemán,
Olaf Scholz, presentará por escrito su voto de confianza, que será debatido el
16 de diciembre. Ese mismo día se tomará una decisión.
Mützenich calificó de "muy inteligente"
la decisión del canciller de delegar en los líderes de los grupos
parlamentarios de los socialdemócratas y de la oposición conservadora la
"poco útil discusión" sobre la fecha de las elecciones y aseguró que
las conversaciones se caracterizaron por un ambiente de confianza y
confidencialidad.
"Hemos acordado proponer al presidente que las
elecciones tengan lugar el próximo 23 de febrero, debe ser el día de las
elecciones para la composición del 21º Bundestag", dijo por su parte
Friedrich Merz, líder del partido CDU, el principal de la oposición, en
una comparecencia ante la prensa. MS.
La coalición gobernante de Alemania entró en una seria crisis política, justo en un momento en que el estado de ánimo de la población (casi 85 millones) está por “los suelos” debido especialmente a la situación de inseguridad económica y energética como consecuencia de las guerras (especialmente Ucrania en forma directa y el Medio Oriente en forma de coletazos graves por el petróleo y el gas)
Pero la chispa que encendió el fuego fue la destitución del ministro de Finanzas, el liberal FDP, Christian Lindner. Así, la coalición gubernamental formada por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Los Verdes y el Partido Demócrata Liberal (FDP) se ha debilitado completamente. Según una encuesta del instituto de demoscopia Allensbach del pasado septiembre, sólo el tres por ciento de los consultados respondió estar convencido que el gobierno actual era positivo para Alemania (para el resto aparece como negativo o neutro).
En todo caso, desde el punto de vista financiero, la guerra ucraniana iniciada por el líder ruso Vladimir Putin, hace casi tres años, les ha significado un enorme costo a las arcas germanas, lo que ha significado hacer serios recortes en otros sectores no militares, como los económicos y sociales.
Sin embargo, en otros estudios, como el del Atlas de la Felicidad 2024, el Informe de Equivalencia del Gobierno Federal y una nueva encuesta del Instituto Alemán de Investigación Económica, el nivel de insatisfacción con sus vidas en Alemania aumenta, sobre todo, porque ya se superó la pandemia de coronavirus y está bajando la inflación.
John Kampfner, excorresponsal extranjero en Alemania de la agencia de noticias Reuters, observa que el estado de ánimo en el país es siempre mucho peor que la situación real: "Esta tendencia a quejarse (de los alemanes) es siempre una excusa para eximirse de la propia responsabilidad, una especie de parálisis", explica, porque "los alemanes se han vuelto demasiado cómodos. Siempre estuvieron muy bien. Pero no existe una cultura de la innovación, en la que hay que arriesgarse y empezar algo nuevo. En lo que respecta a la digitalización, por ejemplo, estamos estancados en la Edad Media”.
El politólogo búlgaro Ivan Krastev dijo que "los últimos 30 años han sido tan buenos para Alemania que le gustaría seguir viviendo así para siempre. Pero el mundo ha cambiado radicalmente. La palabra clave es la guerra de Ucrania. Los alemanes, acostumbrados al éxito, se ven obligados a cambiar su estilo de vida, aunque su mentalidad es que todo debe permanecer siempre como está”.
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