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DIRECTOR DE COMUNICACIONES SE BUSCA
DIRECTOR DE COMUNICACIONES SE BUSCA
Por Luis Conejeros
Se ha notado en estas semanas la falta de un director de
orquesta en materia de comunicaciones. El cargo está vacante desde principios
de marzo.
Ante la crisis, ¡calma! Es la lección número uno que
entregamos cuando capacitamos a ejecutivos en crisis comunicacional.
Políticamente el gobierno está aplicando esta máxima, sin embargo su desempeño
comunicacional ha sido menos que deficitario.
A diferencia de algunos que opinan en los medios, creo
que el gobierno está actuando ante la crisis con la debida calma política y un
rumbo medianamente claro. Se ha hecho cargo de las emergencias sobrevinientes
(como la sequía y los incendios del sur y las inundaciones del norte); ha
implementado medidas políticas para sortear la crisis de confianza, como el
Consejo Asesor contra conflictos de interés y corrupción; está dejando espacio
para la actuación de los partidos; está respetando y observando con la
distancia necesaria la actuación de la justicia; y ha sido prudente con los
organismos relacionados, como impuestos internos y las superintendencias.
Es decir, políticamente se están “echando a correr
bolitas”, con la debida calma para observar hacia dónde se mueven y dónde
terminan. En lo político actual, mientras el Gobierno y los políticos
proponen…, los escándalos y las revelaciones en tribunales y medios, disponen.
Lo sabio en el arte de lo posible es generar condiciones
para salir de la crisis más que buscar una salida inmediata, que en realidad es
imposible. Se equivocan los que proponen medidas efectistas y ejemplarizadoras
buscando poner punto final a las polémicas.Otra cosa que enseñamos en los
cursos de crisis es que éstas acaban cuando acaban, no cuando uno quiere que
acaben.
Nada peor que una autoridad que habla y hace anuncios
tres veces con el objetivo de cerrar una polémica que porfiadamente no
terminará porque surgen hechos nuevos.
Algo de eso le pasó a Bachelet con el caso Caval: en febrero citó a la
prensa para poner un “punto final” a la polémica y a poco andar hubo de cambiar
de rumbo. Hoy se posiciona como una observadora más de las sorpresas que semana
a semana nos deparan los negocios de su hijo y su nuera. Es el único modo de
creerle que se va enterando por la prensa,“verdad” que tendrá que sostener por
la eternidad.
Cualquier político con un poco de experiencia sabe que el
actual clima de crisis lo superaremos con suerte el segundo semestre. Hagan lo
que hagan y anuncien lo que anuncien las autoridades, hay que esperar algunos
hechos cruciales como que asuman los nuevos timoneles de la UDI, el PS y la DC.
Sólo después de eso se podrán iniciar conversaciones
serias políticamente hablando, contrapartes nuevas con margen de juego claro.
Aquello coincidirá más o menos con el informe de la Comisión Engel y los
primeros proyectos de ley sobre probidad.
Luego vendrá el 21 de mayo, donde el gobierno debiera
aprovechar de realizar una especie de relanzamiento. Y en torno a este
relanzamiento deberá desarrollarse el postergado cambio de gabinete,
imprescindible para mejorar la gestión en áreas deficitarias y hacerse cargo
del nuevo escenario político, de la desconfianza y los cambios en los
partidos. Adicionalmente en el segundo semestre los partidos deben comenzar las
nominaciones de candidatos a alcaldes y concejales.
Todos estarán interesados en cambiar de agenda
El escenario político es claro. No así la difusa gestión
comunicacional del gobierno. Una vocería deslucida, que no logra conducir el
debate político e incluso a ratos resulta irrelevante. Una menor presencia del
ministro del Interior, que a fines del 2014 alcanzaba un peso específico que
hacía relevantes sus intervenciones. La inexistencia de más ministros y
representantes del ejecutivo que conduzcan el debate, algunos de ellos
inevitablemente manchados por Penta y, según se dice, otros por SQM. Son
factores que se suman a una serie de errores comunicacionales de la Presidenta
que ha terminado por confundir a su propio conglomerado.
Mientras Bachelet se muestra como la cabeza indiscutida
de la acción político-pública ante las emergencias, la crisis de confianza
política no tiene conductor. Proliferan los parlamentarios oportunistas de
turno, que para ganar la portada del día son capaces de anunciar las más
descabelladas teorías de conspiraciones, negociaciones, arreglines o presiones.
Mientras tanto, la Presidenta ha cometido errores
comunicacionales difíciles de entender.
Hablar en negativo es un error de principiante. “El
gobierno no está paralizado”, ha dicho la Presidenta. Me recuerda al profesor
de programación neurolingüística que nos decía “les prohíbo pensar en un
elefante rosado”, para mostrarnos porqué un líder siempre debe hablar en
positivo.
Otro error, negar un rumor de renuncia, dándole
credibilidad y sustento a aquellos que se dedican a la rumorología. ¿No hubiese
sido mejor reírse un poquito de aquellos supuestamente inteligentes y bien
informados que creen teorías tan descabelladas?
El domingo en TVN la presidenta intentó retomar el
liderazgo comunicacional. Tuvo aciertos relevantes: se puso al margen de los
“arreglines”, retomó el tono positivo orientado a la acción y estuvo muy cerca
de condenar las actuaciones de sus familiares (nadie espera que la madre haga
escarnio del hijo en TV). Pero el esfuerzo presidencial no es suficiente sin un
director de orquesta comunicacional que refuerce lo realizado mediante todos
los voceros de la Nueva Mayoría. Hasta ahora esa capacidad de organización de
mensajes no se ha visto ni de cerca.
Desde el punto de vista del Gobierno, dejar que la nuera
de la Presidenta se exponga a una imagen tan peligrosa como la salida del
tribunal en medio de empujones, dejarla entrar con lentes oscuros ocultando su
rostro y finalmente permitirle hacer sus descargos a través de la “La Segunda”
son errores comunicacionales serios.
¿A quién quiere hablarle Compagnon? ¿A los políticos,
empresarios y ejecutivos que leen La Segunda? ¿En qué está la nuera, en
explicar la situación al país o busca la posibilidad de seguir haciendo
negocios hablando a los poderosos?
Creo que es el pueblo que confiaba en Bachelet (y que
probablemente aún quiere confiar) el que está esperando las explicaciones, no
las élites. Pero Compagnon elije hablar con “La Segunda” como Dávalos lo hizo
antes con “El Mercurio”.
Me dirán que ello no tiene nada que ver con el Gobierno.
Por el contrario, creo que un buen Secretario de Comunicaciones de gobierno los
habría obligado a hablar con Cecilia Rovaretti en “Cooperativa”; con la revista
mujer de “Las Ultimas Noticias” y con Alvaro Escobar u otro “late” en la TV que
la hubiese tratado “con cariño”.
Buscar aquellos espacios comunicacionales donde está el
pueblo al que hay que hablarle hoy es clave. Y si el Gobierno no se da cuenta,
es porque le está faltando una pieza.
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