POLITICA-COLUMNA-GUMUCIO-KRADIARIO
LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN LA CRISIS DE DOMINACIÓN
OLIGÁRQUICA
.
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
En la
historia de los partidos políticos chilenos se ha mantenido, desde el comienzo del
siglo XX hasta nuestros días, un esquema que fluctúa entre ocho y nueve
partidos con representación parlamentaria, a los que se agrega una serie de
agrupaciones, en su mayoría surgidas de la división de los partidos
principales.
.
La
famosa “ley de hierro” de las oligarquías, en la obra Los partidos políticos,
un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna,
de Robert Michels, se ha convertido en algo tan indiscutible como la famosa ley
de la gravedad, pues quien dice organización partidaria, dice burocracia, y
sólo ha cambiado el tipo de partidos en el sentido de que han dejado de ser
ideológicos, para transformarse en meros cazadores de votos y en un medio para
asaltar el botín del Estado.
.
El
esquema duopólico dentro del sistema de partidos políticos no es ninguna
novedad en nuestra historia: coincidentemente, en ambas crisis de dominación
oligárquica – tanto en la de 1920 hasta 1932, como en la actual -, la
estructura partidaria es más o menos similar. En 1920, la Alianza Liberal vs la
coalición conservadora; en la actualidad, Nueva Mayoría vs Alianza.
.
Es un
lugar común la expresión “no hay democracia sin partidos políticos”, pero
cuando se corrompen, la democracia se transforma en plutocracia. Hasta 1973,
los partidos políticos principales estaban insertos en la sociedad civil, por
ejemplo, las elecciones en la Central Única de Trabajadores tenía su cimiento en
los partidos políticos, lo mismo ocurría en las federaciones estudiantiles, los
sindicatos campesinos y los Centros de Madres, entre otras organizaciones
sociales, lo cual explica por qué en Chile no surgió un partido
político que representara un estamento social determinado – salvo excepciones
como el Partido de los Jubilados y el Femenino, de María de la Cruz -.
.
La
crítica a los partidos políticos ha existido siempre en nuestra historia: baste
ver, como guía de ejemplo, el fenómeno de Carlos Ibáñez del Campo, (1952-1958),
en que la “escoba debía barrer” con los partidos políticos corrompidos,
especialmente el Radical. Durante ese período se creó el más alto número de
partidos políticos en Chile que, en la práctica sumaban 29, dando lugar a una
extrema balcanización.
.
En los
períodos de crisis de dominación oligárquica, tanto la de los años 20, como en
la actual, los partidos políticos se convierten en la dirección de un conjunto
de notables que hacen el papel de “jefes de mafia”, que distribuyen las sillas
parlamentarias y los puestos en el Ejecutivos y en las empresas del Estado
entre sus servidores más serviles y leales. Como la relación entre la sociedad
civil está cortada, el Partido y el Parlamento se transforman en vía rápida
para enriquecerse sin límites, aumentando así el descontento y la consiguiente
antipatía y rechazo que la ciudadanía les profesa, al descubrir que personajes
de un status “mediócrata” se han transformado en plutócratas.
.
La
corrupción de partidos políticos y parlamento no es muy distinta en ambos períodos
de crisis de dominación oligárquica: en 1924, ante el “ruido de sables” el
Parlamento elegido, gracias a la intervención electoral de Arturo Alessandri,
instaló la “execrable camarilla” en ambas ramas del parlamento, provocando la
intervención militar a raíz de la discusión de la dieta parlamentaria; en la
actualidad, se hecho manifiesto el papel de sirvientes de las grandes empresas,
que abarca a parlamentarios y a dirigentes políticos.
.
Cuando en
los años 20, como hoy, los partidos políticos, transformados en verdaderas
mafias feudales, conservaron el nombre que les dieron sus grandes fundadores -
pretenden representar grandes tendencias históricas europeas - en los 20,
liberales, balmacedistas, conservadores, radicales y demócratas, en la actualidad,
democratacristianos, radicales, socialistas y comunistas han abandonado, casi
por completo, los principios ideológicos que les dieron su origen,
transformándose en partidos “pulpos”, cuyo único interés es ganar elecciones, que
les permitan apropiarse del parlamento y del ejecutivo.
.
La
crisis actual de partidos, dentro de un esquema de privatización de la
política, exige ser profundizada en otras entregas, sin embargo, constatamos la
tendencia al quiebre, por ejemplo, de la Democracia Cristiana por caso de su
presidente electo, Jorge Pizarro, cuyos hijos están presumiblemente implicados
en el caso Soquimich, por lo cual, algunos militantes - aún con una moral
falangista – han rechazado su ascenso a la jefatura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario