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lunes, 6 de abril de 2015

MUNDO-IRÁN-KRADIARIO

PROTOCOLO PRELIMINAR NUCLEAR IRANÍ

Por Martín Poblete.

Como lo hemos venido argumentando en KRADIARIO,  los científicos iraníes han amaestrado el ciclo completo de investigación y desarrollo de la ciencia y tecnología nucleares, en un trabajo de cuarenta años iniciado en tiempos del Shah; con su propia lógica y racionalidad científicas, esta realidad se ha impuesto a los berrinches en Tel Aviv y en el Congreso de los Estados Unidos.
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Las negociaciones secretas entre diplomáticos de rango intermedio americanos e iraníes, conducidas en el Sultanato de Omán durante el año 2013, sentaron las bases para el ciclo posterior incluyendo a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas mas Alemania, el llamado P5+1, y el interesante rol coordinador de las sucesivas encargadas de relaciones exteriores de la Unión Europea.
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La última ronda tuvo lugar en Lausana, Suiza, precedida por el conceptual y verbalmente violento discurso del primer ministro israelí ante el Congreso de los Estados Unidos; las perspectivas no lucían auspiciosas, complicadas por la fecha límite del 31 de marzo, autoimpuesta por la diplomacia americana.
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Contra todos los pronósticos, un día pasado de la fecha límite, las partes  involucradas produjeron un conjunto de medidas cuyos detalles habrán de ser trabajados en las semanas por delante, esas medidas se las presume conducentes a un acuerdo formal a ser adoptado en la fecha definitivamente final del 30 de junio 2015.
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En consecuencia, la última ronda de negociaciones  en Lausana no produjo acuerdo ni pacto, no hubo signatarios ni firmas en el papel, sino mas bien un protocolo preliminar de entendimiento en cuyo lenguaje se halla implícito el reconocimiento  de las capacidades nucleares iraníes, y la necesidad de poner limitaciones mutuamente aceptables y verificables al uso de tales capacidades, muy particularmente a su aplicación para producir material radiactivo fisionable  susceptible de ser usado en la fabricación de armas nucleares, específicamente una bomba  atómica del tipo Hiroshima;  estas exigencias le dan al lenguaje del protocolo preliminar de Lausana, una lógica cercana a la de los acuerdos de control de armamentos entre los Estados Unidos y  la entonces Unión Soviética, en tiempos de la Guerra Fría.
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Los diversos medios occidentales difieren en su evaluación del  número de requisitos acordados en Lausana; efectivamente, no es fácil enumerarlos sin pretender establecer prioridades, estas surgen por sí mismas.

En primer lugar, se exige a Iran reducir su reserva de uranio enriquecido, estimada en ocho toneladas, a trescientos kilos;  en la eventualidad de un quiebre futuro de los acuerdos, se asume tomaría a Iran al menos un año volver a enriquecer a nivel fisionable las restantes 7.7 toneladas.   Los límites a la reserva de uranio enriquecido a nivel fisionable son considerados fundamentales en la estructura de cualesquier acuerdo.

Se reduce el número de centrífugas IR-2 de última generación de las 19.000 actuales a 6.104; de éstas últimas, 5.000 quedarían en la central de agua pesada en Natanz, 1.104 irían al complejo subterráneo en Fordow,  las otras  serían desfasadas  para luego ser almacenadas, su probable uso futuro ligado al cumplimiento de los acuerdos.

Por los próximos diez años operará una sola central nuclear de agua pesada, Natanz, procesando uranio enriquecido a no mas del 3.67%.

Por los próximos quince años no habrá procesamiento de material radiactivo fisionable en el complejo subterráneo en Fordow, las instalaciones serán utilizadas para investigación y docencia.

El reactor de agua pesada en Arak no producirá uranio altamente enriquecido, ni procesará material fisionable.

Por los próximos 25 años se deja establecido un intrusivo y estricto régimen de inspecciones de todas las instalaciones nucleares iraníes, sin excepciones, a cargo de inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas,  con acceso garantizado a minas de uranio y plantas `procesadoras.   Sería un régimen de inspecciones sin precedentes en lo intrusivo, y en su intensidad;  los Estados Unidos, especialmente, quisieran extender las inspecciones a ciertos aspectos de ingeniería nuclear del pasado reciente relacionados con supuestos usos militares, asimismo los americanos quisieran tener oportunidad de conversar detalladamente con los científicos nucleares iraníes.

Una vez en cumplimiento de las condiciones acordadas y establecidas,  se procederá a levantar  las sanciones comerciales, económicas y financieras impuestas por  Estados Unidos y la Unión Europea, plazos y secuencias a ser negociados y acordados el 30 de junio, así como un mecanismo de reposición automática de sanciones si se verifica violación de los acuerdos.    Los iraníes pusieron especial énfasis en terminar el bloqueo a sus bancos, impidiéndoles usar el sistema SWIFT para transferencias electrónicas interbancarias globales.
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Levantar sanciones exigirá considerable coordinación entre los Estados Unidos y la Unión Europea, en consideración al carácter extraterritorial de las sanciones impuestas por los americanos; en este mismo sentido, también exigirá coordinación con China y Rusia levantar las impuestas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.   De haber acuerdos formales el 30 de junio, se considera una demora de entre seis y ocho meses en el levantamiento del régimen de sanciones.
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En el lado iraní, se calcula entre dos y tres meses el tiempo necesario para implementar el cumplimiento de las exigencias, esto en paralelo con la compleja puesta en práctica en terreno del rol fundamental, sin precedentes, de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

A esperar la fecha final del 30 de junio.   Las nuevas rondas de negociaciones entre las partes  serán intensas, como ya lo han sido; también lo serán esfuerzos por obstaculizar la obtención de acuerdos definitivos.


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