MUNDO-IRÁN-KRADIARIO
PROTOCOLO PRELIMINAR NUCLEAR IRANÍ
Por Martín Poblete.
Como lo hemos venido argumentando en KRADIARIO, los científicos iraníes han amaestrado el
ciclo completo de investigación y desarrollo de la ciencia y tecnología
nucleares, en un trabajo de cuarenta años iniciado en tiempos del Shah; con su
propia lógica y racionalidad científicas, esta realidad se ha impuesto a los berrinches
en Tel Aviv y en el Congreso de los Estados Unidos.
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Las negociaciones secretas entre diplomáticos de rango
intermedio americanos e iraníes, conducidas en el Sultanato de Omán durante el
año 2013, sentaron las bases para el ciclo posterior incluyendo a los cinco
miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas mas
Alemania, el llamado P5+1, y el interesante rol coordinador de las sucesivas
encargadas de relaciones exteriores de la Unión Europea.
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La última ronda tuvo lugar en Lausana, Suiza, precedida por
el conceptual y verbalmente violento discurso del primer ministro israelí ante
el Congreso de los Estados Unidos; las perspectivas no lucían auspiciosas,
complicadas por la fecha límite del 31 de marzo, autoimpuesta por la diplomacia
americana.
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Contra todos los pronósticos, un día pasado de la fecha
límite, las partes
involucradas produjeron un conjunto de medidas cuyos detalles habrán de
ser trabajados en las semanas por delante, esas medidas se las presume conducentes
a un acuerdo formal a ser adoptado en la fecha definitivamente final del 30 de
junio 2015.
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En consecuencia, la última ronda de negociaciones en Lausana no produjo acuerdo ni pacto, no
hubo signatarios ni firmas en el papel, sino mas bien un protocolo preliminar
de entendimiento en cuyo lenguaje se halla implícito el reconocimiento de las capacidades nucleares iraníes, y la
necesidad de poner limitaciones mutuamente aceptables y verificables al uso de
tales capacidades, muy particularmente a su aplicación para producir material
radiactivo fisionable susceptible de ser
usado en la fabricación de armas nucleares, específicamente una bomba atómica del tipo Hiroshima; estas exigencias le dan al lenguaje del
protocolo preliminar de Lausana, una lógica cercana a la de los acuerdos de
control de armamentos entre los Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, en tiempos de la
Guerra Fría.
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Los diversos medios occidentales difieren en su evaluación
del número de requisitos acordados en
Lausana; efectivamente, no es fácil enumerarlos sin pretender establecer
prioridades, estas surgen por sí mismas.
En primer lugar, se exige a Iran reducir su reserva de
uranio enriquecido, estimada en ocho toneladas, a trescientos kilos; en la eventualidad de un quiebre futuro de
los acuerdos, se asume tomaría a Iran al menos un año volver a enriquecer a
nivel fisionable las restantes 7.7 toneladas.
Los límites a la reserva de uranio enriquecido a nivel fisionable son
considerados fundamentales en la estructura de cualesquier acuerdo.
Se reduce el número de centrífugas IR-2 de última generación
de las 19.000 actuales a 6.104; de éstas últimas, 5.000 quedarían en la central
de agua pesada en Natanz, 1.104 irían al complejo subterráneo en Fordow, las otras
serían desfasadas para luego ser
almacenadas, su probable uso futuro ligado al cumplimiento de los acuerdos.
Por los próximos diez años operará una sola central nuclear
de agua pesada, Natanz, procesando uranio enriquecido a no mas del 3.67%.
Por los próximos quince años no habrá procesamiento de
material radiactivo fisionable en el complejo subterráneo en Fordow, las
instalaciones serán utilizadas para investigación y docencia.
El reactor de agua pesada en Arak no producirá uranio
altamente enriquecido, ni procesará material fisionable.
Por los próximos 25 años se deja establecido un intrusivo y
estricto régimen de inspecciones de todas las instalaciones nucleares iraníes,
sin excepciones, a cargo de inspectores de la Agencia Internacional de Energía
Atómica de las Naciones Unidas, con acceso
garantizado a minas de uranio y plantas `procesadoras. Sería un régimen de inspecciones sin
precedentes en lo intrusivo, y en su intensidad; los Estados Unidos, especialmente, quisieran
extender las inspecciones a ciertos aspectos de ingeniería nuclear del pasado
reciente relacionados con supuestos usos militares, asimismo los americanos
quisieran tener oportunidad de conversar detalladamente con los científicos
nucleares iraníes.
Una vez en cumplimiento de las condiciones acordadas y
establecidas, se procederá a
levantar las sanciones comerciales,
económicas y financieras impuestas por
Estados Unidos y la Unión Europea, plazos y secuencias a ser negociados
y acordados el 30 de junio, así como un mecanismo de reposición automática de
sanciones si se verifica violación de los acuerdos. Los iraníes pusieron especial énfasis en
terminar el bloqueo a sus bancos, impidiéndoles usar el sistema SWIFT para
transferencias electrónicas interbancarias globales.
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Levantar sanciones exigirá considerable coordinación entre
los Estados Unidos y la Unión Europea, en consideración al carácter
extraterritorial de las sanciones impuestas por los americanos; en este mismo
sentido, también exigirá coordinación con China y Rusia levantar las impuestas
por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. De haber acuerdos formales el 30 de junio,
se considera una demora de entre seis y ocho meses en el levantamiento del
régimen de sanciones.
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En el lado iraní, se calcula entre dos y tres meses el
tiempo necesario para implementar el cumplimiento de las exigencias, esto en
paralelo con la compleja puesta en práctica en terreno del rol fundamental, sin
precedentes, de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
A esperar la fecha final del 30 de junio. Las nuevas rondas de negociaciones entre las
partes serán intensas, como ya lo han
sido; también lo serán esfuerzos por obstaculizar la obtención de acuerdos
definitivos.
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