7-5-2014-KRADIARIO-Nº 896
VIVIMOS TIEMPOS DE NOÉ
Por Leonardo Boff
Vivimos tiempos de
Noé. Presintiendo que vendría un diluvio, el viejo Noé llamaba a las personas a
cambiar de vida. Pero nadie lo escuchaba. Al contrario, “comían y bebían, se
casaban y se daban en matrimonio hasta que vino el diluvio que los hizo perecer
a todos” (Lc 17,27; Gn 6-9).
Los 2000 científicos del IPCC que estudian el clima de la
Tierra son nuestros actuales Noés. Su tercero y último informe del 13 de abril
de 2014 contiene una alerta muy seria: tenemos apenas 15 años para impedir que
el clima de la Tierra suba por encima de 2 grados centígrados. Si los supera,
conoceremos algo del diluvio. Ninguno de los 196 jefes de Estado ha dicho una
palabra. La gran mayoría sigue explotando los bienes naturales, negociando,
especulando y consumiendo sin parar, como en los días de Noé.
Distingo tres graves irresponsabilidades: la general y
también la específica y supina ignorancia del Congreso norteamericano que vetó
todas las medidas contra el calentamiento global; la manifiesta mala voluntad
de la mayoría de los jefes de Estado; y la falta de creatividad para ir
montando los tablones de una posible Arca salvadora. Como un loco en una
sociedad de “sabios” me atrevo a proponer algunas iniciativas. Si algún mérito
tienen es el de apuntar hacia un nuevo paradigma civilizatorio que podría dar
otro rumbo a la historia. Son estas:
1. Completar la razón instrumental-analítica-científica
dominante con la inteligencia emocional o cordial. Sin ésta no nos conmovemos
ante la devastación de la naturaleza ni nos comprometemos a rescatarla y
salvarla.
2. Pasar de la simple comprensión de la Tierra como un
almacén de recursos a la visión de la Tierra viva, como un superorganismo vivo
que se autorregula, llamado Gaia.
3. Entender que, como humanos, somos esa parte de la Tierra
que siente, piensa y ama, cuya misión es cuidar de la naturaleza.
4. Pasar del paradigma de la conquista/dominación todavía
vigente, al paradigma del cuidado/responsabilidad.
5. Entender que la sostenibilidad sólo estará garantizada si
respetamos los derechos de la naturaleza y de la Madre Tierra.
6. Articular el contrato natural hecho con la naturaleza,
que supone la reciprocidad inexistente con el contrato social, que supone la
colaboración e inclusión de todos, y es insuficiente.
7. No existe el medio-ambiente sino el ambiente entero. Lo
que existe es la comunidad de vida con el mismo código genético de base
estableciendo un parentesco entre todos.
8. Abandonar la obsesión del crecimiento/desarrollo por la
redistribución de la riqueza acumulada.
9. Debemos producir para atender las demandas humanas pero
siempre dentro de los límites de la Tierra y de cada ecosistema.
10. Poner bajo control la voracidad productivista y la
competencia sin límites en favor de la cooperación y de la solidaridad, pues
todos dependemos unos de otros.
11. Superar el individualismo por la colaboración entre
todos, pues esta es la lógica suprema del proceso de evolución.
12. El bien común humano y natural tiene primacía sobre el
bien común particular y corporativo.
13. Pasar de la ética utilitarista y eficientista a la ética
del cuidado y de la responsabilidad.
14. Pasar del consumismo individualista a la sobriedad
compartida. Lo que nos sobra, les falta a los demás.
15. Pasar de la maximización del crecimiento a la
optimización de la prosperidad a partir de los más necesitados.
16. En vez de modernizar permanentemente, ecologizar todos
los saberes y procesos productivos, buscando tutelar los bienes y servicios
naturales y dar descanso a la naturaleza y a la Tierra.
17. Oponer a la era del antropoceno, que hace del ser humano
una fuerza geofísica destructiva, la era ecozoica que ecologiza e incluye a
todos los seres en el gran sistema terrenal y cósmico.
18. Valorizar el capital humano/espiritual inagotable por
encima del capital material agotable, porque el primero proporciona los
criterios para las intervenciones responsables en la naturaleza y alimenta
permanentemente los valores humano-espirituales de la solidaridad, del cuidado,
del amor y de la compasión, bases para una sociedad con justicia, equidad y
respeto a la naturaleza.
19. Contra la decepción y la depresión provocadas por las
promesas no cumplidas de bienestar general hechas por la cultura del capital,
alimentar el principio-esperanza, fuente de fantasía creadora, de nuevas ideas
y de utopías viables.
20. Creer y testimoniar que, al final de todo, el bien
triunfará sobre la maldad, la verdad sobre la mentira y el amor sobre la
indiferencia. Un poco de luz podrá vencer una inmensidad de tinieblas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario