KRADIARIO

Opinión del Editor

LOS NIÑOS Y LOS PRESOS VIVEN IGUAL DE OLVIDADOS Y BAJO UN CLIMA MANEJADO POR LOS OPERADORES POLÍTICOS

Por Walter Krohne
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Han pasado ya dos años y medio desde la asunción de Michelle Bachelet en una segunda versión avanzada de su idea de gobierno “progresista 2.0”, que con grandes promesas atrajo votantes, pero todas ellas han resultado ser al final ideas mal pensadas, sin profundidad y lo peor de todo, sin ninguna orientación en cuanto a financiamiento,  matando al final todas las ilusiones, como antes ocurrió también con el transantiago.
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No hay reforma tributaria que aguante el "fenomenal gasto" de la gratuidad ni tampoco los viajes de la presidenta (desde marzo de 2014 al 31 de mayo de 2016 ha viajado a 24 países implicando para el Estado un desembolso cercano a los US$ 8,5 millones, es decir realizó un viaje al extranjero por mes) o el incremento del número de parlamentarios en 47 (senadores y diputados) a partir del nuevo período legislativos, que en un comienzo iba a ser financiado con recortes en el presupuestos de los mismos diputados y senadores, pero que ahora será con aportes frescos y nuevos.

No es posible para un país en desarrollo, más tirado a pobre que a rico, poder financiar todos estos gastos que van creciendo y creciendo, también con los incrementos que hacen los parlamentarios por su cuenta al intervenir unilateralmente en la forma de financiamiento de la educación gratuíta, pasando a llevar flagrantemente al propio ministro de Hacienda, como ocurrió la última semana con la diputada comunista Camila Vallejo,  a pesar que  el que sabe realmente de cómo marchan las cosas en el sector público es precisamente el administrador de las platas fiscales.

Pero lo peor de todo es la calidad funcionaria en una administración pública que está saturada de personeros que son más bien operadores políticos antes que empleados de alto nivel dedicados a pensar en la modernización del Estado o en solucionar  los problemas cruciales que, así como se ve,  están dejando a los chilenos en el exterior en una situación de mediocridad y pésima imagen, lo  que es lamentable.
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En el Servicio Nacional de Menores la situación no es solamente deplorable, sino dramática con una reciente estadística conocida que habla de la muerte en los hogares de esta institución de 185 menores en los últimos doce años. ¿Alguien puede imaginarse lo que esto significa? Vidas humanas que se pierden por malos tratos o por enfermedades mal tratadas o simplemente por descuido. Estas no son muertes dentro de un cuadro normal del desarrollo demográfico en un país, sino han sido asesinatos cometidos por el Estado chileno. Duro es decirlo, pero es la verdad.
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Igualemente en este drama humano entran también los niños y jóvenes que se escapan de recintos del Sename, como acaba de ocurrir en Arica con 14 casos. ¿Dónde van a ir a parar esos menores? Sin duda alguna a la droga, a la delincuencia o a un panorama similar de vicios e inmoralidad porque el Estado no es capaz  de encontrar una orientación útil o reflexiva para estos menores con el objetivo de que en el futuro puedan jugar un papel útil en la sociedad. Pero esto no ha sido posible porque, así como también Gendarmería, son servicios utilizados justamente por los operadores políticos y da entonces lo mismo si se contratan o no a especialistas.
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Con cariño y mucho amor y la observación permanente de psicólogos y psiquiatras podrá lograrse la recuperación, aunque sea parcial, de estos niños que han sido internamente dañados o destruidos por sus propios padres enviciados con la droga o el alcohol y con la práctica de formas delictuales para subsistir. Estos niños están frustrados o perdidos y, en su interior buscan ayuda que no reciben y siguen con el dolor adentro, con horribles recuerdos de los maltratos sufridos  y el odio que les han metido en la cabeza en el marco de un cuadro tremendo de violencia extrema.
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Pero como idea genial,  a las autoridades elegidos por quienes creyeron en este modelo revolucionario,  no se les ocurre otro nombre para capitanear este servicio que el de  la ex Fiscal del caso Tsunami, donde también estuvo involucrada la Presidente que se escapó por un pelo de ser formalizada. Ella es Solange Huerta que ha llegado con la misión de poner orden en un recinto donde justamente no se trata sólo de eso sino de inculcarle cariño a los niños que permanecen  allí como prisioneros y sin ninguna esperanza o ilusión de vida. De eso se trata. Y para eso no se requiere una fiscal sino una psicóloga especialista algún profesional que tenga experiencia en el trabajo con niños. 
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"Es que hay que investigar las muertes y las fugas, y ella es especialista por haber sido buena para investigar en su posición de fiscal", se nos dice.  Nada que ver, seamos más serios para resolver. Lo que pasó ya pasó hace rato y creo que no tiene mucho remedio ni tampoco en una investigación se van a obtener más resultados de los que ya conocemos. Lo que debe hacerse es mirar hacia el futuro para que no sigan ocurriendo ni “crímenes” ni fugas. Hay que comenzar a escribir una nueva hoja en la vida del Sename pero con Solange Huerta no se conseguirá porque quizá en la imagen de la Presidenta está bien ubicada por evitar que ella fuera formalizada, en la práctica no es la persona idónea para este cargo.
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¿Y que pasó en Gendarmería? Lo mismo. Se ha dado una solución que ha surgido de la mente de algún operador u operadora política al designarse a un geógrafo militante del PPD que seguramente estaba sin trabajo, tenía un bajo sueldo o había prestado algún tipo de servicio a políticos del Gobierno, pero que de cárceles y presos tiene poca o ninguna idea.
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El ex director nacional de Gendarmería, Tulio Arce, precisó anoche en una entrevista con CNN Chile algunos detalles de su salida de la institución penitenciaria, así como otros relacionados con las millonarias pensiones con las que han sido favorecidos altos directivos que pasaron a retiro (ver nota separada en KRADIARIO de hoy). Arce sostuvo que fue él quien presentó su renuncia al cargo, pero que lo hizo luego que la ministra de Justicia Javiera Blanco se lo pidiera como un gesto, en el sentido que la situación al interior de Justicia era crítica, por tanto, se debían dar señales como proteger su gestión y la de la Presidenta de la República”, es decir ofrecer un nuevo show a la opinión pública, escondiendo la realidad.
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En este sentido, el ex director dijo: “Como yo fui designado por la Presidenta de la República, mi lealtad es hacia ella, y sigue siendo hasta hoy, yo acepté dar un paso al lado para que se pudieran resolver estos temas", pero al mismo tiempo denunció a la ministra y al subsecretario de haberle enviado nombres de funcionarios a punto de jubilar para que se les aumentaran sus ingresos, ya sea el sueldo o los bonos, a fin de que "estos protegidos del Reino" pudieran  irse a casa con una renta más elevada. 
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“Es un error creer que al cambiar sus directores se van a solucionar los problemas que son de fondo y son históricos en Gendarmería”, agregó Arce, cuyas palabras, cada una de ellas, fueron desmentidas en un comunicado que emitió el Ministerio de Justicia por instrucciones de la ministra Javiera Blanco muy temprano esta mañana.
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Para el ex director, el hecho que su sucesor sea una persona ajena a la institución, más que ayudar a resolver la crisis, “la complica”, ya que es una repartición “difícil de administrar; el director que viene va a necesitar al menos un año para conocer la institución y así poder resolver algunos temas”.
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Ante la pregunta de si la ministra de Justicia es parte del problema o la solución, Tulio Arce aseguró que “nosotros siempre quisimos que fuera parte de la solución, ese fue el aporte que como director quise entregar en su momento, que la ministra se sintiera con el apoyo de Gendarmería, lamentablemente a la ministra de Justicia le hace falta acercarse a sus funcionarios para poder resolver en conjunto los temas”.

“Creo que la ministra (Javiera Blanco) no conocía en su realidad, de fondo, a Gendarmería de Chile”, añadió Arce.

Así como el tema de las pensiones abultadas que no es un problema de esta gestión sino que  viene desde hace muchos años, esta misma política del "compadrazco" se repite en el Sename, dos importantes instituciones que viven olvidadas cubiertas con la sombra de la burocracia estatal porque a los "operadores" del día a día no le sirven para captar votos reales,  pero si para pagar favores políticos.