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lunes, 11 de julio de 2016


HABLA EL "MISTERIOSO" GUERRILLERO CHILENO DE LAS FARC

Estudio publicidad y partió luego a la selva colombiano desde Valparaíso donde vive su familia


En agosto de 2015, un medio colombiano informó que tres pasaportes a nombre de José Roberto Carrasco Pizarro habían sido encontrados en operativos del ejército contra el frente 21 de las FARC en el Tolima.

Citando fuentes de organismos de seguridad se agregaba que el dueño de los pasaportes era conocido como "el chileno", había ingresado 7 años antes y el entonces máximo comandante de las FARC, Alfonso Cano -abatido en noviembre de 2011- le había delegado las funciones de manejo de masas, informática y especialmente los cuidados médicos de los integrantes del comando central de la agrupación guerrillera.

Hace poco, BBC Mundo pudo hablar con José Roberto Carrasco Pizarro. Y tanto él como el ejército desmintieron parte de la información divulgada en agosto de 2015.

"Primero me pusieron Agustín pero me hacía acordar a Augusto Pinochet y me lo cambié por Santiago, por la ciudad", dice, con barba de un par de días, gorra negra y camisa negra. Estamos en un lugar de las selvas del occidente de Colombia.

Luego nos confirma que el nombre divulgado, José Roberto Carrasco Pizarro, es el correcto. Sin embargo casi todo lo demás lo desmienten tanto él como el ejército.

Santiago tiene 33 años y es del puerto chileno de Valparaíso; estudió comunicación en Viña del Mar con el objetivo de ser publicista, formación que completó en Barcelona.

Hoy reniega de su oficio: "El publicista es una especie de abogado del Diablo porque vende productos que no se necesitan".

El discurso anticapitalista está bien asentado. Pero más allá de las palabras y las ideas, ¿qué llevó a un joven chileno de buena posición a unirse a una guerrilla de origen campesino a miles de kilómetros de su país natal?

"Siempre me ha gustado viajar", dice; y agrega: "Me gustan las FARC porque siempre han estado al lado de los pobres".

El chileno aparece con Clara, su compañera en la selva colombiana
Su visión de la guerrilla no es compartida por la mayoría de los colombianos, que la asocian con violencia, extorsión, narcotráfico y desplazamiento forzado.

Tampoco por Estados Unidos y la Unión Europea, que la consideran una organización terrorista.

No conocía mucho sobre las FARC cuando empezó su viaje, simplemente iba hacia el norte desde Chile con la vaga idea de sumarse a alguna guerrilla.

¿Pero qué hace un chileno peleando una guerra ajena, una guerra colombiana?: "Las grandes empresas no reconocen países, ¿por qué los revolucionarios no debemos unirnos para defendernos? Para mí las fronteras son en los mapas nomás. Ingresó a las FARC un par de meses antes del inicio de las negociaciones formales de paz con el gobierno en noviembre de 2012, pero no le resultó fácil ganarse la confianza de la insurgencia.

"Aquí la gente es muy desconfiada. Compraba un periódico y si decía 'Combate en San Antonio', me iba para allá", cuenta.
No los lograba encontrar.
En una ocasión se instaló en una finca por la que le dijeron que pasaba la guerrilla. Pero lo encontró el Ejército. Como hasta entonces no había tenido contacto con las FARC y sabía que no había nada de qué acusarlo les dijo: "Llévenme y yo los demando". No lo llevaron, pero la guerrilla no apareció tampoco.

Luego pasó ocho meses en una vereda (la más pequeña división geográfica rural de Colombia) del departamento del Tolima, en el centro del país, esperando, tratando de generar un contacto.

Pero lo primero que generó fue sospecha: dice que pensaban que era un infiltrado que quería instalarse en las filas de la guerrilla. Pero finalmente logró entrar.

Asegura que es una organización militar, en la que el orden y la pulcritud forman parte de los hábitos y la disciplina.

También descubrió la guerra; estuvo en dos combates en los que le asignaron el rol de enfermero, para el que había sido entrenado.
En otra ocasión, de noche, el campamento en el que estaba fue bombardeado.
Murieron tres guerrilleros. Dos directamente se desintegraron, las bombas les cayeron encima. El tercero -cuenta- murió en sus brazos, "le colgaba la pierna de un hilito".
Él se salvó, dice, porque armaba su caleta (lugar para dormir) siempre al lado de un árbol grande y el tronco lo protegió.

Extranjeros en las FARC

Dice que le gusta viajar, sin embargo siente la lejanía de su país: "Extraño todo de Chile: la familia, los lugares. Crecí en una familia muy unida".

También niega que sea médico, aunque sí recibió entrenamiento como enfermero en las FARC.

Tampoco, dice, es cierto que había llegado a Colombia siete años antes.

Eso también lo dice Ejército, que informó a BBC Mundo que la primera vez que supo de él fue en marzo de 2014, cuando un desmovilizado de las FARC les contó que había conocido a un guerrillero chileno, al que llamaban Chile o Agustín, quien portaba un fusil Galil.

Volvieron a saber de Jorge Carrasco en agosto del mismo año de boca de otra desmovilizada.
La información difundida en 2015 sostenía que manejaba contactos fuera Colombia para financiar a las FARC. Algo que el chileno también niega: las sacó para viajes de placer y de estudio, dice. No tenía la jerarquía como para ser recaudador internacional, dijo el Ejército.

No conocía mucho sobre las FARC cuando empezó su viaje, simplemente iba hacia el norte desde Chile con la vaga idea de sumarse a alguna guerrilla..

Ingresó a las FARC un par de meses antes del inicio de las negociaciones formales de paz con el gobierno en noviembre de 2012, pero no le resultó fácil ganarse la confianza de la insurgencia.
El acento ya está algo desdibujado, colombianizado. Su familia vive en Chile son sus padres y sus dos hermanas. No fue una familia particularmente de izquierda, dice, ni afectada por el gobierno de facto de Augusto Pinochet.
Una de sus hermanas, de hecho, forma parte de la Democracia Cristiana, un partido de centro que hoy está asociado a la coalición que gobierna el país. Natalia Carrasco es alcaldesa de la comuna chilena de El Quisco, unos 40 kilómetros al sur de Valparaíso (arriba-derecha).
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En Colombia Santiago no tiene familia, pero tiene a su compañera, Clara, una guerrillera colombiana de 30 años.

Santiago no es el único extranjero en las filas de las FARC. La más conocida es Tanja (izquierda) la mujer holandesa que hoy se encuentra en La Habana con el equipo negociador de la guerrilla.

Días atrás Radio France Internationale dio a conocer el caso de Nathalie Mistral, una guerrillera francesa en las filas de las FARC.

Santiago dice que conoció a un venezolano y que le han contado que hay un argentino.

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