La opinión de un teólogo
LA ESCANDALOSA
FALTA DE ÉTICA EN BRASIL
Por Leonardo Boff
El país, desde cualquier ángulo que lo consideremos, está contaminado de una espantosa falta de ética. El bien solo es bueno cuando es un bien para sí y para los otros, no es un valor buscado y vivido, sino que lo que predomina es la habilidad, quedar bien, ser listillo, el jeitinho y la ley de Gerson.
Los distintos escándalos que se han
dado a conocer, revelan una falta de conciencia ética alarmante. Diría, sin
exagerar, que el cuerpo social brasilero está de tal manera putrefacto que
dondequiera que se produzca un pequeño arañazo ya muestra su purulencia.
.
La falta de ética se revela en las
cosas mínimas, desde las mentirijillas que se dicen en casa a los padres, la
chuleta en la escuela o en los concursos, el soborno de agentes de la policía
de tráfico cuando alguien es sorprendido en una infracción de tránsito, hasta
hacer pipi en la calle.
.
Esta falta generalizada de ética hunde
sus raíces en nuestra prehistoria. Es una consecuencia perversa de la
colonización. Esta impuso al colonizado la sumisión, una total dependencia a la
voluntad del otro y la renuncia a tener su propia vida. Quedaba al arbitrio del
invasor. Para escapar al castigo, se obligaba a mentir, a esconder sus
intenciones y a fingir.
.
Esto lleva a la corrupción de la mente. La ética de la
sumisión y del miedo como mostró Jean Delumeau (El miedo en Occidente)
lleva fatalmente a una ruptura con la ética, es decir, comienza a faltar a la
verdad, a nunca poder ser transparente y, cuando puede, perjudica a su opresor.
El colonizado se obligó, como forma de supervivencia, a mentir y a encontrar la
manera de burlar la voluntad del señor. La Casa Grande y la Senzala son
un nicho productor de falta de ética por la relación desigual de señor y de
esclavo. El ethos del señor es profundamente anti-ético: él puede
disponer del otro como quiera, abusar sexualmente de las esclavas y vender a
sus hijos pequeños para que no se apeguen a ellos. Nada más cruel y anti-ético
que eso.
.
Este tipo de ética deshumana crea
hábitos y prácticas que, de una u otra forma, continúan presentes en el
inconsciente colectivo de nuestra sociedad.
.
La abolición de la esclavitud ocasionó
una maldad ética inimaginable: se dio libertad a los esclavos, pero sin
proporcionarles un pedacito de tierra, una casita y un instrumento de trabajo.
Fueron lanzados directamente a la favela. Y hoy por causa de su color y pobreza
son discriminados y humillados, y son las primeras víctimas de la violencia
policial y social.
.
La situación, en su estructura, no
cambió con la República. Los antiguos señores coloniales fueron sustituidos por
los coroneles y señores de grandes haciendas y capitanes de la industria. Ahí
las personas eran superexplotadas y totalmente dependientes. Los
comportamientos no eran éticos, faltaba el respeto a las personas y la garantía
de sus derechos mínimos. Eran carbón para la producción.
.
Las relaciones de producción
capitalista que se introdujeron en Brasil mediante el proceso de
industrialización y modernización fueron salvajes. Nuestro capitalismo nunca
fue civilizado: conservó la voracidad de acumulación de sus orígenes en los
siglos XVIII y XIX. La explotación inmisericorde de la fuerza de trabajo, los
bajos salarios son situaciones éticamente condenables. ¿Cómo superar esa
situación que nos llena de vergüenza?
.
Antes de hacer la más mínima
sugerencia, es importante hacer una auto-crítica. ¿Qué educación dieron los
centenares de escuelas católicas y cristianas y las 16 universidades católicas
(pontificias o no) a sus alumnos? Bastaba haber enseñado lo mínimo del mensaje
de Jesús de amor a los pobres y contra su pobreza para superar los niveles de
miseria actual. Ellas se transformaron en incubadoras de opresores. Crearon un
cristianismo cultural, de creencia, pero no de una fe comprometida por la
justicia. Por eso sus alumnos raramente tienen incidencia social. El
mantenimiento del statu quo está por encima de los cambios.
.
Para superar la crisis de ética no
bastan llamamientos, sino una transformación de la sociedad. Antes que ética,
la cuestión es política, pues la política está estructurada sobre relaciones
profundamente anti-éticas.
.
Siendo brevísimo: todo debe comenzar en
la familia. Crear carácter (uno de los sentidos de ética) en los hijos,
formarlos en la búsqueda del bien y de la verdad, no dejarse seducir por la ley
de Gerson y evitar, sistemáticamente, el jeitinho (expresión brasileña que señala un modo informal de reaccionar ampliamente). Principio básico:
tratar siempre humanamente al otro. Tomar absolutamente en serio la ley áurea:
“no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Sigue el precepto
de Kant: el principio que te lleva a hacer el bien, sea válido también para los
otros. Oriéntate por los diez mandamientos que son universales. Traducidos para
hoy, “no matar” significa: venera la vida, cultiva una cultura de no violencia.
“No robar”: obra con justicia y corrección y lucha por un orden económico
justo. “No cometer adulterio”: ámense y respétense, y oblíguense a cultivar la
igualdad y el compañerismo entre el hombre y la mujer.
.
Esto es lo mínimo que podemos hacer
para airear la atmósfera ética del país. Repitiendo al gran Aristóteles:
“no reflexionamos para saber lo que es la ética, sino para hacernos personas
éticas”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario