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jueves, 21 de julio de 2016

Finanzas
¿UN ENDEUDAMIENTO SOSPECHOSO?

Por Hugo Latorre Fuenzalida
La deuda privada sube en Chile a niveles importantes para nuestra economía. Anda por los 126.000 millones de dólares, y lo más raro es que es una deuda contratada fundamentalmente por las inversiones directas, es decir por las empresas extranjeras que operan en Chile y que se endeudan con sus empresas matrices y con las empresas de relación directa.

Lo sospechoso de este endeudamiento es que crece justamente cuando las inversiones comienzan a disminuir en la economía local.

¿Cómo explicar esto?

Bueno, es obvio que si mi flujo de capital ingresa por sobre mi nivel de inversión interna, quiere decir que estoy usando ese mercado interno con dos objetivos: incrementar nominalmente la deuda y/o refugiar los capitales.


La primera explicación se daría justo en un período en que suceden dos cosas:1) se terminan los plazos de exenciones y reducciones tributarias, con lo cual se debe tributar mayor cantidad de dinero y 2) también las amenazas de reforma tributaria hicieron tomar prevenciones respecto a la forma de bajar las utilidades, lo que se logra con mayor pago de carga  por servicio de deuda.

La reforma de Lagos a las inversiones mineras, permiten endeudarse hasta tres veces el capital invertido, es decir una herramienta facilitadora de la elusión tributaria mediante el expediente de contratar deuda nominal (que no siempre real) con las casas matrices o vinculadas.

Los aportes al presupuesto en el 2016 vienen dados en un 95% por Codelco y prácticamente cero por las mineras privadas, lo que viene a confirmar que las transnacionales mineras están aportando nada al erario nacional. Lo contradictorio es que Codelco, que tiene mayores costos y menos ley, aporta, mientras que las privadas mineras  no logran presentar utilidades. Esto sólo se puede hacer incrementando los gastos  de exploración o de expansión por nuevas inversiones. Así lo hizo hace unos años Los Pelambres, que al obtener utilidades por 1400 millones de dólares, inmediatamente inscribió gastos de inversión por 700 millones de dólares para el período  sucesivo, con el resultado que llevó a  anular los pagos de impuestos por las enormes utilidades devengadas.
Aparentemente esto está sucediendo con las empresas mineras privadas extranjeras y Chile dependerá nuevamente de Codelco y sus disminuidos ingresos que, además, se van a alimentar la corruptela militar, en gran  parte de ese monto.


En períodos de abundancia extraordinaria, las mineras privadas se las arreglaron para abultar sus costos al punto de reducir sus utilidades imponibles (amén de las granjerías otorgadas por Chile a las inversiones en ese rubro), de tal modo que esa bonanza le pasó a Chile por el costado. Ahora, que los precios del cobre cayeron casi a la mitad, precios que  aún permiten grandes ganancias (como lo acredita Codelco), vienen a  aumentar el endeudamiento con sus casas matrices a fin de no pagar las nuevas proporciones  de tributación que la ley define. Lo cierto, en todo caso, es que si ese nivel de endeudamiento se reflejara en inversiones efectivas, entonces la depresión en el sector minero no sería tal, sino una nueva etapa de abundancia y dinamismo.
Las empresas con inversión directa pasaron de una deuda  en el primer trimestre del 2014 equivalente a  US$ 30.000 millones a un total de 50.000 millones el primer trimestre del 2016.


En el mismo período el resto de las empresas no incrementaron su deuda, ni tampoco el sector financiero. Por su parte el sector público sí la incrementó en el mismo período en unos 3.500 millones de dólares.


Estas cifras son un escándalo del que parece ser que las autoridades chilenas y los políticos no desean hablar. Este desfalco a la sociedad chilena demanda una toma de posición.

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