¿ ES O NO DEFAULT LO
QUE AFECTA A LA ARGENTINA?
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El juez no quiso definir si lo ocurrido tras su decisión de
bloquear el pago de intereses a los tenedores de deuda reestructurada el 30 de
junio constituía o no un default. Dijo que esa tarea correspondía a otros pero
dejó ver algo de su opinión: "Lo que está claro es que no hubo pagos".
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Sin embargo, el diario argentino El Cronista publicó que la ISDA
(Asociación Internacional de Swaps y Derivados) había confirmado esta mañana
que la no transferencia de los pagos de Argentina constituye un evento
crediticio, por lo que corresponde cobrar los seguros contra default.
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La determinación del Comité de la ISDA fue en respuesta a
una pregunta solicitada por el banco suizo UBS luego que el gobierno del vecino
país no llegara a acuerdo para pagar sus compromisos el 30 de julio pasado.
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ISDA determinó que se produjo un evento de crédito negativo
en la Argentina y se ejecutó el cobro de los seguros contra default por unos
US$ 1.000 millones en relación a los 2.652 contratos operativos en el mercado.
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De esta manera, según El Cronista, se terminarían las dudas sobre si Argentina
cayó efectivamente en una nueva cesación de pagos. La ejecución de los pagos,
de paso, le quita el piso a las declaraciones de las autoridades trasandinas
quienes en reiteradas ocasiones aseguraron que el país no estaba en default
porque sí habían pagado.
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En junio el gobierno depositó US$ 539 millones
correspondientes a un vencimiento de la deuda reestructurada. Sin embrago, esos
fondos no llegaron a los bonistas y quedaron retenidos por orden del juez
estadounidense Thomas Griesa, quien falló que el país debía pagar primero a los
llamados holdouts. Griesa encabezó una nueva audiencia con los abogados de la Argentina y los
representantes de los fondos buitre.
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Antes de la cita, el Gobierno indicó esta mañana, a través
del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que no tenía expectativas positivas. Y
algo de razón tenía: el encuentro empezó con una queja del juez por lo que
calificó como "malinterpretación" intencional por parte del Gobierno
y le pidió que deje de dar "información engañosa".
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El magistrado, que reiteró que la audiencia busca ver cómo
sigue la situación tras el default, también sostuvo que la Argentina tiene
obligaciones tanto con los bonistas del canje como con los holdouts y que, en
sus discursos, el Gobierno está dejando de lado a los segundos, en lo que
calificó como una maniobra "ilegal". E instó a continuar las
negociaciones y encontrar una solución "rápida".
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A su turno, los abogados que representan a la Argentina se
manifestaron convencidos de que, efectivamente, tienen que seguir las
negociaciones y que un acuerdo es la única salida. Pero también le pidieron a
Griesa que cambie al "special master" que designó porque, apuntaron,
el Gobierno considera que, por sus últimas declaraciones públicas, el abogado
Daniel Pollack "no es imparcial". Pero el juez dijo que no quería
hacerlo porque se habían logrado "progresos".
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La audiencia concluyó sin que el juez tomara tampoco ninguna
decisión sobre el destino de los US$ 539 millones que la Argentina depositó en
las cuentas del Banco de Nueva York para pagarles a los bonistas del canje y
que el magistrado trabó hasta tanto el Gobierno lograra algún acuerdo con los
holdouts (En finanzas se llama también a los fondos buitre como holdouts (del inglés to hold out, quedarse fuera), en referencia a la acción que realiza el tenedor de bonos de deuda pública que se mantiene por fuera de una negociación de amortización, en el marco de una reestructuración de dicha deuda provocada por una situación de cesación de pagos o default).
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El encuentro es el primero que se lleva a cabo tras las
reuniones cara a cara que mantuvieron el ministro de Economía, Axel Kicillof, y
los representantes de los holdouts en el despacho del "special
master" Daniel Pollack.
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Esos diálogos a todas luces fracasaron, entrampados entre la
renuencia de los fondos buitre a aceptar un stay que le permitiera a la
Argentina negociar el pago recién en 2015 y la negativa del Gobierno a realizar
cualquier oferta por el temor de que se dispare la cláusula RUFO, que tendría
un costo potencial de más de US$ 100.000 millones y consecuencias jurídicas
para los funcionarios involucrados.
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RUFO obedece a la sigla en inglés de Rights Upon Future
Offers, que significa derecho sobre futuras ofertas. Esta cláusula dice que si
la Argentina voluntariamente hace antes del 31 de diciembre de 2014 una oferta
mejor a los que entraron en los canjes de 2005 y 2010, el país dará todos los
pasos necesarios para que cada tenedor de los bonos tenga el derecho, durante
un período de 30 días corridos para cambiar sus bonos por efectivo u otros
bonos que igualen lo ofertado a los otros.
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En el medio y a último momento, había surgido una propuesta
de bancos privados argentinos: la idea era que ellos compraran la deuda en
poder de los buitres (por una cifra que iba de los US$ 1.200 millones a los US$
1.600) para que el juez pudiera reponer el stay y que, ellos sí, aceptaran
renegociar en enero, cuando ya no regirá la RUFO. Pero esa negociación también
se cayó.
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