EL DRAMA DE GAZA
Por Juan Emilio Herrera

Recordé el refrán
en estos días, al observar la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, que
pareciera responder --en su esencia-- a ese mismo concepto. Se observa allí un
desenfrenado afán por destruir, haciendo uso de una fuerza letal desmedida, sin
importar la destrucción y muerte que se ocasione a la población civil, con tal
de que "también mueran" los militantes del grupo Hamas, a quienes se
condena como terroristas.
Pero los
bombardeos que han ocurridos entre julio y agosto han alcanzado tal
grado de violencia y brutalidad, que el mundo civilizado no puede permanecer
indiferente.
Los representantes
de Israel ante Naciones Unidas podrán afirmar que esta no es una guerra contra
el pueblo palestino, sino "contra los terroristas de Hamas"...Pero
cabe preguntarse: ¿en qué se diferencia una guerra contra el pueblo palestino
de lo que estamos presenciando hoy en Gaza?
Basta el simple
ejercicio de comparar el número de bajas que han sufrido israelitas y
palestinos para darse cuenta que la batalla es desigual; y que quienes dicen
"defenderse" son los que, en verdad, atacan --y ejecutan las acciones
militares de mayor agresividad y poderío bélico.
Las noticias más
recientes indican que aviones israelíes atacaron la ciudad de Rafah, en el sur
de la Franja de Gaza, y bombardearon una
escuela de la ONU que "se había convertido en albergue para miles de
palestinos que han quedado sin hogar" o que han abandonado sus viviendas
por temor a las incursiones aéreas. La ONU ha condenado el ataque como "un
ultraje moral y un acto criminal." Y en su comunicado agrega que las
fuerzas armadas de Israel han sido informadas repetidamente de la ubicación de
sus escuelas, refugios humanitarios e instalaciones. Horas antes, misiles
israelíes habían reducido a escombros un edificio emblemático de la Universidad
Islámica de Gaza, dejando decenas de víctimas mortales y heridos. Claramente,
se observa una ofensiva que no se detiene ante nada.
Lo que el mundo
pareciera empezar a ver --con estupor-- es la fría ejecución de un plan de
acciones militares de largo alcance y proyecciones, diseñado cuidadosamente y
respaldado por grandes recursos, para devastar la Franja de Gaza y dejarla
convertida en una zona de escombros humeantes...Ello significaría
--precisamente-- "incendiar la casa" con tal de destruir al enemigo
agazapado en ella.. ¿Se está buscando "resolver" por la fuerza, un conflicto
que no ha hallado solución por la vía de las negociaciones de paz?
Todas las
incursiones militares de carácter criminal --tanto de Israel como de Hamas--
merecen el repudio de la comunidad internacional...Ellas no representan al
pueblo judío ni al pueblo palestino, en cuya "defensa" dicen
motivarse.
Ya no es
posible permanecer indiferentes ante este escenario. La conciencia de la
humanidad tendrá que despertar.
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