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viernes, 30 de agosto de 2013

30-8-2013-KRADIARIO-EDICIÓN N°868 

ISRAEL QUIERE MANTENER SUPREMACÍA REGIONAL CON AYUDA DE EE UU

Por Mitchell Plitnick (*)
 

Asegurar la superioridad militar de Israel en Medio Oriente es el argumento central del lobby judío en Washington que ya comenzó a exigirle al gobierno de Barack Obama un nuevo paquete de ayuda por 10 años, que debería entrar en vigor en 2017.

El grupo de presión israelí esgrime la Ley de Transferencia de Buques de Guerra, aprobada por el Congreso legislativo estadounidense en 2008.
 
La norma establece que la asistencia militar de Estados Unidos a Israel debe garantizar la “ventaja militar cualitativa” (QME, por sus siglas en inglés) del estado judío sobre cualquier combinación de actores estatales y no estatales.
 
El gobierno Estados Unidos siempre se comprometió a asegurarle la superioridad militar a Israel en Medio Oriente, pero desde 2008 está obligado por ley. Cada cuatro años, Obama debe informarle al Congreso el estado de esa ventaja comparativa.
 
“Estamos viendo a Medio Oriente desde una perspectiva general, que incluye el crecimiento del arsenal de misiles en Líbano y (el territorio palestino de) Gaza”, dijo Michael Oren, embajador saliente de Israel en Estados Unidos, al semanario Defense News. También mencionó la situación actual en la península del Sinaí y en Siria.
 
Israel no se opone a que Estados Unidos venda armas a los estados árabes considerados “moderados”, pero insiste en que lo compense con equipos de mejor calidad.
 
“Si Estados Unidos no se las vende, otros lo harán”, reconoció Oren. “También entendemos que esas ventas contribuyen a la creación de cientos o miles de empleos en Estados Unidos, y nos interesa que su economía sea fuerte y vital”, añadió.
 
Pero la ayuda podría verse afectada por las dificultades económicas que atraviesa Estados Unidos. Washington recortó su presupuesto a principios de este año y ello generó un debate dentro del lobby israelí sobre la conveniencia de presionar para que se mantenga el paquete de asistencia.
 
La discusión puso de manifiesto una de las preocupaciones de los grupos de presión pro-israelíes: la de equilibrar su misión de defender al estado judío sin que parezca que se preocupan más por ese país que por Estados Unidos.
 
Contradicciones económicas
 
Históricamente, la asistencia a Israel permaneció incambiada a pesar de las dificultades económicas en Estados Unidos. Pero esta vez hay otros factores en juego.
 
Por ejemplo, la ley de 2008 no menciona la responsabilidad del propio Israel de asegurar su ventaja militar comparativa. En cambio, obliga a Estados Unidos a equilibrar la venta de armas para cubrir las necesidades israelíes y defender su superioridad.
 
La reducción del presupuesto de defensa de Israel este año genera dudas sobre por qué pide más asistencia cuando disminuye sus propios fondos. El recorte fue de 820 millones de dólares, más de 25 por ciento de la asistencia anual que recibe actualmente.
 
La cuestión cobra mayor relevancia porque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyectó en mayo un crecimiento de 3,9 por ciento para este año en Israel y de 3,4 por ciento para 2014.
 
El crecimiento promedio en los países de la OCDE para los dos años es de 1,2 por ciento y 2,3 por ciento respectivamente.
 
Tal como señaló Oren, el hecho de que Estados Unidos pase de una crisis a otra supone problemas políticos para los grupos de presión que reclaman más asistencia.
 
Pero el hecho de que la ventaja comparativa sea obligatoria por ley, en realidad, los incentiva. Ya no tienen que argüir que Estados Unidos está comprometido políticamente a dar recursos adicionales para garantizar la superioridad militar, porque ahora es una obligación legal.
 
Asentamientos
 
Israel no solo tendrá que explicar por qué recorta su presupuesto de defensa cuando pide más ayuda, sino que también tendrá que justificar la expansión de los asentamientos ilegales en el territorio palestino de Cisjordania.
 
Durante años, Estados Unidos hizo la vista gorda a la construcción de colonias judías de Cisjordania y solo las consideró “obstáculos para la paz”, pero no presionó a Israel.
 
El secretario de Estado (canciller), John Kerry, trata de lidiar con ese asunto, pues para los palestinos la expansión de los asentamientos debilita el proceso de paz.
 
De hecho, era el principal obstáculo para que la Autoridad Nacional Palestina se sentara en la mesa de negociaciones.
 
Pero esta cuestión plantea otro asunto en el marco de la solicitud de asistencia.
 
Si Estados Unidos cuestiona la política israelí en los asentamientos y cree que complican el proceso de paz, ¿no debería esperar que Israel priorizara su propio presupuesto de defensa que, dadas las circunstancias descritas por Oren, sería más imprescindible que destinar fondos a las colonias?
 
No está claro lo que se gasta en la construcción. En 2005, el propio gobierno israelí ordenó una investigación sobre los fondos destinados a los llamados “puestos de avanzada ilegales”, colonias creadas sin autorización del estado judío.
 
El estudio concluyó que, entre 2000 y 2004, el Ministerio de Construcción y Vivienda destinó 20 millones de dólares a esos puestos de avanzada sin autorización oficial.
 
La autora de la investigación, Talia Sasson, se lamentó de la imposibilidad de obtener información fidedigna y estimó que la “suma verdadera podría superar considerablemente a la que figura en el informe” dado que “el monto no incluye lo que pagó el Ministerio por infraestructura, edificios públicos y planificación en los puestos de avanzada no autorizados”.
 
Mientras, según datos de la oficina central de estadísticas de Israel de 2011, el gasto en los asentamientos autorizados aumentó 38 por ciento respecto del año anterior y superó los 400 millones de dólares.
 
La contradicción israelí de aumentar su gasto en asentamientos y paralelamente pedir más ayuda militar a Estados Unidos puede ser usada como herramienta para presionar al estado judío, según Stephen Walt, profesor de asuntos internacionales de la Escuela Kennedy de Gobierno, en la estadounidense Universidad de Harvard.
 
“La garantía de 10 años que pide Israel ofrece a Obama y a Kerry una herramienta de presión si tienen la voluntad política de utilizarla”, dijo Walt a IPS.
 
“Deberían dejar bien claro que Israel solo obtendrá esa garantía si, y solo si, pone fin a la expansión de asentamientos y accede a la creación de un estado palestino viable”, puntualizó.
 
“Es una herramienta de presión útil porque Israel quiere más asistencia, pero en realidad no la necesita”, puntualizó Walt. “Mantendría su ventaja militar durante varios años aun si Estados Unidos cancela toda la ayuda”, observó.
 
“Obama y Kerry podrían recurrir a esa presión sin poner en peligro la seguridad de Israel. De hecho, presionándolo para que ponga fin a la ocupación, estarían mejorándola”, añadió.
 
El Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC, por sus siglas en inglés) fue creado para promover la asistencia estadounidense a ese país, y ese sigue siendo su fin fundamental.
 
El Congreso de Estados Unidos, donde está el fuerte de la influencia de AIPAC, es en definitiva el que tendrá que decidir si el presidente cumple con la ley de 2008 de garantizar la ventaja militar comparativa de Israel.
 
La norma puede llegar a desempeñar un papel fundamental a la hora de superar lo que parecen ser más barreras para el aumento de la asistencia de las que está acostumbrado AIPAC.
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