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martes, 14 de agosto de 2012

LA INTRANSIGENCIA OFICIALISTA NO CONDUCIRÁ AL CONFLICTO EDUCACIONAL A  BUEN PUERTO

Por Walter Krohne
Hay que reconocer que el clima político chileno está revuelto y a veces cuesta imaginarse si lo que se discute actualmente entre cuatro paredes en La Moneda y lo que efectivamente se hace, nos conducirá a los chilenos a un buen puerto. El tema educacional es quizá el más confuso de todos porque tras la marcha del jueves pasado, el movimiento estudiantil ha entrado en cierto modo en un callejón sin salida, ya que la imagen dejada en la sociedad fue lamentable, especialmente por la quema de buses, hecho delictual del cual no se debe culpar a los estudiantes ni a sus dirigentes. Hace mucho tiempo que se sabe de la existencia de elementos ajenos al movimiento que se aprovechan con  fines quizá anarquistas o quizá delictuales para hacer destrozos, robar  y saquear tiendas.
Es realmente un misterio lo que pasa en estas marchas que deberían ser completamente pacíficas para que pudieran tener un impacto mucho más efectivo frente a la opinión pública. Sin embargo  los encapuchados de siempre aún no han sido identificados y  esperamos que alguna vez lo sean a través de  la justicia o de las policías. A veces todo esto nos hace suponer o pensar que los encapuchados son más bien personajes de ciencia ficción.
Pero también es un misterio los diputados de oposición que votaron a favor del proyecto de reforma tributaria del Gobierno, entre ellos Pepe Auth (PPD), lo que causó indignación entre los dirigentes estudiantiles, especialmente de Camila Vallejo quien entregó anoche una  virulenta declaración acusando a los parlamentarios de la Concertación de haber incumplido un acuerdo de votar en contra al que habrían llegado mucho antes de la votación, situación que a ella, al menos, la hizo  sentirse “gremialmente“ traicionada.
Acoplado a esto mismo, volvieron nuevamente las tomas de colegios y liceos emblemáticos en Santiago y en Regiones, porque según algunos dirigentes la protesta en contra del “orden establecido” debe continuar ahora en una forma mucho más radical. Como los meses pasan y el año escolar avanza, la idea es interrumpirlo para obligar al Gobierno a conversar y entrar en un debate abierto sobre el tema de la educación, al que se ha negado tenazmente hasta ahora.
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Esto hace suponer que el objetivo del Gobierno no es construir una red educacional pública como correspondería a un país que desea ser desarrollado, sino todo lo contrario, fortalecer la educación particular o privada para terminar con la educación pública en un  proceso que puede ser largo y tedioso. La oferta es un paquete de  becas, colegios subvencionados y  universidades pagadas, continuando con el lucro, el desórden y la adopción de acciones educativas totalmente ilegales, como tener, por ejemplo, un profesorado sin título o con títulos falsos o falsificados que es lo que estaría ocurriendo en algunas “universidades” que no son centros de enseñanza superior, sino empresas o negocios, no de investigadores o académicos, sino de simples comerciantes.
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Pero el oficialismo no aprende. En vez de tratar de intentar un camino que se separe de la guerra, resuelven los problemas con pólvora o bencina que se inflama y destruye con fuego. Hay una realidad esencial dentro del movimiento estudiantil que es el deseado diálogo que es inexistente, porque la estrategia del Gobierno es arrastrar los problemas hasta el final hasta que se agoten por si solos.  
El ministro de educación Harald Beyer está mandado a hacer para conducir este tipo de  siniestras estrategias, porque le pueden decir de todo, pero él, impávido, sigue su marcha sin el más mínimo interés de conversar con los estudiantes. El no tiene ningún interés en conversar, no lo hizo tampoco con la diputada Alejandra Sepúlveda quien  presidió la comisión investigadora del lucro en las universidades chilenas. Mientras la diputada entraba al Ministerio por la puerta grande, el ministro escapaba por la puerta trasera o de emergencia y su secretaria lo disculpaba. No quiere debatir porque no tiene nada que decir. Es de ideas fijas como muchos otros personajes del actual gobierno a los que la UDI les ha entregado las pautas con la utilización de un método infalible, el de estirar la cuerda al máximo hasta que se corte.
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En parte se mezcla en esta conducta la herencia militar no deliberante que se basa en esquemas rígidos que deben ser cumplidos si o si. Y por el diálogo los jóvenes salen a las calles a protestar u ocupan colegios, como una forma de hacer presión,  pero inmediatamente viene la amenaza del terror de la derecha: Los estudiantes que ocupen colegio perderán sus becas de inmediato”. Lo dijo el alcalde de Santiago Pablo Zalaquett, un UDI, y que hoy es seguido como “perro faldero” por la autoridad ministerial: “Estoy de acuerdo con la medida de Zalaquett para terminar con las tomas”. Respuesta de los estudiantes: Volvieron a tomarse el Instituto Barros Arana.
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El proyecto de reforma tributaria es insuficiente para poder financiar una “gran educación”. Esto se sabe, lo dicen en la OCDE, y en todos lados. Pero no, el Gobierno se conforma con mil millones cuando se necesitan 4.000 millones de dólares. Claro, como pretenden hacer desaparecer completamente la educación pública los gastos estatales podrían ser menores, mientras los trabajadores deberán seguir financiando una educación deficiente con becas, con becas baratas o sin becas, da lo mismo, el esfuerzo de por vida deberán hacerlo igual.

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