CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO DE LOS PADRES EN SUS HIJOS
Por Jessika Krohne
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Las tasas de divorcio son cada vez más altas. Eso está ocurriendo en todas partes del mundo y Chile no es la excepción en eso.
El aumento del número de divorcios en los últimos años en nuestro país es una penosa realidad social. Entre el 40 y 50 % de las primeras uniones termina en separación o divorcio.
Las chilenas entre 38 y 45 años de edad que están casadas hace más de 11 años y menos de 20 con un marido que tenga en la actualidad entre 41 y 47 años de edad, forman parte del segmento de chilenos más proclives a divorciarse.
Siempre se habla mucho de las consecuencias que tiene el divorcio para cada uno de los miembros de la pareja, pero poco se sabe acerca del alto impacto emocional que produce el divorcio en los hijos. Atenuar este impacto para que sus consecuencias no acarreen un daño irreversible en su desarrollo psicoevolutivo, es crucial para los niños.
Pareciera que los matrimonios duran cada vez menos tiempo y no es raro ver padres que se separan con hijos pequeños, a los que les espera una larga tarea de crianza por delante. Es muy importante que estos padres sepan cuales son las reacciones más comunes de los chicos y cómo actuar. Los progenitores que se divorcian, sienten culpa y por lo general la culpa los vuelve incompetentes para cumplir con las funciones normativas que conllevan la crianza.
Por otro lado, cuando se trata de bebes o niños pequeños, los padres creen que ellos no perciben lo que pasa en su familia y esto es un error, porque los chicos pequeños se dan cuenta de su entorno y desarrollan síntomas.
El impacto en los niños
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Cuando la separación es un hecho y no hay vuelta atrás, tomar los recaudos necesarios para disminuir el impacto de la ruptura marital en los hijos debe ser prioridad número uno para los padres.Hay dos cosas fundamentales que los progenitores deben saber: la primera es que nadie mejor que ellos pueden ayudar a sus hijos a sobrellevar la crisis y la segunda, que para ayudar a sus hijos deben estar bien informados.
Un efecto reparador que produce en los niños, especialmente en los más pequeños, es el siguiente mensaje dicho por ambos padres: "aunque ya no vivamos todos juntos, los dos te vamos a seguir queriendo mucho toda la vida y te vamos a seguir cuidando juntos".
El divorcio es siempre para los hijos una experiencia diferente que para los padres: la familia en la cual los niños nacieron, crecieron y vivieron toda su vida se muere, sistema que hasta ahora les brindaba el apoyo y la seguridad que necesitaban. El ser humano, al nacer, requiere del cuidado de sus progenitores durante mucho más tiempo que cualquier otra especie y los niños son conscientes de esa dependencia.
En ocasiones, es mejor que la pareja se separe, a que continúe viviendo situaciones conflictivas de convivencia, que afecten negativamente a sus hijos. Este podría ser el caso de los niños que están viviendo situaciones adversas, por ejemplo, de constantes peleas, discusiones que terminan en maltrato o problemas de alcoholismo o drogas. En esos casos, sin duda es más beneficioso para ellos que sus padres se separen.
Aunque la pareja se separe, tiene que haber claridad, que el vínculo que se quiebra es precisamente el de pareja, pero la relación de padre sigue intacta, por lo que jamás dejarán de ser padres para sus hijos. No se puede olvidar que los niños tienen derechos y necesidades básicas como la alimentación, el alojamiento, el cuidado de su salud, la educación y el vestir. Cumplir con las necesidades básicas de mantención para los niños es fundamental para su desarrollo.Por otra parte, los niños sólo se sentirán seguros si existe un clima de confianza, respeto y afecto entre sus padres. Considerando estos derechos de los niños, los padres deberían ofrecer una educación basada en valores como el optimismo, la responsabilidad y la familia, brindando a sus hijos una convivencia civilizada, integradora y social. Eso significa, que ambos padres seguirán cuidando al menor y no solamente en las visitas establecidas.
Distintos tipos de daños
El divorcio le afecta al menor de distinta manera, según la edad que tenga. De los 0 a los 2 años, por ejemplo, el niño aún no tiene lenguaje ni razonamiento con lo que es pura sensación y emoción. Aquí el niño percibe la separación de sus padres a través del cambio en sus rutinas. Si antes papá/mamá estaba presente todas las tardes y era quien le bañaba o dormía, ahora ha dejado de hacerlo y el niño se da cuenta de este cambio.
Se puede dar una pequeña explicación al niño de una forma sencilla y con un lenguaje adaptado a él. Aunque no es tan importante esto como el hecho de permitir al progenitor que no vivirá con él, el acceso a su hijo con una frecuencia determinada para que el vínculo afectivo se mantenga.
En el divorcio según el niño de 2 a 7 años se dan adquisiciones muy importantes en el niño: se desarrolla el lenguaje y también el pensamiento, aunque éste es todavía rudimentario. Aquí, igual que en la etapa anterior, es importante dar una explicación de la situación con un lenguaje adaptado a la edad del niño. Es interesante tener en cuenta que en esta época el pensamiento del niño es mágico y omnipotente con lo que el niño se considera responsable de todo lo que ocurre a su alrededor. Así pues, aunque el niño tiene en el lenguaje una gran herramienta de elaboración de pensamiento es posible que se sienta culpable de la ruptura de la pareja, por lo que hay que estar atento a esto.
Entre otras cosas es frecuente que aparezcan regresiones, es decir, que el niño presente conductas de etapas evolutivas anteriores ya superadas. Como por ejemplo, niños que ya han adquirido la continencia nocturna, de pronto, se vuelven a hacer en la cama.
Cuando el divorcio se da en niños de 7 a 12 años, se continúa desarrollando su pensamiento aunque éste es todavía concreto. En esta etapa es necesario explicar el cambio que se va a producir ya que los niños son perfectamente conscientes y no entenderán que no se les avise. Las muestras de desajuste más características de este periodo se manifiestan en el ámbito escolar a través de retraso o problemas en el aprendizaje, dificultades de concentración, problemas de relación con los compañeros, etc.
Cuando el divorcio se da en niños de 12 años en adelante, el niño sigue su desarrollo intelectual hasta alcanzar un razonamiento completamente abstracto. Llegará a ser capaz de deducir causas y consecuencias de todo lo que ocurra a su alrededor. Es por esto que es muy importante hablar con él sobre el divorcio, explicarle cuáles van a ser las nuevas circunstancias y contestar a todas las preguntas que pueda plantear.
El silencio sobre lo que ocurre entre los padres aumenta la angustia de los niños. Con esta edad las manifestaciones de inadaptación a la nueva situación más frecuentes son las conductas disruptivas, el enfrentamiento o desafío a los padres así como problemas de relación o agresividad en la escuela.
Independiente de la edad de los niños, los padres tienen que tener muy claro, que aunque la pareja se haya divorciado, hay que continuar un camino como padres en conjunto, para lograr el bienestar de los hijos y poder cumplir con todas las necesidades de éstos. Si el niño muestra indicios de estrés, los padres deben consultar en conjunto con un pediatra para que éste lo derive a un psicólogo o siquiatra infanto-juvenil para que le haga una evaluación y les dé tratamiento. La sicoterapia para los niños de una pareja divorciada y para los padres divorciados puede ser de gran beneficio.

Muy buen artículo, muy instructivo, especialmente en estos tiempos en que hay demasiados divorcios. felicitaciones.!!
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