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martes, 26 de junio de 2012

UNA POLÉMICA AMISTOSA.

Por Hugo Latorre Fuenzalida

Esta especie de foro público entre el historiador Gabriel Salazar y la dirigente estudiantil Camila Vallejo, ambos conocidos personajes de la vida pública y política nacional, parece signado por posturas que transitan por carriles paralelos, pero que se dirigen al mismo puerto.

Ambos son personas de izquierda y creen en que Chile requiere nuevos liderazgos, más aún, Salazar sostiene que Camila encarna una esperanza y que debe cuidar su imagen, porque se la debe a Chile.

Lo anecdótico de esta controversia radica en el hecho de que Gabriel da consejos muy paternales a Camila y le insta a abandonar lo antes posible al PC, pues a criterio de Salazar, el PC es un partido político desgastado, conducido por “viejos” y sin mucho futuro.

A esta apreciación, Camila- militantes de las JJ.CC.-, sin negar abiertamente los argumentos de Gabriel, le deja ver que es justamente como militante del PC que ha podido emerger en el liderazgo que hoy posee, lo que avala su tesis de que es muy difícil hacer política efectiva desde la pura actividad social; se requiere por tanto inevitablemente de los partidos. Entonces ratifica su vocación militante, señalando que los jóvenes del PC tienen en ese partido una tarea que están cumpliendo, y seguirán actuando desde esta instancia, pues no hay otra en el horizonte actual.

¿Quién de los dos tiene más razón en este plano de la discusión?

Puede que ambos tengan parte de razón. Es cierto que la actual dirigencia del PC ha derivado en una tendencia que privilegia el pragmatismo representativo parlamentario antes que el testimonio social desde la vereda de enfrente. Pero también es cierto que ese mismo partido ha forjado al grupo de líderes que han actuado exitosamente en el plano estudiantil, salud, minería, y otros. Esto hablaría de una estrategia sustentada en dos pies. Lo cuestionable de esta estrategia del PC radica en la contradicción esencial que se da y evidencia entre los dos mundos en que se mueve: los pactos electorales con una Concertación decrépita y neoliberal in extremis y la de los movimientos sociales que son totalistamente anti sistema.

Es a esa estrategia de pactos con el decadente sistema lo que da pie a Gabriel para calificar de “Viejos” a los líderes del PC y cómplice de una política igualmente “vieja”. Pero Camila, como señalamos antes, insinúa que la juventud del PC es la que lleva la enseña del futuro y es sobre este grupo donde ponen sus esperanzas.

Es posible que la estrategia de los jóvenes sea reemplazar a los “viejos” en un futuro no muy lejano y quedarse con un partido que aún puede ofrecer su institucionalidad para actuar en la política chilena. Es una posibilidad, pero nada más que eso, pues se sabe que es un partido de estructuras bastante jerarquizadas y lentas en los relevos, a menos que haya cambiado en los últimos tiempos.

Es cierto también que Gabriel es muy optimista respecto a las posibilidades de hacer política efectiva en Chile (y en cualquier parte del Orbe) desde los puros movimientos sociales. En eso Gabriel Salazar peca de un optimismo casi “anarcoide”, que debe ser fruto de la relevancia que los movimientos sociales han alcanzado con sus movilizaciones del último tiempo.

Pero claro, una cosa son las movilizaciones, que de hecho han aireado una habitación política absolutamente asfixiada como la chilena, y otra muy distinta es poder relevar a los partidos desde la “muntonera” social. Sin embargo es cierto también que los movimientos sociales van a penetrar a los partidos del futuro próximo y su lógica “protestante y díscola” será parte de una naturaleza bastante más caracterizada por los “consensos blandos” que por las disciplinas duras.

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