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miércoles, 2 de febrero de 2011

Rousseff inspirada en dos objetivos centrales: Acabar con la pobreza y elevar a Brasil definitivamente a país desarrollado

Continuará la política de Lula
Dos grandes objetivos tiene la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para su mandato que comenzó hace sólo un mes, el 1 de enero pasado: La eliminación de la pobreza y la conversión de su país definitivamente en desarrollado. Así lo hizo ver en la primera reunión plenaria –Senado y Diputados- de la nueva Legislatura que inició el Congreso en Brasilia.

La presidenta sostuvo que durante la gestión de su antecesor y mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva, fueron sentadas todas las bases para convertir a Brasil en un "país desarrollado" y esa "oportunidad" no será desperdiciada.

Subrayó que si bien Brasil "crece a tasas sustentables" y tiene "un mercado interno fortalecido", mantiene una "deuda" con cerca de 25 millones de personas que aún viven en la pobreza extrema y siguen ajenos a las mejoras sociales ya consolidadas.

"Brasil no puede aceptar más, que millones de personas sigan viviendo en la miseria, sin la alimentación necesaria y sin techo", sostuvo la jefa de Estado, quien consideró "inadmisible" que en un país que cada año produce cientos de miles de toneladas de alimentos, todavía haya quien "pasa hambre".

Según Rousseff, la "superación de esa pobreza extrema y la creación y ampliación de oportunidades" no será dada "por la mera voluntad, sino que será la consecuencia natural de políticas macroeconómicas consistentes y capaces de sostener el actual crecimiento económico", que está en torno del 5%.

Recordó que, gracias a la disciplina fiscal, al control de la inflación y a la estabilidad económica consolidada, unos 28 millones de brasileños salieron de la pobreza extrema desde el año 2003 y se crearon 15 millones de nuevos puestos de trabajo.
Lula luchó contra
la pobreza

Según datos oficiales, entre 2003 y 2008 la pobreza pasó de 35% a 24% de la población, mientras que la indigencia cayó de 13,7% a 6,6%, informó la agencia efe.

Asimismo, reiteró que no permitirá "bajo ninguna hipótesis que la inflación vuelva a corroer el tejido económico" del país y penalice a los más pobres, que estarán en el "centro" de todas las políticas públicas durante su gestión.

Consideró que el momento que vive Brasil es "inédito" e invita al optimismo y citó como ejemplo que por primera vez en la historia del país "el número de trabajadores formales supera al de informales".

Anunció que en los próximos meses presentará un proyecto sobre políticas estables y de largo plazo" para que sean discutidas. Esas políticas apuntarán a la creación de "reglas estables para recuperar el poder de compra del salario" y a asegurarle a todos los brasileños los "derechos de alimentación, vivienda, empleo, educación, acceso a la salud y la cultura".

"Convoco a los señores representantes del Poder Legislativo, gobernadores y alcaldes, a reunirse en torno a un pacto de avance social en este país, una asociación sólida que acabe con la miseria, que amplíe y mejore el acceso a la salud, a la educación y que garantice la seguridad", declaró.

La gobernante, quien completó un mes en el poder, dijo que era “vergonzoso que, en un país capaz de producir el año pasado 149,5 millones de toneladas de cereales y leguminosas, aún hay gente que pasa hambre".

Agregó que "para ser realmente democrático, Brasil tiene que crear oportunidades para todos", por lo cual reafirmó que "lucharé firme y decididamente para acabar con la miseria en nuestro país".

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