¿EN QUÉ CREE LA DC EN EL CAMPO ECONÓMICO?
Por Antonio Lara
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Si hiciéramos un esfuerzo serio, responsable y transparente
acerca de cuál podría ser la base de
las creencias de la DC en el área
económica en el Chile actual y para
definir una conducta coherente con nuestra historia, creo que los siguientes
elementos serían indispensables.
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Creo que el mercado es el mejor asignador de recursos para
asegurar el más alto bienestar de la población. Creo que en Chile no existe ese
mercado que nos asegura la mejor asignación de recursos. La casi totalidad de
los sectores económicos en Chile están dominados por 4 o menos empresas, que
participan con 60% al menos de ese mercado, sectores como: financiero, retails,
supermercados, farmacias, salud privada, fondos de pensiones, productos
lácteos, productores de pollos seguros, etc. etc. etc.
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En todos estos sectores son predominantes las fallas de
mercado y no el mercado, por lo tanto es
indispensable una reforma profunda a
nuestro sistema productivo para impedir que la actividad económica se siga
concentrando, ante la incapacidad de la legislación vigente para enfrentar este
problema.
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El tema de la equidad tiene también una vertiente económica,
como lo reconocen todos los
intelectuales de prestigio. Creo que la equidad económica (definida como la
diferencia entre 10% más pobre y el 10 % más rico no mayor a 20) es
indispensable para el sostenimiento de la convivencia social y política, no creo que sólo el
mejoramiento de los ingresos de las personas sean suficientes para mantener
nuestra democracia.
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Creo que en Chile no hay equidad y que los esfuerzos
realizados desde 1990 hasta ahora han sido insuficientes y no mostramos avances
significativos en este campo. Por lo tanto se requiere con urgencia proponer un
calendario de reformas que efectivamente
nos ponga en marcha hacia este objetivo.
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Creo que un país abierto al comercio exterior en términos
económicos, produce un mayor bienestar que uno que se cierra. Creo que Chile a
través de los tratados de libre comercio que ha firmado y de su política cambiaria y de aranceles se encuentra en la
ruta correcta y debemos cautelar que resguardando nuestros intereses, se
mantenga y profundice este camino.
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En este sentido el TPP debe ser revisado y aprobado por el Congreso Nacional con la
orientación de analizar su aporte para que nuestra comunidad disponga de más y
mejores productos y servicios a precios convenientes, para aumentar el
bienestar de nuestra gente.
Creo que las políticas económicas que los gobiernos
emprendan deben tener especial resguardo de los equilibrios macroeconómicos.
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Creo que Chile ha adquirido un activo relevante con su
manejo macroeconómico y que debe mantenerse esa especial preocupación.
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Creo que el Estado es un actor muy relevante en nuestro modelo económico y
que debe desarrollar con eficiencia sus
principales funciones, que no son otras que asignación, distribución y
compensación.
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Creo que el Estado no puede renunciar a la provisión de
bienes y servicios, allí donde el
mercado presenta fallas y donde sea necesario para el bien común de la
sociedad. En este sentido, creo que debe mantener la propiedad de nuestra
principal riqueza, el cobre y debe recuperar el monopolio estatal de la
explotación del litio.
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Además de tener una atención directa en la provisión de los servicios
básicos y en salud, educación y vivienda.
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Creo en un Estado subsidiario- solidario como lo describe y
desarrolla la Doctrina Social de la Iglesia. No creo el Estado subsidiario que
se deriva de la doctrina liberal y se expresa en la Constitución del 80 y sus
modificaciones. Comparto las críticas que la Doctrina Social de la Iglesia ha
realizado a esa concepción de Estado subsidiario a secas.
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Creo que el Estado tiene un rol principal en mejorar la
distribución del ingreso y la riqueza, en primer lugar por una urgencia ética
pero también porque el mercado funciona cuando la distribución se hace más
equitativa y no funciona cuando la
distribución es demasiado desigual como el caso del Chile de hoy. Para ello se
hace necesario que seamos nosotros los que impulsemos todas las reformas
necesarias para avanzar en distribución.
Creo que el Estado debe ejercer con vigor la función de
compensación, no creo que en Chile todos los niños nazcan con las mismas
oportunidades, el futuro de un niño de
una comuna rica es infinitamente mejor que el de una comuna pobre y alejada.
Creo que sólo el Estado puede emprender la tarea titánica de asegurar
mínimos garantizados, esto es simplemente,
buscar avanzar en la homogeneización en cuanto a acceso y calidad de la posibilidad que cada habitante de este país tiene derecho a
recibir, cualquiera sea el lugar donde resida y las capacidades que tenga. Una
primera etapa debiera estar dada por la consecución de este objetivo en términos
relativos es decir en relación al promedio nacional.
Creo que todos tenemos derecho a vivir y desarrollarnos en un ambiente limpio
y con el cuidado a la naturaleza que nos obliga
la inevitable herencia que dejaremos a las futuras generaciones.Creo que
Chile tiene un importante déficit en esta materia que se manifiesta no sólo en
contaminación y la desigual distribución respecto a cuánto pagan quienes más
contaminan y cuanto pagamos todos por la contaminación, sino que además por un
deficiente cuidado de nuestras riquezas
las renovables y las no renovables.
Creo que debemos impulsar un conjunto de medidas que aseguren ahora y en el futuro la explotación
razonable de recursos renovables y nuestras fuentes de aguas no sólo en minería sino que en otras
actividades como la explotación forestal. No creo que se puedan mantener las
actuales condiciones de explotación de la industria minera, pesquera,
forestal y salmonera entre otras.
Creo que debemos acercar los procesos de toma de decisiones
a las comunidades más cercanas, dotándolas de facultades, competencias y
recursos para que puedan ejercer adecuando su función.
Creo que la desigualdad territorial que persiste en el país es un factor que
mantiene en atraso importante número de compatriota, impidiéndole desarrollar
sus capacidades, perpetuando situaciones de pobreza y aislamiento.
Creo que aumentar la capacidad de las regiones y las
comunas con más competencias, recursos y
procesos participativos nos permitirá tener una comunidad más integrada,
solidaria y responsable.
Creo que los trabajadores y su situación deben ocupar un
lugar preponderante en nuestro quehacer. Creo que la relación trabajadores-empresarios está
desequilibrada desde la reforma laboral
de los 80 y no suficientemente equilibrada en las modificaciones posteriores al
90. No creo en los temores de los empresarios respecto a la actual reforma
laboral que está en el Congreso. Nos corresponde por tradición, ser los
impulsores de una reforma verdadera que satisfaga las demandas de las
organizaciones de trabajadores.
Creo que el actual modelo de desarrollo a pesar de los
cambios introducidos a partir de 1990, mantiene
y exacerba la ideología del consumismo, la cultura del éxito a cualquier
precio, la cultura de la legalidad o el legalismo por sobre la ética de la
responsabilidad tanto en lo individual como en lo colectivo y que ello se ha
hecho manifiesto por el descrédito de los políticos, pero también de los
empresarios y clases dirigentes en general.
Creo entonces que debemos no sólo impulsar la creación de códigos éticos coherentes con
nuestra definición de humanistas cristianos, sino que muy principalmente recuperar nuestra capacidad de ser modelos de vida a los que se
desee imitar, como de alguna forma fueron los falangistas con nosotros cuando
iniciamos la vida partidaria.Eso también genera obligaciones en el campo
económico.
Creo que no nos suficiente en términos económicos pretender alcanzar aquella situación en la
cual estamos bien si no es posible mejora el bienestar de alguien sin
perjudicar el de otro.
Nuestro país tiene demasiadas desigualdades y una torta
extremadamente mal repartida. Creo que debiéramos seguir como pauta u
orientación de nuestra acción pública la de apoyar toda medida que mejore a los
que menos tienen aunque eso implique perjudicar a los que más poseen.
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