POR LA NEO-LIBERAL, NO
Por Giacomo Marasso (*)
La Democracia Cristiana tiene una tradición institucional
que ni la Derecha ni sus medios de comunicación han considerado ni respetado
nunca.
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Nuestros planteamientos y decisiones políticas son fruto de Congresos
ideológicos, Juntas Nacionales y Consejos Nacionales que se realizan
periódicamente y cuyos integrantes son elegidos democráticamente por los
militantes.
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No es la perfección pura, pero nuestros procedimientos dan
garantías de legitimidad a la acción política del PDC. Esto, obviamente, no
existe en todos los partidos.
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Será por eso que me alegra ante todo constatar que entre los
firmantes de la carta ¿Progresismo sin Progreso? promovida en los medios de la
prensa escrita –todos sabemos en manos de quién está- y firmada por sólo 26
militantes y simpatizantes, no están connotados y connotadas camaradas que sí
han hecho enérgicas críticas a la gestión política del Gobierno, pero desde la
perspectiva partidaria y con el debido respeto a los mandatos de nuestros
organismos superiores.
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En el manifiesto publicado en El Mercurio – hecho no menor
que debe ser un elemento a analizar políticamente - se llega al núcleo de la crítica cuando se
afirma rotundamente que “se impone una tendencia que privilegia expandir el rol
del Estado” que, a juicio de los y las camaradas y simpatizantes firmantes,
debe ser sólo “subsidiario”.
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De esta manera contradicen de una manera rotunda el artículo
49 de los Acuerdos del V Congreso del Partido cuando se señala taxativamente,
49. i) Avanzar hacia un nuevo cuerpo normativo constitucional que defina a
Chile como un Estado Social y Democrático de Derecho. En pocas palabras, ya no
más subsidiario, según la óptica neo-liberal que transpira la carta.
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Como si fuera poco, en el mismo articulado, el organismo
máximo del PDC indica que hay que: iii) Otorgar al Estado los medios para
participar en forma directa y eficiente de bienes y servicios de interés social
cuando esto sea necesario.
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Nada más claro que en la Educación, en el sistema
tributario, en las normativas laborales, por nombrar sólo tres áreas claves de
la vida social de Chile, en las que el Estado es requerido por la mayoría
ciudadana que eligió el Gobierno de Michelle Bachelet.
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Es más, el artículo 53 del V Congreso Ideológico del PDC es
muy claro. Concebimos una economía en que el Estado, las empresas y las
comunidades actúen concertadamente. Queremos un Estado que sea garante de la
protección social en un mundo global.
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En su artículo 54, el Congreso del PDC enfatiza que el
crecimiento integral requiere un Estado fuerte, amable y eficiente. De allí
surge la urgente necesidad de generar una mayor capacidad de diseño y ejecución
de programas públicos para las rectificaciones requeridas.
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El evento partidario, realizado en el 2006, o sea hace 10
años, ya anuncia la Reforma Tributaria cuando expresa: para que el Estado sea eficiente y eficaz en
este rol se requiere que cuente con el financiamiento adecuado. Contamos para
ello con el destino del actual superávit estructural; debemos avanzar al
equilibrio estructural. Pero, más allá de ello, el actual sistema tributario
debe corregirse para mejorar su progresividad y su rendimiento. Lugar
prioritario ocupa un combate intensificado a la evasión tributaria, la
eliminación de franquicias regresivas y el aumento de la progresividad
efectiva.
Finalmente, el V Congreso del PDC pide: Más y mejor Estado
que fomente la profundización democrática y resguarde la estabilidad
macroeconómica; que garantice la sostenibilidad de un sistema de promoción y
protección social no sólo focalizado en la población más pobre sino también que
provea de los medios para la movilidad social a los sectores medios de la
población; que regule el buen y correcto funcionamiento de los mercados; que
provea eficientemente los bienes y servicios que la sociedad le demande; que
articule la cooperación pública-privada para el fomento del desarrollo
productivo y exportador de Chile y que fomente el desarrollo productivo
apoyando la innovación tecnológica de nuestras empresas.
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Guinda para la torta. En materia de relaciones laborales el
V Congreso del PDC mandata a sus militantes en el artículo 76 a Garantizar
el derecho a huelga. Es esencial
garantizar constitucional y legalmente el derecho efectivo a la huelga, eliminando
todo obstáculo que impida el libre ejercicio de la misma, tal como la
posibilidad de reemplazar a los trabajadores en huelga.
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Entonces, las críticas y sugerencias que cada militante
demócrata cristiano quiera plantear respecto del accionar del Gobierno de la
Nueva Mayoría debe enmarcarse en el ideario del Partido y no según los
intereses personales o de grupo. Quizás haya otras instancias políticas en las
que puedan legítimamente explayarse y con mayor comodidad. Por la Neo-liberal.
Pero en el PDC, no.
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(*) El autor es presidente del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas
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(*) El autor es presidente del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas
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Ex ministros, subsecretarios y militantes históricos de la
DC piden una profunda corrección al rumbo del Gobierno (Aporte de la Redacción Central, actualmente en Hamburgo, Alemania)
"Progresismo sin progreso: ¿El legado de la Nueva
Mayoría para Chile?", se titula el documento que firma un grupo de 26
militantes y simpatizantes del partido que, en su mayoría, fueron autoridades
de distintos ámbitos en los gobiernos de la Concertación. La misiva, de tres carillas, está
marcada por severas críticas a las reformas del Ejecutivo y es firmada por un grupo de ex ministros, subsecretarios,
superintendentes, jefes de servicio y, en su mayoría, autoridades de distintos
ámbitos de los gobiernos de la Concertación que militan o simpatizan con la
Democracia Cristiana.
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El texto realiza una severa crítica al rumbo del Gobierno y
sus reformas, en momentos en que el partido protagoniza un complejo momento con
La Moneda, luego de que la Presidenta Michelle Bachelet excluyera de un viaje a
La Araucanía al ministro Jorge Burgos y tuviera que frenar la renuncia que le
presentó el jefe de gabinete, el miércoles pasado.
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La carta está dirigida a todos los dirigentes de la
colectividad. Entre sus firmantes se encuentran los ex ministros Eduardo
Aninat, Mariana Aylwin, Hugo Lavados y Pedro García, además del ex rector de la
Universidad de Chile Jaime Lavados y los ex subsecretarios Clemente Pérez y
Álvaro Clarke.
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A continuación el texto íntegro del documento, que consta de
ocho puntos.
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1 Los firmantes somos militantes y simpatizantes DC de
toda la vida. A través de esta carta queremos manifestar nuestra preocupación
por el rumbo que está tomando el país bajo el actual gobierno. En el último
cuarto de siglo Chile ha tenido un proceso de desarrollo exitoso que lo ha
llevado desde ser un país de ingreso promedio en América Latina, con alta incidencia
de la pobreza y limitadas oportunidades, a liderar la región en su crecimiento
económico y social, en sus avances en salud, educación, ingresos y superación
de la pobreza.
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Sin duda faltan muchos logros por alcanzar y desafíos por
emprender, pero hoy percibimos que, en lugar de seguir avanzando, lo conseguido
con mucho esfuerzo está en riesgo de perderse por un diagnóstico errado y un
mal diseño de políticas públicas. Para enfrentar este problema se requiere de
una profunda corrección.
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2 Este escenario se ha visto agravado por el conocimiento de
irregularidades en el financiamiento de la actividad política y por conductas
que lesionan la integridad de los mercados, limitan la competencia, maltratan a
consumidores e inversionistas, y dañan la reputación de Chile.
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El progreso del país requiere transparencia y apego a la
ley. Los inaceptables abusos e irregularidades de algunos nos terminan
perjudicando a todos, castigando a amplios sectores de la población, y
afectando la legitimidad y confianza en las empresas e instituciones públicas,
y más importante aún, en el sistema democrático.
3 Afirmamos nuestro apoyo a todas las reformas que impulsen
el desarrollo y la justicia social. Chile, como consecuencia de sus avances del
pasado reciente, puede aspirar a hacer posible el sueño de una nación
desarrollada e inclusiva.
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Por eso nos preocupa elevar significativamente el ritmo y la
calidad del crecimiento país: proponer una agenda movilizadora de las muchas
voluntades que hoy están por comprometerse con un desarrollo mucho más vigoroso
que un magro 2% y, a la vez, que responda a las demandas de equidad,
prosperidad y de iguales oportunidades.
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Vivimos una nueva etapa, con una ciudadanía muy consciente
de sus derechos, que repudia los abusos y los privilegios vengan de donde
vengan, también del aparato estatal. Además, se ha expandido una amplia y diversa
clase media, con mayores expectativas, que aspira a vivir con seguridad, a
acceder a servicios de calidad, y a oportunidades, empleos productivos y
emprendimientos, que reconozcan su esfuerzo y mérito en la construcción de una
vida mejor para el país y los suyos.
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4 Como la mayoría de los chilenos, no estamos dispuestos a
cualquier reforma que pudiera descarrilar el crecimiento y echar por la borda
lo ya logrado. No estamos conformes con las que se están implementando, ni en
contenidos ni en procedimientos, y hacemos un llamado a reorientar la mirada de
quienes en el gobierno han preferido el apresuramiento a la calidad, y el
Estado por sobre los organismos intermedios y las personas.
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La Democracia Cristiana tiene una tradición que nos honra de
políticas responsables, bien diseñadas e implementadas sin improvisaciones ni
espíritu refundacional. Nuestra tradición es de transformaciones consistentes,
sostenidas, incrementales, construidas sobre la base de estudios objetivos y
buscando los acuerdos más amplios posibles. Las reformas se medirán por su impacto
en el desarrollo de la sociedad en su conjunto y no por la satisfacción de
visiones ideológicas o intereses corporativos.
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Lo que hoy está ofreciendo la Nueva Mayoría es un progresismo sin progreso, que
representa un serio riesgo de estancamiento y retroceso para la democracia, los
derechos ciudadanos, la igualdad de oportunidades y el desarrollo
económico-social.
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5 Vemos con preocupación que se impone una tendencia que
privilegia expandir el rol del Estado sobre la solución efectiva de los problemas
que se enfrentan y de gestionar solo desde la cúpula burocrática, sin reconocer
el rol subsidiario del Estado, un principio constitutivo de nuestra visión de
la sociedad, que ha sido factor fundamental en el desarrollo de nuestro país.
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Creemos en un Estado efectivo, moderno, con facultades e
instituciones capaces de regular y proveer bienes y servicios públicos, como
seguridad, respeto a derechos humanos, libre competencia, protección del
medioambiente, de los más vulnerables, respeto a la ley. Un Estado que propicie
el desarrollo y genere condiciones para potenciar la actividad económica y la
alianza pública privada. No queremos un Estado centralizador que con sus
políticas coarte el aporte privado, menos aún que se coarte la libertad de
enseñanza o se limite la autonomía de las personas e instituciones. Queremos un
Estado que promueva los derechos de las personas y respete su libertad, pero
que también convoque a los ciudadanos a ser responsables en la construcción de
un destino común, fortaleciendo la democracia y sus instituciones, favoreciendo
la transparencia, erradicando la corrupción y el abuso y promoviendo la calidad
de la política.
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6 El Estado nunca será capaz de lograr todo a la vez y sin
costos de ningún tipo. Hoy y siempre será necesario priorizar y focalizar el
uso de recursos públicos a lo más urgente e importante. Y debe ser la búsqueda
del bien común por sobre los intereses de grupos lo que defina esas
prioridades. Erradicar la pobreza, la marginalidad y todo tipo de exclusión
debe seguir siendo prioridad esencial. Ello implica un uso responsable y
efectivo de recursos públicos, haciendo de la eficiencia un objetivo
permanente, mejorando y fortaleciendo las políticas focalizadas en los más
pobres.
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Por esto no podemos concordar con la forma ideológica y
liviana con que se han diseñado las políticas de financiamiento de la
educación, ni menos con la gratuidad universal en la educación superior que
consideramos regresiva.
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7 De la misma manera, en el plano económico se están
poniendo en práctica reformas cuyos resultados finales no han sido debidamente
evaluados, donde priman los anuncios sobre el contenido y la improvisación
sobre la necesaria reflexión y una necesaria concertación de amplios apoyos.
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Patentes ejemplos de esta situación han sido la forma como
se han abordado la reforma tributaria, la educacional, laboral y los esbozos
del debate constitucional.
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8 El PDC debe cumplir el sano rol articulador del encuentro
de las mayorías del país, que buscan el desarrollo, la paz y el respeto para
todos los ciudadanos.
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Ese fue el espíritu que primó en los gobiernos de la
Concertación. Hacemos llegar estas reflexiones a nuestra dirigencia, bases, y a
quienes nos representan en el Ejecutivo y en el Parlamento. Esperamos que
escuchen a la ciudadanía y sepan defender nuestros principios doctrinarios y
trayectoria histórica. En estas circunstancias, ponemos a disposición nuestras
voluntades y mejores esfuerzos para impulsar una corrección que nos encamine en
la senda de la eficacia, el entendimiento y la paz social. Es el futuro del
país y no solo el del partido el que está en juego.
Publicado en El Mercurio el 3 de enero de 2016
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