¿CULPAS O DISCULPAS?
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Por Hugo Latorre Fuenzalida.
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Por Hugo Latorre Fuenzalida.
Genaro Arriagada, que ha tenido una larga trayectoria como
militante DC, con una lucidez distinguida en su recorrido, entre las últimas el
aconsejar la salida de Jorge Pizarro como presidente de su partido, ha cometido
un desliz incomprensible para un analista como él cuando en un artículo
reciente, en la “La Tercera”, ha planteado que la pérdida de preferencias en la
DC en los últimos años de democracia se debe a su alianza con la “izquierda”.
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Dos falacias acompañan a esta afirmación de Genaro:
En Chile, desde la caída de Salvador Allende y
la pérdida de la democracia no ha habido gobiernos de izquierda, ni alianzas
con ninguna izquierda. Si se mira sin prejuicios
históricos y poniendo sobre la mesa los programas concertacionistas más sus
realizaciones, se verá que lo que se ha dado en los hechos es una ratificación
con profundización del modelo e
imperativo social y político neoliberal-pinochetista, con absoluta hegemonía
ideológica de la derecha y con subalterna edulcuración de una
socialdemocracia, que más bien ha lucido
como una sucursal de un liberalismo cargado al londinense, claro que menos
honrado.
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Como no ha existido una izquierda a la cual
culpar, la caída de la DC en las preferencias de la gente corresponde
necesariamente a una actuación de la DC durante todos estos años, que se ha
caracterizado por una renuncia a sus ideales sociales y a un alejamiento del
pueblo, a una prescindencia del pueblo, a una especie de traición a la historia
de la Falange y del Partido hasta 1973, pisoteando los valores y pensamiento forjado
desde sus líderes fundadores.
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Más bien, la alianza que se ha dado, en los hechos, ha
sido con el estamento cívico-militar, que ha impuesto durante todos estos años sus paradigmas
contra una alianza de papel, que simula ser progresista pero que –en la hora de
la verdad- termina siendo un perfecto guardián de los intereses empresariales
más profundamente conservadores, injustos, inequitativos y premodernos.
La caída de la DC, ha sido
constante, como la de todos los partidos políticos, que se vienen desacreditando indefectiblemente, en la medida que su actuar
no admite espacios para una reivindicación. La derecha tuvo un repunte no a expensas
de la DC, esa es una extrapolación abusiva, sino a expensas del agotamiento del
ciclo afortunado de la Concertación en la fase posdictadura, lo que se confirma en el hecho que al caer la derecha
después del gobierno de Piñera, la democracia cristiana no ha recuperado
votación. Y la recuperación electoral de la Nueva Mayoría (si es que se puede
hablar de recuperación de votos, dado el universo de los que votan) se debió
más al fenómeno Bachelet que a los méritos propios del partido.
. En una oportunidad, en que se
celebraban elecciones a la Junta Nacional, les advertí a la gente que
participaba en un evento en Las Condes, que si se analizaban las cifras del
crecimiento económico durante el período 1990-1997, veríamos que una proporción
muy pequeña de la población venía creciendo a una tasa del 7% interanual,
mientras que el 80% de nuestro segmento de partidarios más firme y seguro,
venía desmejorando aceleradamente su condición (tasa crecimiento del 0,6%) si
se le comparaba con el 20% que se ubica por sobre ella. Y esa sería la causa
por la que la DC iría perdiendo arraigo electoral y popular, además de otras
razones que sería largo detallar: como el abandono del militante de base, la
falta de políticas para la clase media, la compresión económica de la clase
media por el cobro privatizado de todos los servicios (educación, salud,
vivienda, AFP, etc.), y el aburguesamiento sospechoso de corrupción de sus
dirigentes y representantes.
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. Por eso me extraña que un hombre
informado como Genaro Arriagada sostenga un argumento tan superficial respecto
a las razones de la caída de la DC y a creer que todavía existe una izquierda en
algún rincón del sistema político oficial en Chile. Porque una cosa es que de
pronto unos pocos hombres de la antigua y extinta izquierda amanezcan con un
exabrupto de conciencia y reproduzcan dichos de antaño de manera altisonante,
como los sonambulismos chillones de Camilo Escalona o Quintana, y otra muy
distinta es que sostengan una coherente y permanente posición reivindicativa de lo popular.
. Creo que a Genaro le está pasando,
con la “izquierda”, lo del cazador aquél
,que una vez muerto el tigre le agarró pánico al cuero.
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