GUERRA ISLÁMICA
ALEMANES DIVIDIDOS ENTRE ANTIISLAMISTAS Y QUIENES PERSIGUEN UNA SOCIEDAD LIBRE Y ABIERTA
Corresponsal
La plaza alrededor de la Catedral de Colonia quedó sumida en
la oscuridad este lunes por la noche luego que la histórica iglesia apagase sus
luces en protesta silente por las marchas semanales que se han efectuado en
Dresde contra la supuesta “islamización” de Europa.
El acto simbólico se produjo mientras miles de alemanes se
manifestaban en Colonia y varias otras ciudades del país contra las protestas
del grupo autodenominado Europeos Patrióticos contra la islamización de
Occidente (PEGIDA), que el lunes por la noche atrajeron su mayor concurrencia
en Dresde hasta ahora.
El portavoz de la catedral de Colonia, Norbert Feldhoff, explicó que apagar las luces tuvo como intención hacer que los manifestantes
de PEGIDA pensasen más sobre sus protestas.
“Estás tomando parte en una acción que, por sus raíces y
discursos, se puede ver que es nazista, racista y extremista”, dijo. “Y estás
respaldando a gente a las que realmente no quieres respaldar”.
Solamente 250 manifestantes de PEGIDA se presentaron en
Colonia, comparado con 10 veces esa cifra de contramanifestantes. Igualmente,
en Berlín, la policía dijo que unos 5.000 contramanifestantes impidieron que
unos 300 partidarios de PEGIDA marchasen a lo largo de la ruta planeada desde
el ayuntamiento hasta la Puerta de Brandemburgo. Otros 22.000 manifestantes
opuestos a PEGIDA marcharon en Stuttgart, Muenster y Hamburgo.
En su discurso de Año Nuevo, la canciller alemana Angela
Merkel llamó a los alemanes a no participar en los actos en Dresde.
Merkel dijo que cuando los partidarios de PEGIDA gritan
“somos el pueblo, realmente quieren decir ‘no debes estar aquí por tu religión
o el color de tu piel”’.
La organizadora de PEGIDA Kathrin Oertel fustigó el discurso
de Merkel, diciendo que “en Alemania tenemos represión política de nuevo”.
PEGIDA ha tratado de distanciarse de la extrema derecha,
diciendo que está contra “los predicadores de odio, sin importar de qué
religión” y “del radicalismo, sin importar si los motivos son religiosos o
políticos”.
Este lunes, pese a los mensajes que denuncian al movimiento
enviados desde casi todas las orillas políticas, en especial las opiniones
expresadas por la canciller, Angela Merkel, los manifestantes volvieron a
entonar la consigna "Nosotros somos el pueblo", utilizada en las
protestas en la antigua RDA antes de la caída del Muro de Berlín.
El movimiento Pegida tiene como eje la lucha contra "la
islamización" del país, ante el temor de que yihadistas que hayan
participado en combates con la organización Estado Islámico puedan volver a
Alemania, pero también critica la inmigración en general, a los medios de
comunicación y las élites políticas. A medida que crecen los apoyos al movimiento impulsado por
Lutz Bachmann —un oscuro personaje cuyo currículum incluye condenas por
proxenetismo, venta de cocaína y agresiones físicas—, también se oyen más las
voces de aquellos que apuestan por que Alemania sea un país de acogida, sin
importar la religión de los que llegan.
Una decena de ciudades reunió este
lunes a más de 10.000 contramanifestantes en ciudades como Dresde, Berlín,
Colonia, Stuttgart o Hamburgo, casi todas ellas escenario también de las
protestas dirigidas por Pegida y derivados. “Hay un desgarro en la sociedad. La
mitad de los ciudadanos defiende la diversidad, pero un tercio reclama un
sentimiento nacional más fuerte, del que excluye a los inmigrantes. Necesitamos
un modelo de integración que incluya a toda la sociedad”, aseguró este lunes
Werner Schiffauer, el presidente del Consejo para la Emigración, como publicó el diario El País de España.
Los manifestantes
berlineses no tienen demasiada simpatía por la prensa. De una docena de
personas consultadas por el diario El País, solo un par accedió a explicar por qué
estaban allí. “Nuestros gobernantes no se preocupan por nosotros; y sí por los
que no pertenecen a nuestra cultura”, respondía Victoria, una jubilada que
llevaba un cartel en el que reclamaba “libertad para los cristianos”. “Cada año
llegan un millón de terroristas a Alemania. ¿Cómo no voy a estar hoy aquí?”, decía un hombre
con acento extranjero que decía proceder de la Unión Soviética.
.
La guerra de ideas no se refleja solo en la escalada de
manifestaciones y contramanifestaciones. Los partidarios de una Alemania
abierta mostraron su rechazo a la vuelta a tiempos oscuros con una medida
simbólica. “Apaguemos la luz a Pegida”, pidieron los socialdemócratas a través
de su cuenta oficial en la red social Twitter. Es una medida que ya tomó hace
dos semanas la ópera de Dresde, donde se celebró la manifestación del 22 de
diciembre. Lugares tan representativos de la historia alemana como la catedral
de Colonia o la Puerta de Brandemburgo en Berlín desconectaron la iluminación
para defender una sociedad abierta, libre y democrática, una decisión a la que
se sumó la fábrica de Volkswagen en Dresde.
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