FALLO DE LA HAYA: ESTULTICIAS DE EX PRESIDENTES
Por Felipe Portales
Las declaraciones hechas el martes 27 por los ex presidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei Ruiz Tagle –luego de una reunión con el presidente Sebastián Piñera en que también participó Patricio Aylwin- respecto de la controversia con Perú en La Haya responden obviamente a su preocupación por el interés nacional, pero difícilmente pueden ser más perjudiciales para él. En primer lugar, porque cuestionan el reciente fallo de la Corte respecto del diferendo colombo-nicaragüense; insinúan un apoyo a un eventual desconocimiento del fallo por Colombia; e insinúan además que, de acuerdo a los criterios de aquel fallo, Chile debería perder su controversia con Perú.
Así, Ricardo Lagos señaló que el fallo “me sorprendió cuando estaba en Colombia. Conversamos con el presidente Santos; ellos tomarán sus decisiones, y como es de conocimiento internacional, precisamente, porque a juicio del gobierno colombiano el fallo no se habría ajustado estrictamente a derecho” (La Segunda; 27-11-2012). Frei Ruiz Tagle fue más allá al expresar su inquietud por los “fallos salomónicos” del tribunal y que “si uno revisa con detención, y lo hemos hecho hoy día con el Presidente, el fallo entre Nicaragua y Colombia es bien inentendible” y que “como dije ayer, a uno se le entrega islas y al otro se le entrega mar. La situación es muy complicada, porque además involucra a otros países de la región” (op. cit.).
Más grave aún, ambos les hicieron una virtual advertencia y reconvención a los jueces de la Corte Internacional de La Haya de que no deben aplicar los mismos criterios en nuestro diferendo con Perú. Así, Lagos “junto con reiterar que ‘la posición de Chile es sólida, estamos ejerciendo la soberanía desde siempre’, lanzó la advertencia: ‘Lo único que nos parece importante es que también la Corte Internacional falle conforme a derecho. Y eso nos parece fundamental, porque de no hacerlo, se erosiona el prestigio de la Corte Internacional” (op. cit.). Frei Ruiz Tagle fue más allá al decir que “acuerdos salomónicos no son convenientes. Eso creo que es bueno que Chile lo haga saber a todos los niveles internacionales en esta etapa; de lo contrario se van a poner en duda todos los tratados y los acuerdos, incluso el mismo tribunal si no hay un acuerdo conforme a derecho” (op. cit.).
Pero sin duda que lo que no se puede calificar sino como gravísima amenaza a la Corte y, en definitiva a Perú, son los dichos de Frei que “acuerdos salomónicos en este caso no pueden funcionar ni Chile puede aceptarlos” (op. cit.). Afortunadamente el Gobierno aclaró al día siguiente que no se hacía parte de dichas amenazas (lo que pudo entenderse inicialmente dado que ellas se hicieron en el mismo Palacio de La Moneda y al salir de una reunión con el propio Piñera) al declarar formalmente que “el Gobierno siempre ha respetado los fallos provenientes de tribunales internacionales y tenemos por sobre todo el valor y el cumplimiento del derecho internacional. Ese mismo espíritu se va a mantener una vez que se conozca el fallo de La Haya” (La Segunda; 28-11-2012).
Sin embargo, el daño está hecho. Es evidente que tiene que ser muy molesto para los miembros de la Corte que varios de los ex presidentes de una de las partes les reconvengan, adviertan y amenacen si es que no fallan en su favor; y que cuando se ha insinuado el desconocimiento de su reciente fallo en otro caso, por un importante país sudamericano, aquellos le insinúen su respaldo.
Y por otro lado, al hacer todo lo anterior aquellos ex presidentes están implícitamente reconociendo que en su criterio la posición chilena se debilita enormemente a la luz del fallo sobre el diferendo colombo-nicaragüense. Es decir, ¡le está aportando argumentos a la tesis peruana; y está haciendo a los abogados de la causa chilena más difícil su labor! Esperemos, por el interés nacional, que dichos ex presidentes no hablen más sobre el particular; y que los miembros de la Corte Internacional de La Haya los entiendan meramente como estulticias anecdóticas de algunos ex presidentes que están perdiendo aceleradamente la representatividad de la opinión nacional que un día tuvieron.
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