LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA, FÍSICA Y SEXUAL QUE EXPERIMENTA EL NIÑO EN LA ACTUALIDAD
Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl
El abuso sigue siendo un tema muy actual en nuestra sociedad y los medios de comunicación se han encargado de difundir de que esta problemática ocurre en muchos sectores del país y no hace mayor diferencia entre las diferentes clases sociales.
Diariamente aparecen nuevas denuncias de abusos en diferentes establecimientos educacionales. Pero el abuso no es la única preocupación en Chile.
La UNICEF dio a conocer un estudio que realiza cada seis años y que revela cifras alarmantes que inquietan a la sociedad. Según este estudio uno de cada diez menores ha sido víctima de algún abuso sexual y por otro lado un 71% de los menores han vivenciado algún tipo de violencia psicológica o física dentro de sus hogares.
Las cifras de la violencia física, psicológica y sexual que arrojaron estos últimos estudios preocupan mucho a las autoridades,
La coordinadora de estudios UNICEF Soledad Larraín indica que nos encontramos frente a un problema extremadamente grave y que hay que realizar acciones para revertir esta situación.
Cuando hablamos de víctima y victimario en el ámbito de abuso sexual, se puede decir que la edad promedio de ser abusado es a los 8 años y medio y en un 75% se trata de niñas. El abusador por otro lado es generalmente un hombre, conocido de la víctima y tiene en promedio 30 años. El parentesco que puede tener el victimario con su víctima se reconocen en la mayoría de los casos como tíos, primos, padrastros y hermanastros.
“Eso dificulta aún más la situación”, como indica la psicóloga Vinka Jackson, ya que a la víctima le cuesta nombrar a alguien conocido y muchas veces es amenazada en su entorno.
La UNICEF también arroja información de un alto porcentaje de violencia psicológica en los hogares. Por violencia psicológica se entiende principalmente los gritos, insultos, burlas, indiferencia y amenazas.
Por violencia física leve se entiende lanzar cosas, tirar pelo u orejas, empujar o zamarrear y dar cachetadas; mientras que por violencia física grave se entiende dar patadas, mordiscos, puñetazos, quemaduras, golpizas y amenazas con armas.
Este tipo de violencia lleva a un mal rendimiento escolar, a malas relaciones interpersonales y puede ocasionar incluso problemas de salud mental.
Es por esto que hay que trabajar urgentemente para revertir estas cifras. En una familia hay que fomentar el dialogo y la confianza para que el menor tenga un espacio para contar lo que le está pasando. Es importante que se sienta escuchado en su hogar y tenga la libertad de plantear sus miedos e inquietudes.
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