Marta Harnecker en Chile:
¿Qué socialismo?
Por Hugo Latorre Fuenzalida
Acaba de estar en Chile la escritora y filósofa marxista Marta Harnecker, dictando una serie de conferencias acerca de un tema que ella se ha propuesto abordar de manera acuciosa: el “socialismo para el siglo XXI”.
Sabemos que Marta Harnecker fue discípula en Paris del marxista estructuralista Althusser y escribió sendos textos sobre el materialismo histórico, textos que fueron de referencia para los estudiantes de economía y filosofía en las universidades de América Latina, en tiempos en que el marxismo gozaba del aura de ser un pensamiento científico.
Marta ha estado exponiendo su pensamiento en diversos encuentros de dirigentes y público de la izquierda latinoamericana. Ella misma sostiene que se trata de un pensamiento en elaboración.
He tenido la oportunidad de conocer muchas de sus reflexiones y me parece que, en líneas generales, hay un vuelco enorme, casi de paradigma, respecto a lo que se entendió y lo que se debe entender ahora por socialismo.
El diagnóstico acerca del capitalismo occidental actual es lo más sencillo y en lo que toda la izquierda debe estar más o menos de acuerdo. El problema mayor reside en eliminar las corazas ideológicas del sistema socialista anterior, para inseminar la nueva genética que debe dar origen a esta otra creatura.
Porque en la Propuesta de Marta Harnecker hay no sólo un “fenotipo” nuevo, sino que se aprecia un nuevo “genotipo”, es decir las bases reproducibles del nuevo sistema, las que dan la originalidad cromosómica, que apelan a otra forma de organizar el cuerpo social, de organizar su funcionalidad y de establecer las potencialidades de un nuevo humanismo.
No se trata sólo de cambiar el rostro al sistema, de cambiar las máscaras como en un espectáculo carnavalesco, en verdad se puede deducir del planteamiento de Marta, un nuevo socialismo. ¿Cuáles son las principales características de esa nueva propuesta doctrinal y programática?
1.- En la doctrina
Plantea la necesidad de superar el capitalismo en su versión actual. Plantea superarlo por una propuesta que transforme las estructuras de poder oligopólico y fáctico, auspiciado desde la economía, por un Estado democrático, participativo e integrador.
Al plantear la sustitución del capitalismo, no se refiere a un “asalto del poder”, sino en una democratización por la vía del referéndum y de las constituyentes. Es decir, poner al pueblo y a la sociedad toda a debatir y decidir acerca de las formas estructurales del poder, cosa que el sistema actual viene negando desde siempre, dejando las relaciones asimétricas del poder como “orden instalado e inamovible”.
Plantea la revocatoria del poder. No basta la concurrencia periódica con el voto, sino que la sociedad -que es donde reside el poder de manera soberana- tenga la capacidad de corregir, anular, cambiar o redefinir ciertos aspectos estructurales y funcionales del sistema, simplemente por la convocatoria mayoritaria a plebiscito, estableciendo las periodicidades de estos y las condiciones de su convocatoria.
La circulación de las élites, conforma otro aspecto fundamental. La permanencia de personas en ciertos cargos es factor de estancamiento y corrupción, por tanto debe establecerse una permanencia máxima en los cargos de representación y de designación, de esta forma se introduce el concepto de docencia y aprendizaje democrático accesible a todos los hombres por igual.
Una sociedad culturalmente plural y flexible: la humanidad es una condición especial de “incompletitud”. Nada está consagrado y como señaló Marx: ”Todo lo instalado será arrasado y todo lo sagrado será profanado”; esto que lo dijo en referencia a la potencialidad transformadora y autoaniquilante del capitalismo, lo establece el nuevo socialismo como una realidad universal, desde cuya base se establece la movilidad y el entrecruzamiento de todas las influencias de la creatividad humana.
En este sentido, es el Estado democrático el que debe intermediar, como auténtico representante de todas las fuerzas organizadas de la sociedad, para impedir los abusos de la segregación, de la concentración y la permanencia de estructuras abusivas o sesgadas.
2.- Desde lo programático.
Una apropiación social de las riquezas básicas, así como una distribución simétrica y equitativa de las riquezas generadas por la actividad productiva nacional, forman parte de los postulados programáticos centrales.
La empresa participativa y la empresa de trabajadores, así como las cooperativas, forman también parte del nuevo esquema de competencias productivas, integrándose al sistema de pequeñas y medianas empresas que fomentan empleo, incrementan los ingresos de las familias y estimulan competitividad interna de la economía.
Así como no se desestimula la actividad de grandes empresas de competencia global, que hacen reales aportes a la economía del país, actuando en el mercado nacional o dirigidas al mercado internacional, en las “empresas de participación” se supera la nivelación hacia abajo o hacia atrás, mediante la integración a programas nacionales y regionales de fomento tecnológico, en alianzas con el sector conocimiento.
La salud, educación, vivienda y consumos básicos de la población, conforman una tarea de inversión nacional, con la respectiva garantía de atención gratuita, diversa y plural. No es aceptable en una sociedad del conocimiento, que la educación sea convertida en un factor de discriminación, de segmentación y de “gasto” insuficiente y deficiente; como tampoco es aceptable que las patologías, inevitables a la condición natural, sean motivo de lucro y diferenciación social por la accesibilidad económica.
La contribución de todas las personas y entes productivos al financiamiento proporcional del gasto social, debe transformarse en un patrón inviolable de conducta cívica, pues sobre la base de una distribución simétrica de los aportes, la sociedad adquiere una sentido de deber y de responsabilidad, cosa que no acontece en los sistemas de excepcionalidad injusta, como el que rige en todo el mundo capitalista actual.
Los estímulos económicos a la competitividad auténtica y la inversión efectiva, no son los que operan por el lado de los costos laborales disminuidos o de la excepcionalidad tributaria, pues estos serán ineficientes a mediano y largo plazo, además de espurios. Los estímulos de competitividad nacional y universal estarán dados por el conocimiento, la capacitación, la innovación y el desarrollo tecnológico, que son los reales factores que están operando en la riqueza de las naciones modernas.
Como podemos ver, las nuevas bases para un “socialismo del Siglo XXI”, se vienen instalando para estimular una gran y profunda discusión de los cambios que deben venir y que la circunstancia de la crisis mundial del capitalismo están haciendo cada vez más inminente y urgente de abordar.
Mi único problema con la señora Marta H., es que copia de una manera asombrosa y casi con desfachatez lo que los demócratas cristianos planteábamos en los años 60 y que tuvo avances significativos en las obras del Presidente Frei Montalva. De hecho el cooperativismo campesino, el de los trabajadores, las juntas de vecinos, etc. eran todas nuevas formar de cooperativas solidarias en la base social. En ese tiempo para ella esto era retrogrado y neo-capitalista, pues ella pensaba en un Estado omnipresente y omnipotente. Esto nos habla, una vez más, que Dios habla por caminos que no conocemos y que hacen que los seres humanos reaccionen frente al necesario sentido de realidad que a la Sra. Marta H., le fallo por mucho tiempo. Bienvenida.
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