Por Wilson Tapia Villalobos
Los detalles son abrumadores y vienen desde afuera y desde adentro. Constituyen una especie de avalancha global, con las particularidades culturales que caracterizan a los conglomerados humanos. No es un fenómeno nuevo, pero esta vez nos atosiga como nunca antes. Ello se debe a que los medios de comunicación no sólo nos informan. Son elemento crucial en una trama que nos envuelve y paraliza cual telaraña monstruosa.
El momento actual sólo puede ser definido como de manipulación extrema y decadencia pronunciada. Esto último, especialmente en cuanto a la ausencia de valores y referentes éticos.
Para reafirmar lo que digo uno puede darse el lujo de elegir al azar. Este mes, por ejemplo. Gran escándalo en los Estados Unidos. El Director de la Central Inteligence Agency (CIA), héroe nacional, general de cuatro estrellas, David Pretraeus, renunciaba a su cargo el 9 de noviembre. Caía bajo el peso de un affaire extramatrimonial. La trama no da ni siquiera para una novela cargada a la cebolla. Es un folletín barato que mezcla la irracionalidad provocada por los celos con un misterioso mundo del espionaje que, de ser así, no tiene nada de misterio.
Y todo esto ocurre en medio de la campaña presidencial. La renuncia se conoce pocos días después del triunfo del presidente Barack Obama. Pero está claro que los detalles del caso se sabían con antelación. ¿Por qué se mantuvo todo en secreto? Petraeus es un ex militar cercano a los republicanos al que se atribuía futuro político. ¿Por qué con tales antecedentes lo nombra un presidente demócrata?
Todo parece indicar que Obama se ve obligado a tal nominación, que lleva a cabo el 28 de abril de 2011. El general jura como Director de la CIA el 6 de septiembre de ese año. Tal vez era un momento de debilidad política que Obama necesitaba superar. Y lo logra. Petraeus concita un contundente 94 - 0 de apoyo en el Senado. Pero la mecha encendida en el Medio Oriente estaba muy lejos de apagarse y un conservador como Petraeus no ayudaba a mantener cierta flexibilidad en una región estratégicamente tan importante. Curiosamente, luego de su alejamiento, Israel bombardea la franja de Gaza y un conflicto potencial, que podía ser el preludio de una expansión hacia Irán y Siria, es rápidamente desactivado.
Chile también hace un aporte variopinto. Luego de concluida la elección municipal, el ministro de Salud anuncia epidemia de meningitis. Se habían detectado 38 casos, la mayoría de ellos en la Región Metropolitana. Se dispara una comprensible alarma que supera toda posibilidad de desactivación por los medios tradicionales. El sistema público no contaba con las vacunas suficientes, pese a que el presidente Sebastián Piñera anunciaba que ha comprado toda la existencia del mundo. Luego se sabe que la cifra de enfermos no es superior a la de años anteriores. Pero ya el daño estaba hecho. ¿Por qué se comete este error tan burdo? Era necesario sacar del centro de la noticia los resultados electorales que fueron desastrosos para el Gobierno. De haber sido ese el objetivo, se logra con creces.
Luego se destapa otro hecho escandaloso. Una red de prostitución infantil. Los clientes son expuestos a la vindicta pública antes de ser juzgados. Se los condena sin que la justicia se haya pronunciado. Los medios de comunicación se refocilan en el morbo.
Más tarde, el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, afirma que le duele el corazón. El motivo de esta súbita afección es una resolución judicial que beneficia a los reos José Andrés Aguirre -“el cura Tato”- (55), y a Claudio Spiniak (64). Ambos fueron condenados por abusos sexuales a menores y, en el caso del “cura Tato”, también por estupro. El ministro Ribera deberá firmar el decreto que libera a este último de manera inmediata por haber cumplido diez de los doce años a que fue condenado. Y al empresario Spiniak tendrá que rebajarle la pena -también de 12 años-, por lo que podrá salir en libertad a fines de 2013. La decisión al respecto fue adoptada por la Comisión de Reducción de Condenas de la Corte de Apelaciones de Santiago. El diputado Gustavo Hasbún, militante de la Unión Demócrata Independiente (UDI), al igual que Ribera, manifestó que comprendía el dolor del ministro. Y agregó que los pedófilos deberían ser condenados a cadena perpetua, ya que “su mal es incurable”.
En este recuento también puede incluirse la actitud del entrenador del Club de Fútbol Colo Colo, Omar Labruna. Protagonista de un accidente de tránsito, no sólo negó su responsabilidad en el hecho, sino que la traspasó a su esposa. Luego, agobiado por las pruebas en su contra, debió reconocer su participación protagónica.
Manipulación y decadencia. Manipulación para desviar la atención de problemas centrales cuando éstos afectan a quienes detentan el poder y manejan los medios de comunicación. Decadencia, porque para lograr objetivos se pasa por sobre valores éticos esenciales. Y tales hechos los cometen quienes son referentes sociales.
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