Por Patricio Herman (*)
En junio pasado se publicó en el Diario Oficial la Ley N° 20.599 que regula la instalación de antenas emisoras y transmisoras de servicios de telecomunicaciones. Se le conoce como Ley de Antenas.
Vamos ahora a la instalación de las torres soporte de las antenas de teléfonos móviles, asunto que durante muchos años estuvo sin ningún tipo de reglamentación por parte de las 345 comunas que existen en el país, ello porque el Ministerio de Vivienda y Urbanismo se resistía a normarlo en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones.
La antena de la discordia en Castro |
Los teléfonos celulares irrumpieron en Chile hace unos 18 años y para facilitarse la instalación de esos adminículos en cualquier lugar, se dijo que las compañías sólo le tenían que pedir autorización a la Subsecretaría de Telecomunicaciones, permisos que fácilmente otorgaba este servicio público.
Las empresas privadas concesionarias de este negocio, que ha mejorado sustancialmente las comunicaciones de los individuos, presentaban unos papelitos con timbres de esa Subsecretaría en las distintas Direcciones de Obras Municipales, cuyos funcionarios les daban el visto bueno sin más trámite para que fueran emplazadas en cualquier lugar de sus territorios jurisdiccionales.
Todos conocemos los efectos en la salud humana que producen las radiaciones electromagnéticas de las antenas, las que han sido dadas a conocer, entre otros, por el doctor Andrei Tchernitchin, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico. En todo caso hay abundante información que ha entregado al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS), dependiente de la ONU.
Sobre esto es necesario que en Chile los consumidores conocieran el SAR (Specific Absorption Rate), es decir, el índice de absorción específica en el cuerpo de las radiaciones que producen los diferentes modelos de celulares y en tal sentido lanzamos la idea para que el gobierno exija a las compañías transparentar esta vital información.
Ahora bien, hemos sabido que en el sector urbano de Nercón, en la tradicional y emblemática ciudad de Castro, de la cual tanto se ha estado hablando en el último año por la irrupción del polémico mall, se ha emplazado la base y completas instalaciones para que allí opere una de estas torres antena que le pertenece a la Empresa CLARO del multimillonario mexicano Carlos Slim.
Los vecinos que se verían afectados por las radiaciones de esta antena, se organizaron representándole esta situación, en una sesión del Concejo Municipal de julio de 2012, al Alcalde Nelson Águila y colaboradores.
Las autoridades locales demostrando un desconocimiento total del marco regulatorio, titubeando respondieron a sus mandantes y electores que conversarían con la empresa CLARO y con la Subsecretaría de Telecomunicaciones para saber a qué atenerse. Como la respuesta no se producía, los dirigentes del vecindario vinieron a Santiago para entrevistarse con Jorge Atton, titular de esa Subsecretaría. Esta autoridad del gobierno central sí conocía muy bien la normativa vigente: ¡era que no!
Atton, funcionario de excelencia, quién en la reunión sostenida se caracterizó por su asertividad, se explayó con certeza respecto de la aplicación de la normativa vigente y al respecto precisamos que, conforme a lo señalado por el anterior, el sector en donde se pretende instalar esa antena está definido por la Ley como “zona sensible”.
Estas zonas son aquellas áreas en donde se encuentran escuelas, jardines infantiles, hospitales, consultorios, asilos de ancianos y otras áreas similares que cumplan con la definición específica de “zona sensible” establecida por la Subsecretaría de Telecomunicaciones, según lo consagrado en la Ley. Para tal propósito todos los municipios deben identificar, sin lugar a dudas, los sectores correspondientes dentro de sus territorios.
Atton expresó que esta construcción de obra soporte de antena se inició con posterioridad a la promulgación de la Ley, por lo que en mi opinión, corresponde su demolición inmediata y por lo tanto el retiro de la base de hormigón armado, cierro perimetral de fierro e instalaciones eléctricas, para que así el terreno vuelva a su condición natural; con lo cual los vecinos de la comunidad podrán seguir viviendo en paz, sin la amenaza latente de la antena de marras.
En todo caso indicamos que el sector de Nercón es una zona con vocación turística porque se encuentra en la ribera del magnífico fiordo de Castro, lo que está fijado en la Ordenanza del Plan Regulador Comunal. Adicionalmente expresamos que esta hermosa zona acoge los astilleros de embarcaciones de madera, se emplaza la Iglesia Nuestra Señora de Gracia, Patrimonio de la Humanidad y se realiza la fiesta anual gastronómica costumbrista.
Así las cosas, y como las autoridades locales de Castro no actúan, quisiéramos que el Seremi de Transportes y Telecomunicaciones de la Décima Región imparta las instrucciones de rigor para que esa torre antena ad portas desaparezca a la brevedad e invitamos a nuestros compatriotas para que visiten, no sólo la ciudad de Castro, sino todos los pueblitos que conforman el archipiélago de Chiloé.
Lo anterior ahora será más fácil, ya que se acaba de inaugurar un moderno aeropuerto situado en el área de Mocopulli a 20 km. al norte de Castro, base aérea que mejorará la conectividad con el continente porque tendrá el equipamiento apropiado para la operación de aviones para pasajeros y carga por instrumentos, ello en razón de las condiciones adversas de la meteorología, especialmente en el invierno.
Esperamos que ese aeropuerto se llame Francisco Coloane en honor del destacado hombre de letras nacido en Quemchi.
(*) Fundación Defendamos la Ciudad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario