Por Juan Aguad Kunkar
Una excepcional actuación de Tosselli y la aplicación defensiva del resto del equipo no fueron suficientes para que la UC ganara y lograra el paso a la final de la Sudamericana. La única opción era que Castillo, su único delantero, sorprendiera a la sólida defensa brasileña. Castillo se esmeró. Luchó inclaudicablemente, pero no le alcanzó. Era muy poco.
Pero el DT Lasarte se jugaba una inesperada opción, después de su eliminación de los play off del Clausura y su débil inicio en esta Copa. Nadie o muy pocos creían en la UC. Con dificultades llegó a los cuartos de final.
El encuentro frente a Independiente en Argentina le enseñó el camino que podía darle éxito.Anotó un gol a los dos minutos, obra de Castillo y replegó todo el equipo a defender la ventaja. En el segundo partido puso a dos delanteros y todo el resto en su zona defensiva y le significó el triunfo y el paso a la semifinal frente a Sao Paulo.
En el encuentro de ida en Santiago con los brasileños usó el mismo esquema y consiguió un angustioso empate a uno. En la definición en San Pablo creyó que podía darle resultado el mismo esquema, pero con un delantero.
Las cosas eran distintas que ante los argentinos. Sao Paulo es muy superior y desde el primer minuto hasta el último del partido, se jugó en territorio de la UC y el balón casi siempre en posesión de los brasileños. Al minuto de juego Fabiano obligó a una buena atajada de Tosselli. A los dos minutos Lucas Moura se perdió un gol al salir a sus pies Tosselli.
Los ataques brasileños eran incesantes y la defensa de la Católica se prodigaba, meritoriamente, impidiendo ser sobrepasada, de buenas y malas maneras. Andia, Álvarez y Parot recibieron tarjeta amarilla y también Silva y Peralta. Y cuando ellos no tenían éxito Tosselli intervenía con seguridad y calidad salvando del gol a su equipo en no menos de tres ocasiones.Mientras tanto Rogerio no tuvo una intervención directa, porque Castillo sin ayuda no podía sobrepasar a la defensa paulista.
El segundo tiempo tuvo las mismas características. Con Sao Paulo jugando en territorio cruzado, con Tosselli haciendo atajadas excepcionales y con los atacantes brasileños perdiendo claras oportunidades por tratar de llegar hasta el área chica y en el caso de Lucas Moura, su gran figura, jugando muy tímido después de su traspaso al París Saint Germain donde fue vendido por 55 millones de dólares.
El gol brasileño no llegaba y los 65.000 fanáticos hinchas de Sao Paulo enmudecían pensando que podía producirse un inesperado gol de la Católica o la expulsión de uno de sus jugadores que complicaría totalmente el partido.
Lasartes arriesgó e hizo ingresar a Meneses y Ovelar por Ríos y Silva para apoyar a Castillo, pero Rogerio igual siguió sin trabajo, mientras los defensores católicos y Tosselli impedían goles brasileños.
La formula defensiva de Católica le significó un empate, que de nada le servía, por el gol de visita de los brasileños. Lasarte y los jugadores católicos lo consideraron un éxito, porque no perdieron, aun cuando fueron eliminados.
Los empates o actuaciones honrosas de poco sirven en torneos por eliminación. Por lo menos la UC no arriesgó en salir a jugar al ataque y se evitó una goleada como la sufrida por la U de Chile en ese mismo recinto.
En todo caso una nueva lección para el fútbol chileno y sus clubes que es de esperar que la aprendan. Para ganar no basta con defenderse, hay que buscar fórmulas que permitan anotar goles y triunfar, tarea que solo la selección con Bielsa y la U con Sampaoli pudieron hacer.
¿Cuándo aparecerá otro Bielsa o Sampaoli?
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