Para ser elegido presidente de Estados Unidos, un candidato no necesita ganar el voto popular, es decir, obtener más votos que su contrincante. Lo que realmente importa para que Donald Trump o Kamala Harris lleguen a la Casa Blanca es alcanzar el número mágico de 270 votos en el Colegio Electoral.
Lograr esos votos solo es
posible para cualquier candidato, republicano o demócrata, ganando en los
llamados "estados péndulos'', que no tienen una tendencia sólida
hacia ninguno de los dos partidos.
Estos estados van cambiando
con los años; no son siempre los mismos y pueden variar en número.
Al analizar la cantidad de
tiempo y recursos que ambas campañas han empleado en mítines, vallas
publicitarias y otras herramientas, queda claro por qué estos siete estados
trazan la ruta hacia la Casa Blanca. Esos son: Nevada, Carolina del Norte,
Wisconsin, Georgia, Pennsylvania, Michigan y Arizona.
En conjunto, estos siete
estados suman 93 votos electorales (un 34% de los votos
necesarios para ganar las elecciones).
Incluso dentro de estos
siete estados, la contienda es tan ajustada que será un puñado de condados los
que influirán decisivamente en el resultado final.
Desde 1968, solo dos
demócratas han ganado los votos electorales de CArolina del Norte: Jimmy Carter en 1976, y
Barack Obama en 2008. Ambos triunfos se lograron por márgenes ajustados.
En las últimas elecciones,
Donald Trump ganó a Joe Biden por solo un 1,3% de diferencia, equivalentes a
unos 74,000 votos.
Resultados en las elecciones de
2020
Biden
2.684.292 votos
Trump
2.758.775 votos
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