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martes, 7 de mayo de 2013

7-5-13-Medicina-Serie-Parkinson

VIVIR (¿MORIR?) CON PARKINSON
Por Otto Boye Soto


Entregamos hoy el capítulo 6 de la serie sobre el Parkinson "Una bitácora muy personal",  escrita especialmente para KRADIARIO por el destacado investigador, cientista político, ex diplomático y ex académico Otto Boye Soto, quien padece la enfermedad. Son reflexiones personales de un mal conocido en los medios como la “dolencia hipócrita” y que están destinadas a ayudar a otros pacientes y lectores directa o indirectamente y a sus familiares.

Lea los capítulos anteriores en el compacto publicado por Kradiario en su Edición N° 850 del 22 de abril de 2012 y el        capítulo 5 publicado el 1 de mayo pasado.
 Capítulo 6

Creo que todos los que formamos parte de este ejército de “incurables” abrigamos la esperanza de que “la ciencia” nos encuentre a tiempo una vía a nuestro alcance para curarnos y salvarnos de la enfermedad que tenemos, llámese cáncer, SIDA, Alzheimer, Parkinson, etc.
Hasta ahora, salvo casos excepcionales de sanaciones inexplicables (se las suele calificar de milagrosas), la cosa pareciera no tener remedio, a lo menos en el corto y mediano plazo.
No obstante lo anterior, hay algunos signos de esperanza, a las que podemos aferrarnos si así lo queremos. Daré algunos ejemplos.
Para empezar, hay que identificar diversas realidades a enfrentar en la lucha contra este mal o enfermedad.
El primer aspecto, que yo ya me lo salté, es el preventivo. En la actualidad está creciendo su importancia ante el aumento de personas jóvenes que están teniendo Parkinson.
Una segunda dimensión está dada por el momento del diagnóstico. Cuanto antes se descubra su existencia, más posibilidades existen de retardar al máximo sus efectos más desgastantes (temblores, rigidez corporal, etc.) Aquí queda mucho por investigar y descubrir. Personalmente creo que el diagnóstico médico llegó en mi caso con dos o tres años de retraso. El neurólogo constató simplemente algo que ya existía. Yo estaba casi seguro de que el diagnóstico iba a ser el que fue.
El tercer campo de batalla se encuentra en el ataque a los efectos más dañinos del parkinson. Aminorar, por ejemplo, la frecuencia y violencia de los temblores, ahorra energías que, de lo contrario, se pierden y que más tarde faltarán para enfrentar  otras enfermedades. En este ámbito se han hecho algunos avances que prometen reducir bastante la temida eficacia de este mal en debilitar el organismo del enfermo y en prepararlo para que hasta un resfrío pueda llevárselo de este mundo… En esta área pueden ayudar también algunas terapias complementarias (mal llamadas alternativas). A mi me calma el organismo entero la música, sobre todo la cantada y acompañada con instrumentos no electrónicos.
Queda, por último, el escenario donde debe darse la madre de todas las batallas, aquella que sanaría la falla en el cerebro que se manifiesta en la forma que hemos ido descubriendo. He leído informaciones sobre este punto que hablan de investigaciones que estarían acercándose a una solución. De esto hablaremos más en un futuro próximo.

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