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miércoles, 21 de mayo de 2025

CHILE: LA CUESTIÓN NAVAL - POR MARTÍN POBLETE


Por Martín Poblete

En un día como este parece oportuno plantearse la situación de nuestra Marina con visión de futuro.  Actualmente, disponemos de 72 unidades entre naves de superficie y submarinos, de ese total diecinueve son barcos de línea, es decir de combate, sin perjuicio de considerar las cincuenta y tres restantes para operaciones de combate si las circunstancias así lo exigieran. 

La totalidad de estas naves tienen su trabajo de mantención y reparaciones en el astillero y maestranza naval de ASMAR/Talcahuano, en cuyas instalaciones ya se construyen rompehielos, transportes y naves auxiliares; esto no es menor.

La Escuadra como tal, los diecinueve navíos de combate, la componen ocho fragatas; tres lanchas misileras; cuatro patrulleros de alta mar, en otros tiempos llamados corbetas; y cuatro submarinos.  Las ocho fragatas, construídas entre 1986 y 1990 en  Gran Bretaña, fueron compradas usadas, cuatro en el Reino Unido, y cuatro en Holanda también de fabricación británica; de estas, cuatro alcanzan el final de su vida útil.   


La evolución de las tecnologías navales ha ido acompañada por sustanciales alzas en los costos de construcción.  Estados Unidos no construye fragatas, las compra en países de la OTAN de preferencia en Gran Bretaña, hace poco más de dos años los americanos solicitaron presupuestos a sus aliados por fragatas plenamente equipadas; el histórico astillero alemán Bolkhom Voss cotizó mil doscientos sesenta millones de dólares por unidad; el igualmente histórico astillero británico Vickers Armstrong cotizó mil ciento ochenta millones de dólares por unidad; el astillero español NAVANTIA (empresa pública), por una fragata sin las exquisiteces electrónicas de la guerra antisubmarina, cotizó novecientos cincuenta millones de dólares.  


Como es de toda evidencia, estos precios están fuera de nuestra capacidad de pago por el futuro previsible.   Nuestra opción va por comprar fragatas usadas de tecnología vigente, aprovechando el momento cuando los países productores incorporan cambios tecnológicos recientes a nuevos modelos dejando parcialmente obsoletos los inmediatamente anteriores, los cuales pueden ser útiles para nuestras propias necesidades. Los patrulleros de alta mar debiera ser posible construirlos en las instalaciones de ASMAR/Talcahuano, siempre teniendo en cuenta que construir barcos de guerra es asunto muy serio.

De los cuatro submarinos, dos han alcanzado el fin de su vida útil, y segura, conviene agregar.  

Por las exigencias de la operación de submarinos, no es posible comprarlos usados, este considerable gasto deberá enfrentarse por el próximo gobierno.  Alemania, Francia y Gran Bretaña, construyen submarinos convencionales de tecnologías probadas y vigentes; los submarinos de propulsión nuclear tienen costo de adquisición, mantención y operación, inalcanzables para nuestras finanzas.

Más allá de adquirir los navíos considerados adecuados a nuestras necesidades inmediatas,  de seguir contando con una fuerza naval capaz y confiable, está la discusión de qué clase de marina queremos tener  hacia el futuro, una centrada en la disuasión de un eventual agresor?  o bien otra enfocada en cumplir con el derecho de legítima defensa y protección de nuestro mar territorial.    

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